Flechazo - || BakuDeku Medieval A.U ||

⊱「¹⁷ 𝔄 𝔪𝔦 𝔓𝔢𝔯𝔰𝔭𝔢𝔠𝔱𝔦𝔳𝔞. 」⊰

A mi Perspectiva 1/2.

Izuku:

Me encuentro en mi habitación, todos se encuentran dormidos en este momento, son las dos con treinta minutos y no puedo dormir.

No logro conciliar el sueño, lo único que me entretiene es escribir en mi diario sobre hechizos que voy aprendiendo a mi paso.

Extraño a Kacchan, pero ya no puedo salir de este lugar, no puedo salir del castillo sin tener a un guarda pisándome los talones a donde vaya.

Al final se decidió que cuando cumpla los veinte años de edad, podré reinar a mi manera Deoya, pero yo no quiero eso.... Yo quiero salir a explorar los bosques, más allá de esos arbustos que cubren lugares maravillosos.

Me quité los guantes mirando mis manos, suspire con unas ganas de llorar .... ¿Por qué mejor no fui un Humano? ¿Por qué un Híbrido?, preguntas y preguntas carcomian mi cabeza.

Solté un suspiro y solo seguí escribiendo, hechizos, pócimas, pequeños encantos y demás demás se me ocurra. Por alguna razón recordé algo que me hizo sonreír de forma alegre y nostálgica.

<【 Hace años atrás 】>

- Fui al bosque caminando, de nuevo me había escabullido para ver a mi nuevo amigo Katsuki, se sentía bastante bien tener un amigo... Y más, de una raza diferente.

Jamás creí ser amigo de alguien como él, aún no sé muy bien qué es pero no me importa mucho, lo que más me importa es que logre hacer un amigo pero fuera del Reino.

Llegué a un lugar amplio, había una roca algo grande allí por lo que fui a sentarme así recostar mi espalda por la misma. Saqué un libro para leer por un rato.

En ese momento escuché en la lejanía pasos apresurados, cuando estaba por voltear sentí un dedo encima de mi cabeza.

— ¡Te toqué, corre! — gritó sonriente el cenizo, bajándose de la roca para correr. Al notas que el pequeño pecoso se quedó confundido volvió hacia él haciendo lo mismo — ¡Te toqué, ahora corre!

— Mgh... — el pequeño oji-esmeralda tenía un pequeño sonrojo en sus mejillas, se cubrió un poco con su libro apartando la mirada. Pues no sabía que hacer —

— Ah, ¿Hola?... Tu corres, yo te toco y haces lo mismo — frunció un poco el ceño el oji-rubí —

— Nunca he... Jugado estas cosas... — habló apenado —

Aquello causó un poco de sorpresa al mayor, por lo que decidió ayudarlo a como jugar lo que ellos llamaban "Tocadas".

.

Tras haber explicado hace horas, ya se hallaban jugando entre risas e incluso en ese pequeño juego se había unido el pequeño dragón, el compañero del cenizo.

No pararon de jugar hasta el anochecer, donde se recortaron en aquella misma roca agitados, Katsuki miró el cielo y sonrió de lado.