Capitulo 10

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Pasó poco tiempo y logré independizarme, fui a vivir a la casa que acababa de heredar y logré, con consejos de mi abogado, cuidar el dinero y solo dejarme algo mensualmente para poderme administrar.

Aún debía acabar el colegio para así elegir si ir a la universidad o que hacer con mi vida pero opte por hacer cursos online para no alejarme de la casa.

¿Fue todo bien? Si, pero anímicamente estaba en el peor momento de mi vida.

Me enteré que mis padres se separaron, ella por su parte se fue a un crucero con un hombre menor que ella que según tengo entendido era su amante. Mi padre prácticamente hizo lo mismo. Por mi ya no se preocuparon, creí que todo mejoraría por primera vez.

No fue fácil vivir sola, había tantas cosas que no sabía cómo hacer y mi experiencia en la cocina era bastante limitada. Debía cuidar mucho el dinero para que me alcanzara por más tiempo en el que decidiera que hacer con mi vida. Por este momento debía acabar de estudiar y tomar algún curso de los pocos que mi ciudad ofrecía porque estaba claro que a la universidad sería imposible ir. Si bien mi futuro era incierto, por primera vez tenía esperanza de que todo pudiera mejorar.

Mis 17 años llegaron y nadie se acordó, tampoco era que había demasiada gente interesada en lo que a mí me ocurría. Además llovía, ni un paseo podía dar, tampoco era que había muchos lugares que frecuentar porque mi vida consistía en ir de la escuela a casa, a comprar, pagar cuentas.
Aproveché ese día para mantenerme ocupada ordenando mi poca ropa, hasta que encontré en el fondo de un cajón una pequeña caja. Admito que me dió curiosidad y la abrí. Había unas fotos antiguas, otras eran más recientes, dibujos, cartas.
La abuela guardaba unas pocas fotos de su juventud junto a su esposo que no conocí porque la vida se lo arrebató muy joven. También había fotos de cuando nací, una con mi madre siendo apenas una bebé y otras dónde estaba en brazos de la abuela, o durmiendo en mi cuna con tanta paz que hasta sentí envidia de no poder estar así ahora.
También ví un sobre con mi nombre y era una carta que mi abuela no llego a darle al señor Fernández para adjuntarla en el testamento.

Querida Solange
Si estás leyendo esto es porque yo ya no estoy.
Si te dejé todo lo poco que poseía es porque no había nadie más que lo mereciera y porque se que tu situación en casa junto a tus padres no era buena.
Enterarme de mi enfermedad fue algo tan difícil, pero más lo fue porque sabía que te estaba dejando sola. Espero algún día puedas perdonarme por no realizar los tratamientos, pero simplemente no quería pasar mis últimos momentos en un hospital y estar a tu lado de ese modo. Se que mis días se están acabando pero estoy en paz, se que tenés la madurez suficiente para afrontar la vida sin nadie a tu lado y que el dinero que te dejo lo sabrás aprovechar.
Mi ángel, recuerdo cuando tú mamá me dijo que estaba embarazada. No estaba feliz porque sabía que el bueno para nada de tu padre la dejaría y lo que menos quería era verla sufrir. Me alegre tanto cuando llegó el día de tu nacimiento. Tu madre no sabía que eras una nena, no te habías dejado ver nunca y todos creían que serías un varón.
Fui la primera en sostenerte en brazos, tu madre estaba tan agotada luego de tantas horas de trabajo de parto, que me dedique a cuidarte y admirarte. Eras tan hermosa y tan tranquila.
Antes de que tu madre se casara sabía que sufrías a tu manera, no tenías amiguitos, jamás invitaste a nadie a casa a jugar. Más tarde supe que te hacía mal no tener papá como los demás niños y que sufrías en silencio. Creí que cuando tú madre se casó que serías feliz, tendrías una figura paterna al fin pero me equivoqué.
Siempre te veía sola, cuando enfermaste aún más perdiste porque se lo crueles que los niños pueden ser con los demás. El perder a tus primos fue lo que más te hizo sufrir y aunque ellos no tenían culpa de nada, simplemente jamás volvieron a estar presentes.
El tiempo pasó e hiciste amistades, no podía estar más feliz de que al fin tuvieras a tu lado alguien para poder compartir tus sentimientos, aquellos que no eras capaz de decirme para no preocuparme. Pero también se alejaron o te distanciaste jamás lo supe. Se que no eras feliz, te veías tan triste y en más de una oportunidad me di cuenta que llorabas en silencio cuando nadie te veía. Hubiera dado todo lo que tengo por ayudarte en lo que sea que te ocurría pero jamás me lo dijiste.
Se que tuviste novio pero no llegué a conocerlo, fue todo demasiado rápido que en un abrir y cerrar de ojos ya no estaban juntos y luego de él nadie hubo.
A nadie le abrías tu corazón, se que intentabas ocultarte de los demás con esa ropa oscura que te veo usar cada día.
Lo que me duele de irme de este mundo es no poder estar a tu lado el día que te cases o cuando seas madre pero estoy en paz porque se que sos una excelente mujer con unos hermosos sentimientos, solo falta que te des cuenta.
Gracias por estar siempre a mi lado aunque ya mi salud no era la misma, gracias por cuidarme y jamás dejarme sola. Te amo muchísimo mi ángel.

Mi Destino InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora