Capítulo 36

1 1 1
                                    

Jacob
Un mes ha pasado rápidamente y de Solange no he sabido nada. Reviso mí teléfono y ni un mensaje suyo llega. Me han llamado y al atender no ha sido más que gente queriendo venderme cosas o diciéndome los magníficos beneficios de una tarjeta de crédito que no poseo ni me interesa poseer. Claro que no puede faltar la llamada de mí compañía de internet queriendo proveerme un mejor servicio, con mejor velocidad y no se cuántas cosas más; pero ¿De que me sirve mejorar mí internet si apenas estoy en casa? Exacto, de nada.

Las prácticas no a todos les fueron bien debo admitir y no me refiero solo a los que enfermaron y se encuentran aislados sino que muchos creyeron que sería fácil éste trabajo pero no lo es. Nada nos prepara para ver a la gente sufrir y mucho menos para ayudar a los profesionales con gente que sufrió un accidente de tráfico por ejemplo.
Algunos no soportan ver la sangre, y se preguntarán cómo diablos pueden desempeñarse en este trabajo, la respuesta es que no pueden y acaban abandonando.
La parte más difícil es ver morir gente cada día, gente con la que compartimos horas a diario, ver sus familias sufrir y no poder hacer absolutamente nada más por ellos, pero la muerte es parte de la vida aunque no nos guste aceptarlo.
Aquí estamos, siendo la mitad de los que comenzamos hace ya bastante tiempo. Acelerando nuestros estudios algunos de nosotros y otros bueno, a su ritmo.

Hoy vi a Sol, estaba igual que siempre con su pelo perfectamente recogido, prolijamente vestida con su uniforme y tan concentrada en sus tareas que no me vio al pasar por su lado. Cuánto me hubiera gustado acercarme y poder hablar para al menos saber cómo ha estado pero no pude hacerlo. Pensé buscarla a la salida pero la vi acompañada por un muchacho de aproximadamente nuestra edad, quise gritarle a él que se aleje de ella pero ¿Con que derechos? Sentí más celos de los que creí jamás sentir en mí vida, es más, ni sabía que era celoso hasta este día.

Solange
No podría haber elegido mejor trabajo que este, no es fácil pero ayudar a la gente es algo que realmente disfruto hacer y siento que alivia mis traumas.
Veo mujeres golpeadas o violadas más frecuentemente de lo que quisiera y puedo ver lo afortunada que soy de no haber acabado así, aunque me duele el corazón saber que no todas tuvieron mí misma suerte.
Se preguntarán qué más ha pasado en este tiempo y les diré de a poco. Sigo estudiando para rendir, he adelantado algunas materias y mis prácticas están bien, he aprendido mucho y puedo decir que hasta me siento orgullosa de mí misma.
Varios compañeros abandonaron y quedamos muchos menos que al inicio. Se que Jacob sigue porque aún escucho las risitas de algunas compañeras y los suspiros de otras al hablar del hermoso enfermero con el sexy tatuaje. Sus palabras, no las mías, aunque no podría estar más de acuerdo con ellas.
Deseo tanto decirle que lo extraño, pedirle de vernos, o al menos saber algo de él pero no me animo a escribirle ni a buscarlo porque simplemente no se que decirle luego de tanto tiempo. Ni tampoco se si quiera volver a verme. Se que me dio mí espacio pero también se que con la cantidad de admiradoras que posee para que querría verme justamente a mí.
Intento no pensar en él pero me es imposible, jamás lo olvidare. Fue mí primer hombre y no solo en la intimidad sino que en muchas otras cosas, y se lo valioso que es como ser humano, lo extraño demasiado. Se preguntarán por qué no lo busco y es que él y yo somos tan opuestos, y el es lo que toda mujer necesita y yo, solo soy una chica muy inexperta que busca su lugar en el mundo. Una desafortunada que no se siente capaz de tener una relación a largo plazo con nadie que no sea el, pero que a su vez con el no puede estar por miedo a no poder hacerlo feliz o no poder darle lo que necesita. Tiene tantas enamoradas que me hacen sentir poca en comparación.

Hoy vi a Adam luego de varios años, luce igual a como lo recuerdo solo que ahora ya es todo un hombre y no ese niño que una vez creí amar.
Nuestro encuentro fue en el hospital porque me tocó atenderlo. Curé unas heridas producto de un accidente que tuvo y debí ponerle además una inyección. Me reconoció de inmediato aún con la mascarilla puesta y me invitó un café para agradecerme por haberlo atendido. Luego de pensarlo un momento acepte porque no tenía nada de malo y quedamos en que me buscarla a la hora de salida.

Mi Destino InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora