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La vida es una mierda

Ese pensamiento era recurrente en la cabeza de un azabache, quien se encontraba abriendo los ojos con pesadez. No tardó mucho para que el dolor de una resaca se hiciera presente, además del dolor de su cuerpo por haber tenido una noche tan dura en el departamento.

Se levantó de la cama, camino despacio hasta llegar al baño, tan blanco y brillante que molestaba a la vista de alguien recién despierto. Se miro en el espejo; su cabello negro estaba más alborotado, más de lo usual, sus ojos azules resaltaban con intensidad gracias a las ojeras, su pálida piel tenía algunas marcas en el cuello.

Con un pesado suspiro cerró los ojos, se despojó de sus ropas y se metió a la bañera, una vez terminó de ducharse procedió a salir del lugar para colocarse algo cómodo. Solo una camiseta negra con unos jeans era suficiente, de todas formas no saldría del departamento.

Se dirigió al cuarto contiguo, su compañero de piso ya estaba despierto; el chico se encontraba sentado en el borde la cama, casi buscando el sentido de la vida.

- Hey, Kenma... - llamó el azabache, despertando de un salto al de cabello bicolor- Vas a comer algo? Prepararé hot cakes con frutas

- Está bien... Después de todo, Akaashi hace los mejores hot cakes - respondió monótono el mitad rubio

Él mencionado suspiro -No has comido hot cakes de otras personas, no puedes comparar - Aclaró

- Cocinas bien... Al menos mejor que esa mujer.... Y mejor que yo - Dijo lo último con un pequeño puchero.

El más alto solo rió, se alejó del lugar para caminar a la cocina y comenzar a cocinar. Al cabo de unos minutos llegó el más bajo, comenzando a preparar la mesa para que pudieran comer.
La comida no tardó mucho, como siempre, los hot cakes del menor tenía manzanas.

- Si que me conoces... - mencionó el menor, sorprendido, ya que está vez no aclaró que fruta quería

- Te gustan las manzanas... Siempre me pides que los cocine así - aclaró el contrario, mientras se llevaba un pedazo de su comida a la boca

Se encontraban comiendo en silencio, hasta que un pequeño ruido llamo la atención del oji azúl. Un pequeño sonido de molestia le hizo posar la mirada en su contrario, él cuál, parecía estar maldiciendo a regaña dientes

-.... Te pasa algo? - Cuestionó

- Pff... Recuerdas que me despidieron de la tienda de mascotas? - Pregunto el menor, a lo que el mayor asintió mientras comía - Encontré trabajo en otro lugar... A las diez es la entrevista .- aclaró

- Eso explica porque no te ves como un vago - dijo con una pequeña risa

El menor solo rió sarcásticamente.

- Kenma... Debes comer algo, no puede ir con el estómago vacío

Él de ojos dorados miro su plato, no eran tantos hot cakes como tenía el plato de Akaashi, pero aún así, no había dado más de cuatro bocados. Era un comportamiento normal que Kenma casi no comiera, pero desde que tuvieron que estar en el hospital por la gravedad de su anorexia Akaashi se había propuesto que por lo menos desayunara y cenara.

- Pero no tengo-

- Prometiste que desayunarias...- cortó en seco a su compañero - ...No lo comas todo, pero al menos la mitad .- Pidió con un rostro de genuina preocupación

El menor acepto, con dificultad comió un poco más... Por lo menos había devorado un poco más de la mitad de la torre de hor cakes.
Akaashi le sonrió satisfecho, no quería presionar a Kenma, pero sabía que si no cuidaba más su salud traería consecuencias peores.

- Iré a preparar unas cosas antes de irme - Mencionó, con una voz tan floja que parecía estar recién despertando, lo habitual del chico semi rubio

Al poco rato el semi rubio ya se había ido. La mañana de Akaashi parecía ser tan aburrida, tendría que limpiar el desastre que había dejado después de beber tanto en la noche. Sin dudar más se dispuso a limpiar, cada vez que estaba lucido podía limpiar y hacerce cargo de las cosas... Por suerte no dependía de ninguna sustancia muy fuerte, además de fumar, pero tenía un buen autocontrol con el tabaco o con cualquier droga en general.

Akaashi a simple vista parecía alguien educado y correcto, eso no era todo falso, pues sí era educado pero la correcto iba lejos de su persona. Las drogas y el alcohol se hicieron presentes en su vida a los 13 años, por lo que nunca tuvo las mejores juntas. Todos los compañeros que tenía en aquel tiempo tenía ciertos vicios... Pero uno de sus mejores amigo le había presentado uno de los vicios que dependía totalmente, Suna Rintaro le habló de la autolesión, una vez que Akaashi lo hizo no pudo parar... Tal vez ese era su mayor vicio.

Aún así, el no consideraba muy grave su dependencia a la autolesión. Creía que no era algo importante, ya que tanto Kenma como Suna lo hacían u no parecía tener una concecuencia grave... O eso pensaba el azabache.

Una vez terminó de limpiar sé lanzó al sofá, encendió el televisor y procedió a buscar alguna cosa interesante... Por lo visto no había nada bueno en la tele, por lo que leer se hacía una idea mucho más reconfortante, el problema es que ya había leído todo lo que había en el departamento.

- Justo hoy no tenía intenciones de salir - Susurró para sí mismo.

Guardo su dinero, teléfono y llaves, tomo un abrigo café con cuadros del perchero, cerca de la entrada, y se dispuso a salir.

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Kenma se encontraba ansioso, siempre se ponía así al estar rodeado de gente desconocida. Le sudaban las manos y podía parar de mirar cada tanto el reloj, esperando a que se diera la hora de su cita.

La sala en la que estaba esperando tenía las paredes blancas, el suelo era de una textura que asimilaba a la madera, habían plantas adornando el lugar, varias ventanas, también había una buena distribución de sillas y un par de sofás.

El sonido constante del reloj lo ponía cada vez más ansioso. Trataba de formular una conversación en sus pensamientos, para evitar quedarse en blanco cuando tuviera que hablar, pero no podía concertarse del todo.

- Kozume Kenma, por favor, acérquese - llamó una mujer

Él mencionado se levantó de su silla, acercándose a la elegante mujer mayor que le había llamado. Una señora de, al menos, unos 50 años, lucía un traje formal blanco, además de bastante joyería.

Kenma trago pesado una vez cerca de la mujer, las manos le sudaron de más. Cierto era que el chico no soportaba mucho hablar con desconocidos, pero no podía controlar toda la ansiedad cuando se trataba de una mujer, mucho menos sí era una mayor.

- Kozume Kenma? - Preguntó, él chico afirmó y la señora continúo- Pase por favor

La mujer se movió a un lado de la entrada y dejo entregar al chico a la oficina, está era grande y espaciosa, los muros blancos hacían resaltar aún más los sillones y sillas negras. Kenma avanzó a paso lento, tratando de poder mantener su mente centrada en la situación. Pero el dulce perfume de la señora le hizo recordar algo desagradable, no podía quitárselo de la cabeza.

- Kenma!

El chico volvió a la tierra al escuchar su nombre, aquel que lo llamaba con un tono tan característico. ¿Podría ser... O estaba soñando de nuevo?

Levanto la cabeza para comprobarlo, frente a él estaba la figura de un hombre, con traje negro y su característico peinado de no haber salido de la cama. La cara de Kenma se iluminó, ahora sí estaba muy relajado.

- Kuroo...

Adicción [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora