Capítulo 36

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Durante toda la semana Naboru cumplió su palabra, me hizo entrenar hasta llevarme a límite más de una vez, no por nada era líder de gimnasio más apasionado.

En las tardes me encargaba de preparar todo para la presentación en Ciudad Artejo y por último la preparación para la boda.

Aún tenía que buscar una foto relevante para la región pero eso era lo de menos, la región poseía gran cantidad de cambios atmosféricos que podía usar a mi favor.

Estaba dando vueltas por el estadio cuando alguien me habló.

—¿Maestra?

Víctor apareció en la sala de estar para registrarse, apareció otro chico de cabello blanco atrás de él con mala cara.

—¡Holaaaa! —saludé a ambos chicos—. ¿Participarán hoy?

Berto nos fulminó con la mirada para ignorarme e irse a registrar.

—Que chico más difícil...

Víctor lo contempló pensativo, para añadir.

—El presidente lo recomendó, supongo que por eso se comporta así.

Sus palabras hicieron ponerme seria.

—Dices que el presidente lo recomendó...

—Sí, es uno de los favoritos de este año por eso.

Maldito...

—¿Se encuentra bien maestra? —preguntó preocupado, le sonreí para relajarlo.

—Sí, solo que es una sorpresa que el presidente otorgará el mismo una recomendación.

El silencio entre ambos fue solo mirar al chico de cabello blanco mientras entraba a cambiarse.

—Deberías ir a registrarte —animé a Víctor dándole palmaditas en la espalda—, estaré un rato por aquí así que puedo verte.

—¿Eres ayudante del líder? —preguntó viendo mis ropas de entrenamiento que literalmente era el uniforme del estadio.

—No específicamente...

—¡Llegue! —el gritó de Gloria llenó la estancia interrumpiendo.

—Ah... Hermana... —Víctor soltó un suspiro de preocupación por la joven.

—¡Víctor! ¡Maestra!

Corrió hacia nosotros emocionada, saludándonos, la pequeña me abrazó con cariño, su rostro se mostraba animada.

Ambos hermanos se fueron a registrar, me aseguraría de verlos porque me hacía ilusión ver que fuertes se habían hecho en esta semana.

Los dos chicos consiguieron pokémon tipo agua durante su aventura así que era un buen momento para demostrar sus habilidades.

Berto tenía pokémon tipo psíquico pero era bastante hábil, no tuvo problemas en derrótalo.

Cuando terminaron tome mis cosas para ir a hablar con Naboru una última vez.

—Entonces, ¿comenzarás con tu plan? —preguntó Naboru que había terminado todos los combates del día.

—Sí, Roy espera por el evento, puedo asegurar que está bastante emocionado a decir verdad.

—No lo dudo, le gusta hacer enojar al presidente cuando puede.

–Más razón para que sea él quien me ayude.

El líder asintió divertido pero su semblante se volvió serio.

—Es nuestra última oportunidad.

—No lo defraudare.

Con un tierno abrazo se despidió de mi, estaba frente a las grandes escaleras, era hora de comenzar a viajar.

—¡Maestra! —el gritó me detuvo bajando las escaleras—. ¿Me dejaría acompañarla?

Víctor paró a mi lado respirando con dificultad por correr.

—¿No necesitas centrarte en la liga? —pregunté curiosa observándolo.

—Por supuesto pero... También quiero aprender más sobre la fotografía, si usted me lo permite, quisiera unirme a su aventura.

Lo contemplé largamente pensando sus palabras.

—¿Por qué no disfrutas del viaje con tu hermana? —pregunté curiosa.

Entendía porque quería seguirme pero la liga solo es una vez en la vida.

—Gloria, incluso Paul quieren volverse más fuertes —pensó sus palabras—, no ganamos contra ti, no porque no fuéramos fuertes, sino no entendimos como entrenadores la unión que debimos hacer.

Sus ojos brillaron ante el atardecer, me sorprendí de sus palabras.

—Quiero conocer a los pokémon, quiero conocerme como entrenador... Si tú me lo permites.

Me reí, no de él ni de sus palabras, era un joven encantador, sonreí para él.

—Me alegro de que Lionel no perdiera su buen ojo para las personas —suspiré animada—, no te lo pondré fácil, Víctor.

Sus ojos brillaron aún más ante mi respuesta.

—¡Por supuesto!

Y el largo camino comenzó, el joven era un impresionante personaje, aprendía todo con facilidad y era raro que le costara complicarse algo.

Lo veía entrenar con pasión así que le di consejos durante su entrenamiento, en realidad creo que me metí más de una vez en sus entrenamientos para ayudarle, por las noches colocábamos dos tiendas, esta vez no podía permitirme ser perezosa.

La última noche en el área silvestre, era tan clara que dejaba ver las estrellas brillar inténsame.

—Pareces preocupada.

La voz de Víctor atrajo mi atención cuando se sentó junto a mí.

—Tengo cosas en las cuales pensar.

El silencio dejó que escuchara los sonidos de pokémon nocturnos.

—¿Puedo hacer una pregunta un tanto personal? —la voz cautelosa del joven en realidad no me hizo ponerme alerta.

—Adelante.

—¿Te habrías convertido en campeona si los hubieran dejado?

Volteé a verlo sin ganas, me quedé pensando un rato.

—Si ese hubiera sido el caso, me habría quedado junto a Lionel, porque me gusta y porque disfrutaba competir contra él.

No mentía, siempre me parecía divertido ver a Lionel volverse más fuerte, el joven parecía comprensivo ante mis palabras.

—Pero no todo es color de rosa —continué mientras acariciaba a Sylveon que se recostó en mis piernas—, todos teníamos un sueño y ciertamente, no me arrepiento de abandonar la liga en su momento.

Sonreí sinceramente para Víctor.

—Siempre tendrás dos opciones en esta vida, la primera lamentarte o la segunda, avanzar aunque tengas miedo.

Me estiré mientras me paraba con mi pokémon en brazos.

—En ambos casos gastas energía, solo que tú decides al final como hacerlo.

El silencio volvió a reinar, el resto de la noche fue muy tranquila, supongo que era la calma antes de la tormenta.

La Corona Olvidada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora