Izuku Midoriya, Príncipe del Reino de Deoya, es un adorable niño que disfruta su vida queriendo explorar. En su pequeña huida se había perdido en un frondoso bosque donde su miedo crecía crecía más mínimo crujir de alguna rama de un árbol.
Había qu...
Unos golpes se hicieron presente en las rocas, haciendo que el oji-rubí guarde con rapidez aquellas piedras preciosas bajo la tierra.
Se levantó a ver que sucedía pero no había nada ni nadie,suspiró saliendo de su cueva y fue a por otro camino.
La brisa de la noche era fría, disfrutaba estar en calma, odiaba un poco gobernar pero es su deber en estos momentos.
En su caminar miraba el suelo y como nadie se hallaba con él... Empezó a tararear una suave melodía que anteriormente su madre se lo tarareaba para que Katsuki... No sienta miedo.
Miraba al frente sin dejar de tararear, llegó a un lago de aguas cristalinas, se sentósentó el césped aumentando un poco más el tarareo.
Llevó ambas manos a su capa mientras miraba el cielo nocturno con cierta extrañeza y tristeza.
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— Katsuki, estas temblando — habló una suave voz —
— Estoy bien mamá, no tengo frío — frunció un poco el ceño mirando a un lado aun temblando —
Se oyó una suave risa salir de la oji-carmesí, sacó una capa similar a la suya y se lo puso a su pequeño Draki.
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— Con eso ya no tendrásfrío— sonrió viendo a su pequeño —
El oji-rubí tocaba la capa mirándola, se sentía suave y calentita, el aroma de cenizas y de sus padres podía encontrarse allí. Un pequeño ronroneo salió de su garganta cosa que hizo sobresaltar al cenizo.
— ¿He? ... ¿Que fue eso? — se llevó ambas manos a la garganta viendo a su madre —
— Eso se llama ronroneo, tu Draki interior se siente alegre y tranquilo — sonrió entre pequeñas risitas —
— Madre... ¿Por qué soy diferente a los demás? — miraba sus manos por un momento y luego a la ceniza —
