Recuerdos

519 73 10
                                    

Hinata

Las imágenes llegan una tras otra, mí respiración disminuye de manera inconsciente con el propósito de no perder ningún detalle.

«Esto es...»no tenía palabras para describirlo.

Algo decía que lo que veía era importante, el corazón latía demasiado a prisa y el calor aumentaba en el cuerpo como prueba de ello.

«Esta mal»advierto instintivamente.«Esta mal»afirmo una vez más sin evitarlo.

Faltaba un pedazo, una parte que no salia, no se mostraba en lo absoluto.

Cierro con mayor fuerza los ojos buscando con desesperación lo que tiene que estar allí. Un vacío se extendía en su lugar.

«Donde...»tenía que hallarlo.

Surgía el miedo de no tener éxito, de que se escapara, de no encontrarlo.

Encontrarlo, debía encontrarlo.

-Ey...

Una imagen nítida se formaba, veía colores.

«Un poco más...»susurra mí mente.

Mí corazón suplicaba.

-¡Oye...! -la voz interfería en mí trabajo.

Los colores se pierden y borran.

Desaparece.

-¡Ey! ¡Reaccióna! -la voz resuena.

El mundo estaba sacudiéndose entre la oscuridad hasta detenerse.
Lo primero que veo es el suelo con torpeza.

Escucho el corazón tranquilizandose y el calor volviendo a la normalidad.
Hay cinco pares de pies alrededor de mí.
Y una mano se aparta de mí brazo.

«Ellos...»levanto la cabeza. «Los mismos chicos de antes»

Estoy rodeada.

Niega con desaprobación-Sin duda eres extraña. Y no solo por tus ojos.

Da un paso-Saben que me recuerda cuando la veo por lo que paso... A una bruja.

«Bruja»la palabras hace eco en mí mente. No era la primera vez que lo oía.

El mayor de ellos se detiene un instante con un gesto pensativo innecesario.

-En verdad que te queda bien, después de todo eres una bruja.

Risas, quito la vista estableciendo distancia.

No me sentía tranquila sino pérdida.

-¿Sabes lo que escuche? Que fuiste capaz de derrotar a alguien en un enfrentamiento.

«Eh...»

-Pero nosotros somos más y mayores que tú, por lo que debes tener cuidado.

«Solo soy un blanco para ellos»

-¿Po... Podrían dejarme ir? -cuestiono después de unos segundos.

No tengo respuesta, por lo que me limito apartar con la mano rápidamente a uno de ellos y seguir el camino igual que la primera vez.

-¿Donde vas? -una mano aprieta mí muñeca fuertemente.

-¿Quién te dio permiso de irte acaso? -habla quien parece el líder del grupo.

Ahí está la diversión adornando su cara.

Contraigo la mano a la altura del pecho. Esta vez no parecía dejarlo fácil.

Deber HyugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora