Capítulo 32: Vive... Por favor vive...

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*Kenta*

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*Kenta*

Las luces se apagaron y no dudé en entrar entre tanto caos. Harry y Ray me seguían el paso. Esquivé y disparé sin detenerme. Sin dudas, sin percances, sin remordimiento. No era hora de sentir y agotarse, aunque mi cuerpo estaba al mínimo de resistencia, aunque sentía como no podía respirar bien, en estos momentos mi salud valía una mierda. Había ido con un objetivo y ese era asesinar a Natsuo.

– Señor!! –gritó un hombre en el momento que vio a Ray con una pequeña linterna pues aún estaba todo oscuro – las cosas se han agitado, pero hemos logrado aniquilar a la mayoría.

– Muy bien – dijo Ray.

– ¿Dónde está Natsuo? – pregunté casi interrumpiendo al alfa.

El hombre al ver quién le hablaba se asombró y enseguida contestó – Del piso VIP no a salido, nos hemos asegurado de eso pero aún hay gran número de hombres en él.

– Eso basta – hablé y empecé a caminar hasta las escaleras de emergencia.

– Es peligroso que vayas solo – gritó Ray, pero nada me importaba más que matar a ese desgraciado. Así que lo ignoré.

Subí por las escaleras y al llegar al piso VIP me puse en vigilancia tratando de concertrarme porque obviamente sabía que no estaría todo despejado. Llegué a los últimos escalones y en segundos disparé a un de los hombres de Natsuo o Alonzo, no sabía para quién trabajaba y menos me importaba.

Siempre había sido alguien decidido; si quería sangre habría sangre, si quería dinero habría dinero, si quería ser fuerte lo sería aunque mi cuerpo estuviera al colapso.

Caminé cuidadosamente con el arma en una mano y me empecé a dirigir hacia la habitación que sería de mi tío, pero en el camino un grupo se acercaba y no pude evitar sonreír, me sentía casi drogado, me sentía como en los viejos tiempos que me peleaba con todo un grupo de alfas arrogantes, si tuviese un poco de cocaína o lo que fuera en el sistema juraría que era el viejo Nakahara Kenta, pero no lo era, ni estaba drogado, ni tenía la fuerza suficiente para pelear contra un grupo. Así que solo pude abrir una puerta y entrar a una habitación.

– ¿Escucharon un ruido? – se preguntó uno de los hombres mientras las luces se prendían.

– Yo juraría que escuché un disparo no muy lejos. – dijo otro.

– Tonto hay disparos por todos lados.

– Si, si, lo sé, pero fue muy cerca.

– Dejen de hablar y vigilen el resto de piso. – al escuchar esa voz supe quién hablaba.

Susurré – Maldito Tsukishima...

– Si señor! – Dijeron al unísono y seguido escuché los pasos de los hombres alejándose.

Todo quedó en silencio y Tsukishima habló – Quien sea salga, hablo en son de paz.

Dudé por unos segundos, después de todo él me quería muerto, pero me podía encargar de ese bastardo si algo se salía de control, así que abrí la puerta mientras no dejaba de apuntar.

Obedece alfa.《Completa》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora