Capítulo 4

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Beomgyu estaba sentado frente a su jardín, echándole fertilizante al mismo con moderación.

— ¿Dónde está Min-jeong? —preguntó el castaño a su esposo.

— En su habitación. Iré al supermercado, ¿necesitas algo?

Negó—. Ten cuidado.

El pelinegro asintió, besando la frente de Beomgyu antes de partir.

Se levantó de su lugar caminando hacía donde estaba la manguera, abrió la llave y volvió con la misma a regar su jardín. El inusual olor a humo lo hizo detenerse, giraba la cabeza en todas las direcciones visibles, buscando el lugar donde provenía el olor, deteniéndose en su casa; la cual estaba en llamas.

Soltó la manguera viendo estupefacto como las llamas consumían su casa y el humo salía por montón.

— Min-jeong —musito saliendo de su estado de shock, corriendo hacía adentro.

El lugar era un caos, las llamas y el humo le impedían ver por dónde caminaba. Comenzó a toser mientras gritaba el nombre de su pequeña, buscándola, temiendo que algo le pasara.

— ¡Min-jeong, sal pequeña! —exclamó poniendo un pie en el primer escalón que daba al segundo piso.

Sujetándose de la baranda y de algunos escalones empezó a subir. Observaba como el cielo falso se caía en pedazos, su respiración se debilitaba y el humo cada vez le impedía ver más.

— ¡Min-jeong! —llamó llegando al inicio del pasillo, siendo traicionado por sus débiles piernas que lo hicieron caer al suelo.

Comenzó a arrastrarse por el pasillo, buscando la habitación de su pequeña hija. Sentía que se desmayaría en cualquier momento por la cantidad de monóxido de carbono inhalado y la falta de oxígeno limpio en sus pulmones. Comenzando a sentirse mareado, se dejó caer totalmente al suelo.

— Min-jeong... —musito antes de desmayarse.

Beomgyu —escuchó a lo lejos una voz que lo llamaba—. Beomgyu, despierta.

— No... ¡Min-jeong!

Finalmente abrió sus ojos, observando a Yeonjun en medio de la oscuridad, siendo vagamente iluminado por la tenue luz proveniente de la pequeña lámpara sobre la mesita de noche.

— Amor, ¿qué sucede? —preguntó poniendo una mano en su brazo, el castaño se sentó, sintiendo sus ojos picarle. Llevó su mano a su frente, la cual estaba empapada en sudor.

— No pude salvarla Yeonjun —sollozo abrazando a su esposo—. La casa se incendiaba, Min-jeong estaba adentro... Y-Yo-...

— Fue un mal sueño amor —murmuró poniendo su mentón sobre su cabeza—, tranquilo.

— No pude llegar, Yeonjun, la dejé morir.

— Cariño, fue una pesadilla, tu mente te hace pasar malas jugadas y te afecta de sobremanera —beso su frente.

— No fue una pesadilla Yeonjun... —murmuró, viendo al pelinegro con sus ojos cubiertos por una ligera capa de lágrimas—. No pude salvarla y mi maldita cabeza no deja de recordarme que no pude hacer nada por ella —sollozaba.

Yeonjun lo atraía hacia su pecho, acariciaba su cabello con una mano y con la otra lo sostenía. Sentía las lágrimas del castaño mojar su camisa y como sus sollozos cargados de sufrimiento salían de sus labios.

Comprendía que la muerte de Min-jeong le afectase más, desde el día uno, Beomgyu se había encargado de ella; estaba pendiente de la hora en la que tenía que comer, la hora de su siesta, le emocionaba buscar ropa bonita para cambiarla cuando terminaba de bañarla. Beomgyu estuvo más al pendiente de ella que cualquiera, incluyéndolo.

Le Jardin || Yeongyu [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora