Nakahara Kenta un frío y agresivo omega que desprecia a los alfas que abusan de su género, conoce por temas de negocios al traficante de armas Aizome Kazuna, un alfa que tras no encontar a su pareja destinada decide simplemente divertirse con quién...
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*Ayato*
Íbamos Hikaru y yo de camino a un club, el alfa había recibido una llamada de que Ray junto a un hombre de cabello negro habían entrado, lo más probable es que sea ese sujeto que usa una máscara y espero que sea verdad pues justamente íbamos para el segundo round.Tsk, malditos entrometidos!! Pisando el acelerador llegamos, pero cuando salimos del auto nos dimos cuenta que del club solo se escuchaban disparos.
Confundido miré a Hikaru – ¿Qué rayos está pasando allí adentro?
– Realmente no lo sé, pero... Nada bueno debe ser. – respondió el alfa tan confuso como yo.
Nos miramos y asentimos al mismo tiempo para ir hacia el club. Inesperadamente no había nadie fuera de la puerta. Al entrar lo primero que vimos fue un cadáver.
– Realmente atroz – murmuré mientras le quitaba el seguro al arma en mi mano. No me gustan las armas de fuego pero no hay otro remedio.
Con paso ligero y mucho cuidado ambos caminamos hacia el fondo del pasillo. Un último disparo se escuchó y todo quedó en silencio. Con extremo cuidado barrí con la mirada el primer piso del club para solo encontrar más cadáveres goteando sangre.
Quiero vomitar... Quien sea que hizo esto es alguien extremadamente horrible.
Pronto se escuchó la voz de un hombre gritando – AAAAAAAAAA!! – para después seguirla otra voz – PREGUNTARÉ OTRA VEZ ¿SOLO ERA ESA MERCANCÍA O HAY MÁS?
Yo me quedé frío... Yo conocía esa voz!!!!
Con el corazón en la mano corrí sin darme cuenta hacia dentro del club.
– ¡¡Ayato no!! – exclamó Hikaru pero yo no le hice el más mínimo caso.
¿Nii-san? ¿Realmente es Nii-san?
Justo cuando iba a subir las escaleras alguien a un lado habló.
– No te aconsejo de que te muevas una pulgada más.
Paré en seco y miré en dirección de donde provenía ese sonido. Un hombre de cabello rubio y rasgos definidos me observaba. Sabía quien era, el guardaespaldas de Ray. – Harry.
– Oh! El joven Nakahara me recuerda.
Furioso le apunté – Si tú estás aquí es más que confirmado de que Ray también. – El hombre rió e hizo una mueca de "por supuesto" – Tsk – chasquee mi lengua y cuando iba a apretar el gatillo Hikaru habló.
– No lo hagas. – Me giré sin dejar de apuntar a Harry y vi una luz roja en la frente del alfa – Si nos movemos estamos muertos. – aclaró mientras me apuntaba y claramente eso significaba que me tenían en la mirilla también.
Suspiré mientras bajaba el arma y retrocedía en son de paz hacia Hikaru. – Bien, bien. – Dijo el rubio mientras tomaba su teléfono y llamaba. – ¿Señor? El joven Nakahara está aquí. – Escuchó lo que decía muy probable Ray y respondió – Bien.
