El ser vergonzoso a la hora de demostrar cariño por medio del habla e incluso gestos era una de sus —según— únicas debilidades, de allí tal envidia que sentía hacía su novio que era tan abierto en esos temas.
Hace unos días fue invitado a la primera cita de ambos, sin embargo, debido a un problema de negocios con su padre, con lamento tuvo que negarse.
Ahora deseaba retomarla y ésta vez, ser él quien daría la iniciativa; buscar un lugar donde comer o simplemente pasarla bien cómo en las películas no parecía complicado, creyó.
De por si, siempre disfrutaban del tiempo juntos sin necesidad de estar haciendo algo en específico, mas, eso era lo distinguido a una cita. En las mismas, su objetivo era estar el uno con el otro por un tiempo definido.
Se equivocó al confiarse, ¿desde cuándo existían tantas ubicaciones en el mapa?
Restaurantes de comida china, occidental, buffet, comida rápida, saludable, chatarra, francesa, tradicional, gourmet; cafeterías rústicas, pequeñas, vintages, modernas, normales... ¡y aún faltaban por nombrar!
Era un dolor de cabeza elegir un lugar en específico sin correr el miedo de arruinar todo su plan. Lo último que quería era estropear su encuentro, otra vez.
Y aún siendo demasiado extremista, decidió optar por las cafeterías (con el conocimiento de lo mucho que las amaba Makoto) y estudiar las horas de apertura y cierre de todas de la ciudad, buscando la que se acomodaría a su horario; se verían a las tres de la tarde y podrían hacer lo que se les diera la gana hasta las ocho, pues aquella hora era la que la señora Naegi permitió llegar a su hijo y cómo máximo, a las nueve, claro que con una excusa de su tardanza.
Encontró el sitio que traería la salvación a su gran problema; la cafetería de gatos con servicio desde las doce de la tarde a las siete.
Los felinos del área eran mucho más que cariñosos, decían las reseñas; confiaban en cualquier cliente y se acurrucaban a su lado con facilidad. Y aún mejor, a base del menú que descargó en línea, poseían del postre y té favorito de su pareja.
Tenía planeado, luego de ello, caminar por la plaza cuando el sol se estaría poniendo y las luces coloridas de la fuente se encendieran.
Estaba confiado, más que confiado y sabía que ésta vez la equivocación no existía en sus pensamientos.
[...]
—Oh, está cerrado.
Tal y cómo una patada en el estómago.
Sorprendido, observó dentro del local, con la esperanza de que el cartel colgado fuese un error. No obstante, Togami no era conocido por su suerte.
Golpearse la cabeza contra el vidrio y romperlo sólo por el tacto sería la mejor decisión. Sufría vergüenza, la peor de su vida; el deseo de querer que la tierra tragase jamás se sintió tan fuerte.
Leyó lo escrito; decía que un pequeño imprevisto había sucedido y tuvieron que cerrar sus puertas al público por una semana. ¿Por qué le pasaba esto a él?
—Bueno, no importa —dijo el castaño, sin perder su alegría, dándose media vuelta y dedicándole una mirada dulce—. ¡Quita esa cara! Hay muchos lugares que podemos visitar, ¿o de verdad querías ver a los gatitos?
—Ehh... —no supo qué responder, seguía sin creerlo—, ¿podemos ir al baño?
—¡Sí, sí! Andando. —animó, tomándolo de la mano y buscando el lugar dicho por todo el centro comercial.
[...]
Entro al baño individual, mientras Makoto lo esperaba fuera.
Necesitaba tiempo para renovar su plan, pero las ideas no salían de su cabeza por más que lo intentara. Quizá la mejor opción sería decirle la verdad a su novio; preferiría que él decidiera el área de comida al que irían. Mas, su orgullo se lo prohibía y no podía hacer nada contra ello.
No podía dejar de pensar en lo mucho que le hubiera gustado ver a Naegi jugueteando con los felinos, ¡pudo incluso sacarle fotografías!
Parecía todo tan perfecto que ahora, en ésta situación, loco era no haber pensado en las probabilidades de que algo así sucediera; se descuidó, esa era la verdadera razón de sus problemas.
Un toque a la puerta llamó su atención; era el castaño algo asustado por lo mucho que tardaba dentro. Bromeaba diciendo que creía que Byakuya se había caído dentro del inodoro, algo muy infantil, sinceramente.
Salió del baño, sin haber realizado ningún avance en cuanto a qué cafetería u restaurante asistirían.
—¿Qué tipo de helado te gusta? —preguntó Makoto, nuevamente tomando su mano y caminado por el amplio establecimiento lleno de personas.
—No hay ninguno que me disguste. —replicó.
—Debe haber uno que sepa mejor que los demás, por ejemplo, el mío es el de menta. Aunque igual me gustan los demás.
—Los de fruta, supongo.
Los ojos del más bajo de iluminaron y de alguna manera, lo tranquilizó.
—Se me ocurrió una idea —empezó, sin terminar su paso—: por aquí a la vuelta, hay un lugar de helados artesanales, ¿esos son los que te gustan?
—¿Sí...?
—¡Perfecto! Entonces, apresúrate, de seguro está llenisímo.
La idea de ser el rubio quien daba la iniciativa se fue por el barranco, pero aún así, Naegi encontró la forma de pasar una bella primera cita a pesar del supuesto plan arruinado de su novio.
Decir "supuesto", ya que, psra él, nada parecía ser errado. Siempre pensó que la intención era lo que contaba y mucho más, si se trataba de Togami.
[...]
NA: gola gnte como estan??? yo como el hoyo pk xinyan no sale en el promocional
onda diceeen, q va a haber un evento cn ella i eso m hace mui felis ya q casi nunca la pescannn nn asi q chido q le den un poqito d reconocimiento. perooooo, banner culiao malo, encima q saldrá itto i d seguro ya no mxos tirarán en el d tartagkia (supngooo)
i personalmente yo kiero saltarme el banner w viene, ya x lo CHARRO que es i pk tngo intenciones d ahorrar pa xinyan ooo si sale dainsleif jugable, cosa k dudo, pero no hsy q perder ls fé(¿¿¿
es gracioso edtar hablando d genshin en una historia d danganronps pero pico es mi cnta y hablo lo q se m sslga del ❤️❤️❤️❤️
ah i no re-leí éste onehsot, nomás lo escribí i ya pk nose estoi d mal humor asi q no m webeen cn q si m equivoqué o algo si van a andar d burlones pdazos d jjkkkkfkjkkk
