Descontento

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Neji

Imágenes resplandecen rápidamente.

«Maldicion, se ha ido»detecto su presencia a varios metros de distancia, no podré alcanzarla, no con todo el desastre que hay.

Escucho las ligeras pisadas aterrizar alrededor en el tejado, hay cuatro ninjas en el área y es seguro que no me dejarán ir fácilmente.

Hecho que solo hacia que mi mandíbula se tensara con mayor fuerza y contraíga los puños con ahínco.

Creo que eso ya lo sabes.

La frase se repetía nuevamente en mi mente viendo el rostro invadida de tranquilidad que demostraba, un parecido tan sutil y tono de voz que removían mi estómago.

Sin duda no mentía, no lo hacía, es la plena verdad.

—... Nadie se encuentra, los civiles están ilesos —se filtra la nueva voz a mis oídos.

Al instante con mi doujutsu verifico rápidamente lo cierto de las palabras de la kunoichi. El resplandor de otro recuerdo ilumina mi mente.

Por un segundo no lo entendi, mi palma había tocado su estómago, apenas un roce pero fue suficiente presión y aplicación de chakra, y al otro instante había saltado sin parecer reparar en ello, hasta ser capaz en destrozar concreto con su arma.

—Oye... Oye niño —alzo la cabeza a la voz insistente del hombre adelante—. Necesito que me acompañes —ordena gravemente.

Detrás del hombre observo uno de los ninjas con Kiba y Akamaru, mientras los otros dos están hablando con las personas en la calle, no había nada que hacer, percibía sus miradas desde la distancia hacia mi y seguro no se contendran la lengua en decir lo que han visto.

De todo esto, lo único bueno parece ser que Shino se llevó a Hanabi consigo a la residencia, aunque tal vez esto no sea lo mejor en realidad.

«¿Acaso esa fue la razón que llevo que Hanabi se descontrolara?»medito tras la impresión del primer encuentro con la desconocida.

Hanabi se mostraba perturbada y molesta, ¿Le habrá dicho las mismas palabras que conmigo?

—Niño —una mano cae en mi hombro—. Nos vamos —y sin previo aviso desaparecemos de ahí.
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La idea de un interrogatorio es en un cuarto en penumbra, sentado sobre una silla frente una mesa y con un ninja adelante cuestionandome con preguntas, no estar en la oficina del Hokage con él adelante mirándome en su silla.

Tras dar una calada de su pipa cierra los ojos un segundo como si buscara las palabras que va decir. Observó lo arrugado de su piel, lo blanco que se ha vuelto su cabello y la tranquilidad en su expresión. La mayor autoridad de la Aldea no parecía preocupado en lo absoluto, como si nada de lo ocurrido hubiera pasado, algo que no alcanzaba en comprender.

—Neji Hyuga —pronuncia mi nombre dedicándome una mirada—. Uno de los finalistas del examen Chuunin, miembro perteneciente del Clan Hyuga y considerado un genio, no es de sorprender lo lejos que has llegado.

Su argumento me toma por sorpresa, no es lo primero que esperaba escuchar.

Da otra calada—Sin embargo, me han informado que fuiste participe de un disturbio en la Aldea que causo daños materiales y por enfrentarte con un ninja —relata dando un vistazo al pergamino extendido en su escritorio—. Y no cualquier ninja, sino uno de la Aldea de Kumo. Creo que entiendes lo que puede ocasionar todo esto —menciona subiendo la cabeza para verme de frente.

Intento descifrar lo relajado que se mantiene, cualquier indicio de enfado, euforia u otra emoción sin éxito.

—Lo entiendo perfectamente Hokage-sama —inclino la cabeza—. Usted mismo menciono la importancia de esta examen y sobretodo, comprendo lo delicado de este tema con esa Aldea más que nadie —las palabras saben ácidas en mi boca.

Deber HyugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora