2- Regreso a clases.

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- Quiero ir.

- Y yo dije que no.

Me encontraba en el auto con Gadiel, suplicándole que me dejara ir a la fiesta de esta noche, más bien, la fiesta de bienvenida que hacen los estudiantes.

- Estarás ahí, ¿qué tiene de malo que vaya?

- Si estaré, pero no quiero estar pendiente de ti hasta de cuando respires. Papá me mata si sabe que te llevo a prácticamente una orgía.

Eso sí, las fiestas de la escuela son literalmente coger, beber y drogarse, "un clásico".

- Pero no me quiero quedar sola en la casa - digo con decepción en los ojos.

Me hago la destruida y la frágil, tratando de provocar algo en él y si lo logro.

- Eres deprimente. Bien, pero no te apartarás de mi lado.

- ¡TE AMO! - digo acercándome a él desde el asiento del copiloto para regalarle un fuerte beso en la mejilla.

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La noche cae, y ya le había avisado a Dess que iba a ir. Escogí una ropa no tan extravagante; era un vestido negro muy corto y me puse unos tacones altos, lo suficiente para no verme tan pequeña. Mi pelo suelto y un poco de maquillaje y listo. Una ropa simple, pero estuve casi tres horas arreglándome, típico de mí. Escucho a Gadiel llamarme y pongo mis pies en marcha.

Me sentía diva mientras bajaba las escaleras, pero... damas y caballeros, solo pude sentir mi trasero estrellado contra el piso.

"Así es... me acabo de dar la caída de mi vida".

- ¡Andi?!

Solo veo a mi hermano entrar por la puerta que indicaba la cocina y junto a él a Jacob con un cigarro en manos. Ambos se asustaron cuando escucharon un "PUMM..." dentro de la casa, pero luego se tranquilizan cuando me ven en el piso, y yo con la vergüenza en la cara.

Se los juro que hasta que no me rompa las dos piernas, no dejaré de caerme.

- !Vas a matarme de un susto, Andromeda! - veo cómo mi hermano pone la mano en su cabeza y se voltea para seguir con lo que estaba, dejándome tirada.

Hasta que Jacob se acerca a mí y me ayuda a levantarme, trato de estabilizarme con los altos tacones.

¡QUÉ VERGÜENZA!

Probablemente esté toda roja frente a él; sentía mis manos hervir y mi corazón a mil por horas. Mis ojos encontraron los suyos; era tan hermoso, ¿cómo diablo puede ser una persona tan deseable?

Él era tan serio, pero a la vez tan sexy; su rostro solo traía emociones cuando era necesario, su pelo rubio, sus ojos tan profundos y su cuerpo, mierda.

Siento su duro cuerpo junto al cuerpo tan frágil mío, mi mirada no se separaba de la suya. Fui acercando mi rostro más al de él, mientras trataba de estabilizarme y aún con tacones no podía ni rebasar sus ojos; estaba a punto de agarrarlo con fuerza y pegar mis labios a los suyos.

Pero...

- ¿Estás bien? - Me pregunta, con su voz tan gruesa y sexy.

Probablemente, son las hormonas de las vírgenes... ¿No?. Mi entrepierna la siento apretada y un ardor que me quema, pero me gusta. ¿QUÉ ES ESTO? Dios...

- E-stoy bien .... ¿y tú?

Acaso le acabo de preguntar ¿y tú?, este pone una cara incrédula.

Andromeda ⒸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora