Epílogo 2

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Wonwoo se valió de lo que le quedaba de conciencia, o simplemente fingió que tenía una. Sabía que había algo malo en él, algo que había desarrollado con los años.
Wonwoo no se atrevías a saber qué era eso que lo hacía sentirse vacío por dentro, pero tenía sospechas de que todo estaba en su mente, probablemente era la única cosa que permanecía en su mente.
Es que sentir algo para él era difícil, era casi imposible. La condición de no sentir absolutamente nada, no era tan buena como parecía. No podía arreglar eso, era demasiado tarde para él. A Wonwoo solo le quedo, pagar por todo el mal que había hecho.

- Puede empezar a confesar sus crímenes cuando escuche el pitido que indica el comienzo de la grabación. - La oficial desplazo la grabadora en la mesa del cuarto de escasa iluminación en el que Wonwoo procediendo a confesarse.

Confesarse, era una gran palabra para el ahora pelinegro. No creía en esa palabra, para él confesarse era para aquellos que sentían algún tipo de arrepentimiento. Wonwoo no se arrepentía de nada, no sentía nada.
Las bandas en las que estuvo lo entrenaron para ser así, algo en él lo tomo de maravilla.

- Mi nombre es JeonWonwoo, tengo veintidós años. Soy un ciudadano común y corriente. Dedicado guardaespaldas, me esfuerzo en lucir como uno y así es como la gente termina contratándome.
A nadie le interesaba él porque era tan bueno para entender a las mentes criminales o el porqué de mi bajo perfil. La verdad es que, no siempre fui un simple guardaespaldas, no siempre salvé la vida de los demás.
Hubo un tiempo en el que no fui exactamente un héroe, más bien, hubo un tiempo en el que fui exactamente un villano. Jeon, el pequeño Jeon.
Sí, estoy seguro que recuerdan mi nombre. Siempre que salía de un problema, me terminaba metiendo en otro. Fui un secuas con obediente, un ladrón ingenioso y un acecino efectivo. Ustedes recuerdan todo eso, así que no me iré a los detalles.
Sé muy bien que cosas he pagado y cuales me falta por pagar.
Sean sensatos en aceptarme, saben que este lugar es al que he pertenecido toda mi vida. No a un orfanato, no a un hogar substituto, no a un departamento. Saben por qué me entrego, saben incluso lo que he venido a cumplir, una sentencia por los homicidios que he cometido, diez en total, todos en una lista que escribiré a puño y letra. No especificare ninguno de mis clientes, porque yo, Jeon, simplemente Jeon, soy un profesional.-

La mujer se quedó en el aire unos segundos, las mentes criminales nunca dejaban de ser complejas.
Personas inteligentes, manipuladoras y sin sentimientos. La mirada de Wonwoo inclinada hacia delante, mostraba que estaba en la cima de algún trastorno emocional. -La grabación ha terminado, puede dirigirse a su celda.-

Wonwoo había pasado por el juicio en el que le dieron una buena cantidad de años en la cárcel. No se podriría en la cárcel, pero permanecería ahí por un buen tiempo. Lo que siguió fueron unos meses en los que se sumió en su celda, estaba muy bien sin ver el sol salir y ocultarse.

No compartía celda con nadie, los psicólogos no sabían cuál era su enfermedad mental y no se querían arriesgar a que matase a alguien. Los reos le temían, preferían no meterse con un acecino sin conciencia como él. Wonwoo no le apetecía matar a nadie, ni meterse con nadie. El solo mataba por dinero, no le importaba más nada.

Wonwoo siguió sus días en una prisión de máxima seguridad, pero un día simplemente llegaron a su celda para llevárselo a una prisión en Estados Unidos. Wonwoo no sabía nada de lo que las personas a su alrededor decían, solo se limitó a seguir comandos simples. Al llegar al país, fue llevado a una prisión de máxima seguridad, se le otorgo un traductor y fue entonces cuando empezó a entender la mente retorcida de las prisiones extranjeras.

La razón por la que Wonwoo había sido llevado a esa prisión, era para que le enseñase sus habilidades de tirador a policías.
Wonwoo no pidió nada a cambio, pero terminaron por reducirle los años de cárcel. Pasaba sus días enseñándole a policías que les temían a las armas, de manos temblorosas, de oídos muy sensibles. Wonwoo les enseñaba secamente, pero en el fondo, juraba que esos hombres no matarían ni a un simple canario.

Placer Vacío - MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora