Lo mejor esta por llegar.

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Parecía que llevábamos meses sin dormir, habíamos quedado a las doce con Diego y Pedro para recogerles e ir a la playa, pero como de costumbre Astrid y yo llegaríamos tarde, ya que eran las doce menos cuarto y nos estábamos levantando de la cama, no nos habíamos enterado de que el despertador llevaba sonando cosa de dos horas...

Avisamos de que llegaríamos un poco más tarde y Pedro, como siempre, sé quejó y siendo sincera, con razón...

Preparamos las cosas, nos preparamos y con las mismas nos pusimos dirección casa de Pedro.

-Enertiz, cariño, el día que me llegues a la hora te voy a dar un premio -Dijo Pedro con tono enfadado

-Yo también te quiero mucho -Le dije dándole un abrazo

Diego estaba más dormido que despierto, es más, se quedo dormido en el camino, no sé ni como, porque siempre acabo cantado mientras conduzco, y como una loca además...Siempre me han dicho que llegará un día en el que tanto cantar acabe tendiendo un accidente, pero hasta ese día...

Aparcamos el coche y nos encontramos con Martina en la playa, ya tenía hasta reservado el sitio para todos, la verdad es que la playa estaba bastante llena, para ser por la mañana y un día de diario...colocamos las toallas y como manía o costumbre acabamos yendo a el agua..

-Venga Enertiz, métete de una vez- Me dijeron todos gritando

-Eh, ni en vuestros sueños, el agua esta helada, ahí disfrutéis que yo me voy a dar un paseo.

No me había alejado ni diez pasos cuando tenía unas manos agarrándome por la cintura y cogiéndome en brazos.

-No sé quien eres pero suéltame, estas helado-Dije gritando

-Es lo que tiene tener que salir a buscarte, preciosa.

-¿Diego?

-El mismo.

-Vale, ahora suéltame por favor.

-No hasta que vengas conmigo al agua

-¿Y si no quiero qué...? ¿Me vas a obligar tu?- Le dije entre sonrisas y tono burlón.

-No, te voy a meter yo, que es diferente- Me decía entre risas

-Diego, pídeme lo que quieras menos eso, por favor o al menos déjame entrar sola.

Nada más soltarme, eche a correr, mientras el corría detrás de mi como dos niños pequeños, gritándome que me acabaría alcanzando y que sería mucho peor, yo, le hacía burla desde lejos, aún sabiendo lo acabaría haciendo, pero que acabaría por no meterme en el agua, que soy como una niña pequeña, que siempre acaba saliendose con la suya y entonces, sentí su mano agarrando la mía y haciendo que me pare en seco chocándome contra el.

-Cuidado bruta, te harás daño- Me dijo acariciándome la cara y le dí un beso en la mejilla- eres peor que una niña pequeña.

-Lo sé -Le dije mientras me reía y le suplicara que parase de hacerme cosquillas.

-¿Y si les dejamos ahí y nos vamos a dar un paseo, me cuentas lo de ese ex tuyo al que Pedro tiene tanto asco, como es que has decidido irte a California..?

-¿Por qué tengo que ser yo la que cuente?

-Entonces, nos contaremos los dos. Vamos, te llevaré a un sitio.

El diario de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora