Capítulo 59

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Aunque el mundo celebraba, cuando entre a la sala de estar todo sonido desapareció, las luces estaban tenues dando una sensación de soledad.

El sonido de los pasos de Lionel resonaron por el pasillo, eran pesados.

Tomé una toalla y caminé en silencio hasta llegar a él.

No me vio, su cabeza agachada con la gorra se lo impidió.

Pero cuando llego hasta mí, lo rodeé con mis brazos, estaba frío por la lluvia y temblando un poco, sin saber si era del frió o de rabia.

Me tomó en sus brazos y me cargo hasta sentarme en una de las bancas, en silencio se arrodillo ante mí, abrazando mi cintura y acurrucándose en mi pecho.

Coloqué la toalla en su cabello y con movimientos suaves comencé a secarlo.

El silencio entre los dos era tranquilo Lionel no dijo nada pero mis palabras salieron de mi boca en un susurró.

—Gracias.

Toda la sala resonó con las palabras sin problema alguno.

Lionel no alzó la mirada pero preguntó:

—¿Por qué?

Sonreí sólo un poco pensando la respuesta.

—Por hacerme recordar nuestro combate de niños, por hacerme sentir aquella emoción que había perdido.

Por fin alzó la mirada, sus ojos dorados brillaban tenuemente con la luz, le sonreí cálidamente.

Se levantó inclinándose hacia mí dejándome casi recostada en la banca, sus manos me encerraban, la toalla había quedado en su cabello.

Lo miré con tranquilidad, sus ojos brillaban emocionados y una pequeña sonrisa apareció en sus labios.

—Me alegro no haber sido el único que recordó —su voz suave era tranquila sin embargo una amarga sonrisa lleno su rostro—, pero perdí.

—Estoy segura que ambos serán excelentes campeones —atraje a Lionel con la toalla acortando nuestra distancia—. Lionel llevas diez años esforzándote sin parar, eres la inspiración de muchos y serás una leyenda de Galar para el resto de tu vida.

Su sonrisa se agrandó un poco más, quería que su carga no fuera una culpa, deseaba verlo feliz.

—Gracias.

Ahora la sorprendida fui yo preguntando:

—¿Por qué?

—Por estar aquí conmigo... —Se acercó tanto que sentí su aliento—. Y ciertamente no necesito nada más.

Sonreí a su linda respuesta, sus labios eran cálidos pero firmes, sujeto mi cara dándome pequeños besos, parecía agradecido.

Sabía que Lionel no se rendirá tan fácilmente y seguiría creciendo, era una derrota pero que es la vida sin ellas, sabía que él volviera a surgir, él volvía a levantarse siempre.

—Vamos, tenemos dos coronaciones que hacer.

Finalizó sonriendo cálidamente.

Ambos caminamos hasta la sala de reuniones, todos en el mismo lugar en silencio pero no era pesado, las caras de todos estaban serias pero había algo entre todo que no me hizo dudar de que todo saldría bien.

—Presidenta, Campeón.

Ambos tomamos nuestro lugar en medio y comenzamos a escuchar.

—Ambos participantes ganaron la competencia, sin embargo...

Lionel y yo miramos a los empresarios, pude notar como todos los líderes de gimnasio presionaban a los empresarios, sus caras estaban aterradas, algunos desviaron la vista pero solo uno se levantó de su lugar sin dejar de sonreír.

—La decisión que ambos tomen nos llevará a una nueva etapa de la Liga, aunque alguno de nosotros no termina de estar de acuerdo, le prometo que haremos lo que esté en nuestras manos para ayudarlos.

Analicé sus palabras por unos segundos, ¿sería tan fácil convencerlos?

—¿Por qué accederán tan rápido?

Roy preguntó con una mirada inquebrantable.

—Porque hay errores que no debemos repetir.

Fue una respuesta más que suficiente para que todo el mundo enmudeciera, aun así no pude decir palabra alguna para corroborar lo que decían, un nudo en mi estomago se formo, Lionel se paro orgulloso y contemplo a todos en la sala.

—Entonces todo está decidido —Lionel sonrió ampliamente para los presentes—. Coronemos a nuestros nuevos campeones.

Era irreal... Caminamos hacia la salida viendo el mundo aclamando por Víctor y Gloria.

Pero antes de llegar me quedé parada viendo al hombre que nos ayudó.

—Disculpe...

Mi voz atrajo su atención, volteó sonriente.

—¿Puedo ayudarla, presidenta?

—Los errores del pasado...

En realidad estaba insegura de siquiera querer preguntar.

—Quién más que la antigua campeona para decirlo —la mirada tranquila del hombre parecía perdida en sus recuerdos—, la edad enseña cosas y Lionel protegió el título de ambos durante todos estos años, que menos de poder intentar enmendar mi error del pasado y disculparme adecuadamente.

Sus palabras me sorprendieron, me quedé inmóvil en mi lugar, aun así el hombre soltó un largo suspiro.

—El antiguo campeón se enojo mucho conmigo, era mi amigo y esperaba a que lo ayudara para que ambos tomarán el mismo camino, espero perdone a aquel imprudente hombre de hace diez años, cegado por la avaricia.

El hombre hizo una gran reverencia para mí, no pude decir nada, mi garganta se había cerrado estaba evitando que mis lagrimas no se derramaran de mis ojos, sin decir más y sin esperar mi respuesta él hombre desapareció.

—¿Sucede algo?

Volteé a ver la voz que me llamó.

Roy estaba con una pose relajada junto a Lionel que estaba sonriente.

—Todo está bien.

Sonreí para ambos caminado hacia ellos, una sonrisa pareció en sus labios divertidos, Roy despeino mi cabello y Lionel sujeto mi mano con ternura.

—Vamos.

La Corona Olvidada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora