identidades incompatibles.

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Makoto se esmeró en dar su mayor esfuerzo en formar amistad con el heredero. Creyó ver algo detrás de aquella máscara que podría ocultar su verdadero sentir; no lograría explicar la sensación que le provocaba verlo a los ojos ni las razones por las que quería alegrar la estadía de ambos en la academia y, sin embargo, en sus planes rendirse no era una opción.

Solía seguirlo a todas partes, a las clases, al comedor, al patio, al gimnasio y de regreso a casa y aún así, jamás llegaban a una conversación donde ninguno hiriera al otro con sus palabras dichas sin pensarlo dos veces.
Teniendo eso en cuenta, seguía sin perder la esperanza. Al día siguiente continuaba con su saludo matinal y se sentaba a su lado, le contaba lo sucedido en sus vacaciones de hace dos años y anécdotas sin sentido, le compartía de su comida y le decía chistes sin gracia.

Creía que eran amigos, de verdad lo hizo, y la sorpresa que se llevó al entenderlo fue una de las peores que vivió.

Los intentos fueron en vano, pues en el antes y ahora, ser iguales nunca fue una virtud.
Sufrían de realidades distintas y formas de ver la vida insólitas por parte del contrario, sus gustos y personalidades juntas no llevarían a nada bueno y si lo hiciera, no duraría lo esperado.

Se aferró a la idea de darle la posibilidad de un amigo a Togami, pero, ¿alguna vez pensó en lo que ÉL quería?

oneshots: 𝗻𝗮𝗲𝗴𝗮𝗺𝗶 / thh.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora