Entendimiento

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Hinata.

La primera vez que nos conocimos, la vez que intercambiamos miradas, nos presentamos, todo lo ocurrido en ese día, se presento fielmente a mi cabeza. El sueño más vivido que experimente antes de poder despertar, simplemente no me encontraba preparada para hablar con alguien, mostrar quien no soy y menos verlo a él nuevamente de frente.

Ironía encontrarlo dónde menos esperaba, oír esas palabras de sus labios, tanto atrevimiento... El contraste de lo que una vez fue y ahora en quien es, se tornaba tan borroso e indecifrable que no lo entendía, me enfadaba.

—Lo menos que deberías hacer es disculparte y ni siquiera eso sería suficiente de tu parte —comienzo andar—. Estás equivocado si te haré un favor cuando tu oportunidad la destruiste tu mismo —lo encaro fijamente—. Es mejor que te pierdas Hyuga antes de que salga de aqui —advierto para deslizar la puerta e ingresar a la habitación.

Sereno mi mente observando mi compañera recostada en la cama, descansaba tan profundamente que no parecía real ver la serenidad en ella, no con todo lo que pasaba ahora.

Mis emociones ebullian de forma desesperada.

—Karui, ten por seguro que me volveré Chunnin y pondré en el alto a nuestra aldea. Lo haré —aseguro.

Escucho la puerta abrirse nuevamente, por instinto mi cuerpo se tensa y los sentidos se agudizan tomando el mango de mi katana.

Me relajo tras oír el primer paso.

—¿Cómo te sientes? —inquiere con cierto toque de preocupación en su voz al cerrar la puerta—. No debo decirte que no tienes la culpa de lo que pasó, ¿O si?

¿Realmente no la tenía? Claro que sí.

Niego—No, no es necesario que lo digas, lamentarse no arreglará nada Omoi-san, eso lo tengo muy presente —contraigo y suelto las manos lentamente—. Pero tampoco quita el hecho de que fue un error lo que se hizo... Ahora sé que nunca debí hacerlo y no caeré en ese error de nuevo.
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El sonido de aplausos, gritos hasta porras inunda en el evento central del día. Los combates del examen Chunnin son la sensación, se hablaran de ellos por un tiempo sin lugar a dudas.

No miro a nadie, limito a ver la nada, a un punto perdido, tomar un respiro y exhalar. Mientras tanto en el fondo escucho las reglas y los cambios ejecutados mostrándome imperturbable.

«Dosu...»aprieto la empuñadura de mi arma.

La idea de su simple desaparición se me hace sospechosa, es inevitable estar atenta al trío de Suna y sobretodo al chico con la calabaza tras haber visto lo que hizo en el bosque.

Realmente no me sorprendería que fuera responsable de ello, guardaba una corazonada.

—Bien. Los primeros combatientes quédense para su encuentro —replica el censor finalmente.

Acatando la orden, el resto abandona la arena mientras mis pies permanecen inmóviles con los de mi oponente.

El anuncio del nombre de ambos es exclamado iniciando la batalla.

—Bien, ¡Pueden comenzar!

—Quiero hacer un trato contigo —anuncia desde su lugar.

«Que dice...»frunzo el ceño ante la serenidad que muestra.

—Si ganó me dirás lo que deseo saber y si pierdo haré lo que tú digas.

Sonrío tras oírlo—Me niego, no hay nada que desee de ti o uno de los tuyos —tomo mi arma reluciendola—. Nada a excepción de la promesa que pienso saldar.

Deber HyugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora