"Mi Vecino, Toji Fushiguro" || [JUJUTSU KAISEN X TOKYO REVENGERS]

003: "𝐓𝐑𝐎𝐏𝐈𝐄𝐙𝐎𝐒"

"En esa noche donde el cielo se hacía infinito solo para nosotros"

***

—¿Puedes callar tu maldito escandalo, mocosa? Quiero descansar— escuché la voz grave de Toji recargado en el marco de mi puerta.

—¿Qué carajos te pasó?— cuando pude enfocar mejor mi vista vi al azabache cubierto de sangre en la cara y con una mano agarraba una parte de su abdomen, también estaba sudando y respiraba lenta y pesadamente.

—Eso no te importa, solo deja de hacer escandalo—

—Te acabo de preguntar que mierda te pasó— lo jalé de la camisa al momento en el que intento irse. —Toji no te ves bien—

—Ya sé que no me veo bien, estúpida— bufó

—No me refiero a eso imbécil, conozco como se ven los golpes y puedo notar que estas herido— le solté la camisa.

—No es tu asunto así que no te metas— trató de volver a irse pero esta vez lo tomé de la muñeca.

—Sé que no es mi asunto pero te ves jodido, déjame ayudarte—

—¿Por qué aceptaría tu jodida ayuda?—

—Porque cuesta tener que curarte las heridas solo... Aunque no lo parezca soy una buena persona, deja que te ayude— no sabía si era el alcohol o lo sensible que me sentía lo que me hizo querer ayudarlo, aún así, creo que él vive solo al igual que yo y curarse a sí mismo iba a ser complicado.

—Intenta algo y te mato— dijo a la par de que se daba la vuelta hacía mi puerta, le di una sonrisa ladina y me coloqué detrás de él empujándolo con suavidad dentro de mi departamento.

—Lo peor que te puedo hacer es molestarte con chistes malos— solté una carcajada al mismo tiempo que él comenzó a caminar.

POV Toji

—Mierda— reí con ella al escuchar su respuesta. Lo peor es que era verdad, lo peor que podría hacer era molestarme con sus comentarios poniendo en un hilo mi paciencia. 

Entré a su departamento, olía a lavanda mezclado con leve olor a tabaco, bastante espacioso.

—Es por acá, sigue caminando derecho— pronunció mientras me empujaba de manera suave por la espalda.

Caminaba lento y pesado, me habían herido en un trabajo por un descuido, el cansancio y el dolor no ayudaban mucho.

Entramos a la habitación que estaba al fondo del pasillo, la habitación tenía una ventana grande que daba directo a la calle, era color verde oscuro y en una esquina estaba un enorme piano, tenía una botella de cerveza y unos cigarros encima.

—¿Tú estabas tocando?— pregunté al recordar el ruido alto.

—Si, ¿de verdad se escuchaba tan alto?— pronunció al ras de que me hizo una seña con la mano diciendo que me sentara en la cama junto a la gran ventana.