Capitulo 2

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Los únicos amigos que tenía eran mis 2 primos que los veía las veces que iba de visita a la casa de mí abuela. Nico era el hermano que no logré tener y era apenas un año mayor que yo y Samanta a quien le decíamos Sami era 3 años mayor. Ir a casa de mí abuela era lo más emocionante, esperaba cada fin de semana para ir a su casa, era mí segunda madre y mis primos lo eran todo para mí pero desgraciadamente todo se acaba, por si fuera poco su madre tampoco quería que estén conmigo porque temia por su salud dado que según ella yo era una enferma y posiblemente contagiaria a sus hijos. ¿Patético no?
Por más que mis padres hablaron con mí tía para ella no fue suficiente, yo seguiría siendo una enferma para ella. Debí conformarme con ver a mis primos accidentalmente 5 minutos si por casualidad iban a casa de mí abuela cuando yo estaba. Jamás creí a esa edad llorar tanto pero de verdad ser discriminada en la escuela y luego por mí propia familia y ser hija única como comprenderán no ayudaba a mí situación.

El tiempo pasaba y mí vida era siempre la misma, sin amigos, sin nadie con quién hablar de lo que sentía y cada día más encerrada en mí burbuja de tristeza.

Mis 7 años llegaron y el cumpleaños fue inolvidable, estaban solo mis padres, mí abuela y los compañeros de trabajo de mí padre. Mirando las fotos de aquel día era imposible disimular mí tristeza, mí sonrisa era tan vacía y mis ojos estaban tan cristalizados por las lágrimas que procuro no mirar esos álbumes de fotos. Y por qué estaba así? Bueno de más está decir que mis compañeros de clase nunca llegaron y mis primos que eran los más importantes de mí vida tampoco.

Otro año de clases llegó y al fin las medicaciones para mí epilepsia estaban surgiendo efecto por lo cual ya no convulsionaba ni me desmayaba, ¡¡¡gracias a Dios!!! Y logré hacer 2 amigas, todo un logro con lo introvertida y triste que era. Sus nombres eran Micaela y Lola. Creo que las 3 nada en común teníamos pero nuestra amistad funcionaba.

Todo marchaba más o menos bien en mí vida, al menos ya no estaba tan triste como lo era antes de mí amistad con las chicas. En casa nada material me faltaba pero mis padres no eran los más presentes en mí vida o los más interesados en mí parte sentimental. Para ellos mientras tuviera ropa y comida su trabajo estaba realizado como padres, que gran error.

Mi Destino InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora