manos congeladas.

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—Byakuya, tienes las manos muy frías. Más de lo normal. —dijo el castaño, en un tono preocupado.

A lo largo de sus dedos yacían varios rasgullos que ambos conocían a la perfección y con claridad se podían diferenciar sus venas.
La parte inferior de sus uñas poseían de un grisáceo tono púrpura, llegando al azulado.

—Te traeré una manta, espérame aquí.

Tras decirlo, se levantó de la piedra en la que estaba sentado y caminó por el basural en busca de lo que ayudaría a controlar la baja temperatura corporal del heredero.
Cuidadosamente, esquivaba los vidrios y elementos afilados del suelo, junto a los pequeños trozos de ropa desgastados y llenos de barro por la lluvia de hace unos días.

Encontró una tela que a simple vista se podría asegurar que no tenía ningún defecto y le intrigó la razón por la que la tirarían, mas, no se paró en pensar en ello y se devolvió al lugar no tan alejado del que venía.

Observó hacía todos los lados posibles; Togami se había ido, sin avisarle.
En cualquier otra situación, se enfadaría, pero ahora no estaba en condiciones cómo para pensar siquiera en hacerlo.
Gritó su nombre un millón de veces, caminando de extremo a extremo e incluso haciendo ruido tirando basura y piedras a cualquier dirrección.

—¿Naegi...? —preguntó una voz conocida a sus espaldas— ¿Qué estás haciendo en éste lugar?

Se trataba de Kirigiri, quien vestía formalmente. Y, con sorpresa, su rostro parecía preocupado y a la vez, decepcionado.

—Busco a Togami, ¿lo haz visto?

—¿Cuántas veces tendré que repetirlo? —empezó, en modo de regaño— NO está aquí, entiéndelo. Volvamos a casa.

La pelimorada intentó tomar su mano izquierda, sin embargo, antes de que lo lograra, dió un paso atrás.

—¡Estaba conmigo hace unos minutos! Sólo ayúdame a encontrarlo, fui a buscar una manta para él y desapareció.

—¿De qué manta hablas?

En efecto, la dichosa tela no estaba en sus manos.

oneshots: 𝗻𝗮𝗲𝗴𝗮𝗺𝗶 / thh.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora