Izuku Midoriya, Príncipe del Reino de Deoya, es un adorable niño que disfruta su vida queriendo explorar. En su pequeña huida se había perdido en un frondoso bosque donde su miedo crecía crecía más mínimo crujir de alguna rama de un árbol.
Había qu...
Al día siguiente en la mañana, todos se hallaban en la entrada del bosque pues Izuku los invitó a pasear por su pueblo, el pueblo de Deoya.
Aceptaron gustosos, sobre todo Katsuki aunque no se notara por su actitud, el peli-verde puso ambas manos en el cetro de madera de la peli-castaña para asíayudarla a que no gaste mucho Maná para dejar salir a todos los presentes.
Una especie de barrera se abrió a su paso, Mina, Sero, Eijiro, Katsuki y Denki lograron salir, en eso tambiénsalió Ochako un poco mareada e Izuku saliódetrás suyo igual de mareado.
Esperaron por unos minutos a que se recuperen, luego de ello encaminaron hacia el pueblo de Deoya siendo guiados por el pecoso.
— Espera... Era a ti quien te vi esa vez que he salido con el Amo, ¿no? — preguntó el pelirrojo al chico del mechón negro, quien se puso un poco nervioso —
— Bueno.... Ta-Tal vez salí para poder disfrutas las afueras de la Aldea y del bosque — soltó una nerviosa risa —
Siguieron su caminar hasta llegar a las puertas del pueblo, unos guardiashabían impedido el paso pero al ver al oji-esmeralda abrieron paso junto a sus acompañantes.
Izuku empezó el recorrido, comentando los lugares que conocía de allí, la gentuza saludaba en reverencia amablemente al tierno pecoso sonrientes, mismo que imitaba la acción de sus súbditos.
Mina veía a los niños jugar, recordó como ella igual jugaba bastante con Sero en su niñez. Los pueblerinos observaban a quienes seguían al pecoso entre pequeños murmullos.
Mientras comentaba el recorrido, fue dirigiéndose al castillo siendo seguido por sus amigos pero se detuvo al escuchar que si habíaalgún lugar para comer.
El peli-verde asintió, los guió a un bar donde servían de todo, dejó que disfrutarándisfrutarán comida mientras él iba a hacer unas cosas en una pequeña tienda que estaba cerca, los demás asintieron y el pecoso se fue.
Eijiro se encargó de ordenar la comida, mientras que los demás se sentaban a esperar la orden, hablaban animadamente sobre lo bello que es el pueblo, excepto Katsuki, quien estaba serio recordando aquel primer Beso...
Cuando su pedido llegó, empezaron a comer y beber animadamente mientras charlaban de otras cosas.
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