Juvia Lockser es una mujer de 28 años que trabaja en una chocolatería-cafetería "Fairy Hills" con sus amigas Lucy Heartfilia y Levy McGarden, teniendo una vida tranquila junto al amor de su vida, su hijo de 8 años.
Su vida se desordena al atropellar...
―Gray-sama, ¿dónde va? ―Juvia ve que se levanta de su lado, cambiando a bajar la estatura hasta su rostro.
―Volveré pronto ―responde sin darle la oportunidad de protestar. Entiende que no puede dejarla sola, pero sus sospechas las tiene que solucionar ya―. Debo solucionar algo. Volveré pronto, estaré contigo aquí todo lo que queda del día y hasta la noche.
― ¿Qué tiene qué solucionar? ―ante su pregunta, él no responde.
Gray esconde el rostro bajo sus propios flequillos oscuros. No le dirá si no lo confirma. No asegura si lo hará si resulta ser cierto.
Se inclina a darle un beso en los labios, acariciándole suavemente bajo la oreja y deslizando las yemas de sus dedos por el cuello, hasta alejarse e irse del hospital.
Volverá.
Juvia confía. Sea lo que sea que tenga solucionar, su instinto le dice ser referente al accidente.
Cierto, no ha llamado a su madre. Cuando regrese a casa, no encontrará a nadie.
❄ ❤ ❄
Regresando de donde había salido hace una hora con el alma en un hilo, pasa de largo sin escuchar las interrogaciones de Natsu, del por qué se fue así y por qué Lucy no le contesta el teléfono.
Su único enfoque es su padre.
Sube por el ascensor hasta el piso ocho. Sale una vez que las puertas se abren, observando a su punto fijo; la puerta número treinta y nueve.
Abre, ni siquiera se molesta en abrir, oyéndolo al teléfono.
―Nunca te pedí eso, ¿estás demente?
― ¿Con quién hablas? ―Gray cierra la puerta resistiendo el impulso de gritarle y fruncir el ceño hasta hacerse daño.
Silver no notó su llegada por estar pendiente de la llamada que lo tiene nervioso. Y mucho más, con Gray aquí. Se tensa y traga saliva detrás del escritorio.
―Con nadie.
El menor lo inspecciona en silencio, viéndole la mandíbula tensa y que cada segundo que pasa se esconde más en el escritorio.
―Por favor, dime que no fuiste tú. ―cierra los ojos, rezando estar equivocado.
― ¿De qué hablas? ―su voz tiembla en el final. Sí, está nervioso por algo.
Gray abre los ojos.
―No eres culpable del accidente del hijo de Juvia. ―su corazón late rápido.
La atmósfera cambia, es más pesada y asfixiante.
Los segundos pasan y no hay respuesta.
El silencio otorga.
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