Capítulo 53

278 28 0
                                    

El presidente Rose apareció en las pantallas.

Todos nos quedamos callados ante el mensaje que dio.

—Lionel, me alegran que puedan presenciar la invocación de la Segunda Negra Noche. ¡Todo por Galar! Pero debo de admitir que es más energía de la que esperábamos...

Todo el estadio comenzó a temblar dejando ver una luz roja salir de la mitad del campo.

—Te lo advertí Lionel... Si me hubieras hecho caso nada de esto habría pasado...Todo es culpa tuya...

La gente comenzó a correr desesperada.

—¡Iré por Gloria! —el gritó de Paul fue un zumbido antes de que corriera hacia la sala de espera.

—¡Nerio! —grité al chico bicolor—. ¡Debemos desalojar a la gente!

—¡Ya lo sé! —me respondía mientras mantenía la salida de su lado con calma.

Era demasiada gente y no me sorprendía que los demás líderes de gimnasio estuvieran desalojando el lugar, nuestro espacio estaba vacío por fin, corrí hacia los chicos.

—¡Lionel! —grité llegando a él.

Su cara estaba llena de furia y también algo de culpa, los chicos iban atrás de él.

—¡Me reuniré con Roy para ir a Ciudad Artejo! —gritó llegando a mi lado—, mantengan a todos a salvo.

Con un beso rápido en mi frente se despidió sin darme a tiempo a hablar con él.

—¡Debemos ayudarlo! —vociferó Paul nervioso viendo como su hermano se hacía responsable de todo.

—Lo sé, pero no tengo idea de qué demonios este haciendo el Presidente Rose con tanta energía.

También estaba preocupada por la situación, me mordí el labio el sonido de la gente aun se escuchaba.

—Tenemos que irnos —dije mientras corríamos a la salida.

—¡Tengo una idea! —gritó Gloria mientras andábamos—. ¡Víctor, Paul!, ¿Recuerdan la leyenda? Había dos héroes, si lo que el presidente quiere hacer es crear la Negra Noche entonces también podemos pararla.

Un rugido a las afueras de la ciudad hizo temblar todo.

—¿Qué con eso? —preguntó Víctor sin entender a su herma.

—¡Los pokemon que vimos en pueblo Yarda! —dijo Paul dándose un golpe en la frente—, Necesitamos a Sonia, seguramente ella sepa cómo detener esto, si esos pokémon que vimos son ciertos...

—¡Tenemos una oportunidad!

Los ojos de Gloria brillaron ante la respuesta de su amigo, ambos sonrieron ante su plan.

—¡Entonces vamos! —animé a los chicos.

Paul y yo sacamos a nuestros correspondientes Corviknight, subí a Víctor al mío y comenzamos a volar.

Lionel y Roy nos llevarían unos minutos por delante, si lo que estos niños decían era verdad, tal vez teníamos una oportunidad.

—¡Cuidado!

El grito de Gloria apenas nos hizo reaccionar contra un Pokémon que estaba Dinamaxizado.

—¿Qué rayos? —antes de que volviera a atacar Raven se movió con agilidad para escapar, sostuve a Víctor con más fuerza en mis brazos para evitar cualquier accidente.

—¡Adelántense! —gritó Víctor a su hermana—. ¡Los vemos en ciudad Artejo!

Con esto dicho sacó a su propio pokémon para luchar, saqué a Altaria para que se uniera a la pelea.

—¡Tengan cuidado!

Lo último que escuchamos fue el grito de Paul alejándose.

Tardamos varios minutos en terminar con el Pokémon fuera de control.

—Esto no va mejorando... —me quejé sin darme cuenta.

—Intentemos avanzar, aunque no lleguemos podemos minimizar el daño por aquí —Víctor parecía bastante serio y seguro.

Me alegre mucho de tenerlo como compañero pero no era hora de dudar, seguimos moviéndonos a toda velocidad hasta casi llegar, Raven dio vueltas evitando un Snoglax Gigamax.

—Tiene que ser una broma...

No podía creer lo hermoso pero aterrador de ver un pokémon salvaje de ese tamaño.

Antes de que lográramos sacar nuestros pokémon una llamarada se alzo junto con otro ataque psíquico.

Comenzamos a ver como impedían el avance del Snoglax, mi Rotom sonó, era Naboru que estaba peleando junto a Berto.

—¡Sigan adelante! Nosotros lo detenemos.

Raven alzó el vuelo moviéndose entre las ráfagas de viento para moverse con más facilidad, en minutos llegamos a la ciudad.

Descendimos ayudando a la gente a desalojar.

—¡Si pueden llegar a Pueblo Crampón ahí estarán seguros! —grité a la gente que se movía con niños y personas mayores.

Corrimos hasta el estadio, Roy estaba mirando su estadio con evidente impotencia.

—¡Roy! —grité mientras llegaba a él.

Al verme su semblante no mejoro pero se vio solo un poco más aliviado.

—¿Están bien? —pregunté intentando tomar aire.

—Sí, gracias a los líderes de Gimnasio logramos desalojar la ciudad pero... —su mirada se movió nuevamente al estadio—. Lionel sigue adentro...

No necesite más explicación para empezar a correr pero Roy me detuvo del brazo jalándome hacia él.

—¿Qué crees que haces? —pregunté ante su extraña actitud, no soltó el brazo.

—Lionel sabría que vendrías —sus palabras sonaban sombrías—, me dijo que te impidiera ir...

—Estas de broma, ¿verdad? —inquirí intentando soltar mi brazo sin éxito—. ¡Roy!

—¡Cálmate! —sus ojos azules me miraron serios y algo tristes—, estoy tan preocupado como tú por él pero no podemos actuar imprudentemente.

Vi a los dos jóvenes correr hacia nosotros.

—¡Víctor!

Gloria y Paul corrían a toda velocidad hacia nosotros parando en seco al ver la situación entre Roy y yo.

—¡Sigan adelante! —grité mirando a Víctor seria, entendió mi indicación tomando la mano de ambos chicos comenzando a correr hacia el estadio.

Me relaje por unos segundos mientras veía a los chicos ingresar al estadio.

—Permíteme ayudar a Lionel...

Lo dije con toda la tranquilidad que pude al líder, me soltó suspirando y tomó mi cara con una mano.

—Vuelvan a salvo —su mirada rugió en respuesta.

—Los traeré de regreso.

Corrí hacia los chicos pero solo encontré a Olivia dando vueltas frete al elevador.

—Deberían evacuar —dije mientras llegaba a ellas.

—Me quedare aquí hasta que el presidente salga —la voz decisiva de Olivia resonó por el pasillo.

—Como quieras —dije sin piedad—. ¿Dónde están?

—Usa el elevador, están en la parte del sótano.

Las puertas se abrieron e ingrese para ir al último piso.

—Campeona —la mirada de Olivia llegó a mí cuando la puerta se cerraba—, confió en ti.

Supongo que no podía terminar de odiar a esa mujer tan devota al presidente, aun así tendría que pagar su culpa por lo ocasionado pero me preocuparía por eso después.

La Corona Olvidada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora