⸻ 13. Preguntas

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Hace cien años atrás había una niña de cabellos negros lisos que jugaba todas las tardes con su muñeca en el jardín de su pequeña casa. Ella aspiraba a ser como su mamá: una joven bruja menor que todas las noches iba y se reunía con la asociación de Salem para aprender más sobre la magia negra y blanca.

Su madre era su ejemplo a seguir, no recordaba mucho a su padre, éste murió en un trágico y triste accidente ferroviario del cual no quedo nada más que una medalla fundida en oro con una cruz. La pequeña conocía de los problemas que tenían sus padres ya que, como su madre era una bruja, su padre no aceptaba aquello porque ante sus ojos era algo pagano y satánico.

La niña a veces se preguntaba cómo es que sus padres seguían juntos. Es decir, se distanciaron, perdieron comunicación y él se hacía cargo únicamente de su hija, todos los gastos corrían por su cuenta y añoraba porque su hija se convirtiera en una joven de bien y con estudios realizados. No quería que fuera como la pagana de su madre, como él decía.

Llegamos al punto de la historia en donde la pequeña sospechaba que su madre había empleado su magia y aquel accidente no había sido una terrible casualidad. No levantaría falsos, pero ese era su pensamiento constante y preguntarle a su madre sería imposible porque ella estaba demasiado ocupada en preparar a su primogénita para entregarla como sacrificio para combatir los haigis.

Es aquí donde la fantástica y maravillosa niña pelinegra de ojos lilas verdosos se convierte en una joven que es obligada a adquirir toda la magia pura posible para después ser encerrada en una jaula infernal en las profundidades del lago de fuego, donde pasaría un siglo entero a la espera de que alguien se tentará el maldito corazón y recitará aquel cántico de salvación que estaba plasmado a la mitad de su libro.

Es aquí donde aparezco yo. Toda la historia antes contada es la mía y no, no me enorgullezco de eso ya que, tiempo después, antes de ser arrojada a aquella estúpida jaula, me enteré que mi querida madre sí empleo magia para que mi papá tuviera un accidente y muriese en éste.

¿Turbio, no? Así quedé igual de sorprendida, pero le reste importancia, ya está muerto y ya nada puedo hacer.

Hueningkai: ¿Puedes contarnos de nuestras madres?

Sowon: ¿Qué quieren saber?

Taehyun: Todo, ¿cómo es que podías verlas?

Sowon: Había momentos en los que me despertaban, era obligada a hacerlo así que podía ver lo que sucedía afuera. Esos breves momentos los atesoraba ya que sabía yo que no estaba sola, así que prestaba atención a todo, sus madres eran muy buenas conmigo, ellas se encargaban de poner protección a la jaula e impedir que saliera cuando me tocaba despertar.

Beomgyu: ¿Qué hacían? ¿ponían hechizos de protección?

Asentí mientras miraba un circulo comible con agujeros en la tapa rellenado de algo rico y café que estaba unido a otro circulo comible. Supongo que estas cosas son las llamadas galletas de chocolate que tanto adoran en este mundo.

Sowon: Los brujos anteriores me hacían daño con los hechizos que ponían, pero sus madres no, ellas me trataron bien al momento de agregarlos y no empleaban fuerza sobrenatural.

Yeonjun: Nosotros no teníamos ni idea de que se conocieran, es decir, todo esto nos pegó de golpe, es confuso todavía.

Taehyun: Ellas nunca nos hablaron sobre esto, no nos prepararon ante la situación que enfrentamos ahora.

Sowon: El abyssus es impredecible, pero ellas los prepararon chicos, no piensen lo contrario.

Soobin: ¿Qué quieres decir con eso?

Sowon: ¿No han entendido todavía?

Los cinco negaron al mismo tiempo.

Sowon: Hueningkai tenía en su poder los libros, su madre no le dejo leerlos, pero siempre le repetía que debía tenerlos y cuidarlos porque le ayudarían en un futuro próximo.

El rubio bajo la mirada, sabía que estaba recordando, así que proseguí.

Sowon: Beomgyu tenía la llave y era siempre protegida por su madre hasta el día de su muerte. Te dieron las armas porque ella las tenía en la batalla y nunca te preguntaste como sabes usarlas porque está en tu sangre.

Soobin: Entonces, yo se latín porque mi mamá me enseño ya que ella lo usaba también, ¿cierto?

Asentí repetitivas veces ante lo dicho por el más alto. Comenzaban a unir los cabos sueltos.

Sowon: Todos tenían un propósito al nacer, sus madres lo sabían y se encargaron de enseñarles discretamente todo lo que ellas obtuvieron en su juventud. Cada uno tiene un don, distinto, pero lo tiene y eso no los hace menos ante el resto.

Yeonjun: ¿Hay más como nosotros?

Sowon: En otras partes del mundo, sí. No sé si esto esté sucediendo más allá de aquí, pero si sí, saben qué hacer.

Me levante de mi lugar para mirar hacia la pequeña ventana del sótano, deje que estuvieran pensando en silencio unos minutos para después seguir hablando. No me puedo quedar quieta en un mismo lugar teniendo dudas sobre esta situación y esconderles a ellos lo que pienso, es imposible, así que prefiero contarles para que unamos fuerzas y enfrentemos el abyssus juntos.

Sowon: Tengo sospechas claras sobre esta situación y es que hay algo anormal en todo esto.

Yeonjun: ¿A qué te refieres?

Sowon: Los haigis no pueden ser liberados sin que un brujo conozca sobre ello.

Beomgyu: ¿Estás diciendo que esto fue desatado a propósito?

Sowon: Quizás sí, quizás no, pero no está de más investigar.

Tomaré el riesgo y sé que los pondría en peligro a ellos, pero soy una bruja poderosa, puedo protegerlos. Son mis amos al final de cuentas, aunque suene extraño, y necesito hacerlo ya que ellos decidirán si me envían de nuevo a la jaula infernal o no.

ᴀʙʏꜱꜱᴜꜱ | ᴛᴏᴍᴏʀʀᴏᴡ x ᴛᴏɢᴇᴛʜᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora