— Me alegra tanto que estén aquí —decía la señora Choi separándose de Beomgyu luego de abrazarlo—. ¿Cómo estuvo su viaje?
— Estuvo bien, no lo sentí tan largo como la última vez —respondió el castaño.
— Eso fue porque dormiste gran parte del camino —añadió Yeonjun estirándose, sintiendo la espalda entumecida.
— Deben estar cansados, mis niños. Yeonjun, ve a dejar las maletas a su habitación en lo que yo sirvo el almuerzo.
— ¿Qué? —dice el pelinegro entreabriendo la boca.
— Como escuchaste, cariño.
— ¿Por qué siempre que venimos parece que tu hijo es Beomgyu y no yo?
— Yeonjun, ya eres un adulto, no tienes edad para hacer berrinches —responde la señora Choi poniendo sus brazos en jarra.
— Mamá, tu favoritismo con mi esposo duele —dice el pelinegro poniendo una mano sobre su pecho mientras hace una mueca fingiendo agonía.
— Tú no eres el que está cargando una enorme panza de siete meses, Beomgyu debe estar cansado y no solo de soportar a su dramático esposo.
— Que curioso, de los dos él dramático es otro.
— Ya, ya, deja de llevarme la contraria y apresúrate antes de que la comida se enfríe. Siéntate, cariño —le decía a Beomgyu palmeando el lugar vacío a su lado en el sillón—, cuéntame, ¿cómo te has sentido?
— Gracias al cielo la etapa más difícil terminó, vomitar todo lo que comía fue la parte más horrible del embarazo.
— Te comprendo perfectamente, ¿has tenido antojos?
— Muchos.
— Cuando estaba embarazada de Yeonjun lo que siempre comía era comida rápida, mayormente hamburguesas.
— ¿De verdad? A mí siempre se me antojan cosas dulces pero al final Yeonjun siempre se termina comiendo todo porque me dan nauseas una vez pruebo un poco.
— ¿Ya han pensado un nombre para el bebé? —preguntó la pelinegra mayor.
— Lo hemos hablado un par de veces...
— En las que no se queda dormido, lo cuál, no es tan a menudo —lo interrumpió Yeonjun entrando a la sala de nuevo.
— Yeonjun, te he dicho muchas veces que es de mala educación meterse en conversaciones ajenas —lo regañó su madre una vez estuvo sentado en el sillón.
— Estás hablando con mi esposo sobre mi hijo y sobre mí, si escucho mi nombre es motivo suficiente para meterme.
— Entonces cariño, ¿no han pensado en un nombre todavía? —se giró la señora Choi para ver al castaño, quién soltó una pequeña risa al ver a la madre de su esposo ignorarlo épicamente.
— No, señora Choi.
— Bueno, deberían ir pensando en uno desde ya, el tiempo pasa volando y cuando vean ya tendrán al pequeño corriendo de un lado a otro por toda la casa.
La tarde transcurrió con normalidad, siempre que iban de visita a la casa de los padres de Yeonjun, Beomgyu acostumbraba a hablar con la señora Choi mientras ésta le enseñaba puntadas para coser. Pero está vez, el sueño pudo más con el castaño, quién cayó rendido sobre el sillón con su cabeza recostada sobre las piernas de su esposo.
— No han cambiado para nada —decía la mujer en un tono de voz menor, cuidando no ser escandalosa al hablar.
— ¿A qué te refieres mamá?
— Recuerdo perfectamente cuando regresaban de jugar al terminar la escuela, mientras me contaban sobre cómo había estado su día, Beomgyu se acurrucaba en el sillón y a los cinco minutos quedaba inconsciente.
Yeonjun soltaba un pequeño suspiro, curvando sus labios en una media sonrisa.
— Y yo juraba poder verlo por horas sin apartar la mirada porque él siempre ha sido la vista más hermosa que mis ojos pueden apreciar —lleva una mano a su cabeza, pasándola sobre las hebras castañas del menor, observando a detalle su rostro. Se veía siempre tan tranquilo cuando dormía—. ¿Es así cómo se siente enamorarse? Admiras cada faceta de la persona que amas, los pequeños detalles que posea los encuentras preciosos, aún por más absurdos que sean.
— Tú siempre lo amaste, cariño, todo lo que lo hace ser él sientes que es precioso y especial.
— Lo amo incluso mientras duerme, aunque a veces sea tan ruidoso con sus ronquidos —la mujer ríe negando con la cabeza, devolviendo su atención a su costura.
— ¿Sabes por qué? —preguntaba, Yeonjun alzaba la mirada para verla a los ojos— porque su amor es puro, igual de inocente que cuando eran jóvenes.
— Mamá —el pelinegro ríe bajo y desvía la mirada, sintiéndose avergonzado.
— Es la verdad, tu padre y yo sabíamos que tus sentimientos hacia Beomgyu eran reales cuando tomaste el valor de venir a hablar con nosotros cuando su padre le dio la espalda. Cualquiera pudo haberlo dejado a su suerte, pero tú no lo hiciste. También cuando te enfrentaste a los tipos malos que lo agredían en la escuela, importándote poco salir mal herido y claro, esas son solo unas de las muchas cosas que has hecho por amor.
Poco después la mujer se levantó de su lugar y caminó hasta su habitación, dejándolos solos. Yeonjun se preguntaba qué habría sido de su vida si el castaño nunca se hubiera cruzado en su camino, porque después de tantos años conviviendo juntos, no se imagina a nadie más en el lugar de Beomgyu.
— ¿Junnie? —escucha la voz del castaño y desvía sus ojos de la televisión para mirarlo.
— ¿Qué sucede, mi amor?
— ¿En que piensas?
Yeonjun sonríe—. En lo afortunado que soy de amar a un hombre como tú.
La manera en la que Yeonjun ha cuidado a Beomgyu es demasiado cute 😭💕
¿Adivinen qué? Hoy Le Jardin cumple UN AÑO de haber sido publicada, es que yo todavía no puedo creer que está sea la primera historia que vaya a finalizar y tampoco que tendría tanto apoyo y para celebrar decidí evadir mis otras responsabilidades y actualizar.
En fin, estén atentxs porque el siguiente capítulo es el epílogo, preparen sus pañuelos porque van a llorar pero de ternura (o no)
— Rosie.
(Corregido 2022.12.07)
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Le Jardin || Yeongyu [✓]
Fanfiction❛ 𝐘𝐄𝐎𝐍𝐆𝐘𝐔 | Beomgyu y Yeonjun perdieron a su hija una noche en un trágico incendio, Beomgyu vive con el recuerdo de su pequeña todos los días y para no caer más profundo en su depresión, decide trabajar en su jardín; el cuál quedó destruido l...