La Caída:

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"Todos estamos hechos para una persona, nuestros actos pueden ser imperceptibles para algunos pero siempre tendrá repercusión en alguien, la depresión salta de boca en boca en boca como el semen y las viagras en las orgías de viejos, las frase motivadoras molan un cojón, tomar droga está mal, mejor venderla dejarte bigote y meter putas en tu Lamborghini "

Habían pasado varias semanas, de mi más duro descubrimiento, y si no estaba hecha para nadie, me sentía como una máquina de correr para cojos, o unas tetas de silicona en una vieja de ochenta años, hecha sin motivo, desde el aquel día parecía estar flotando en mares de sangre, mientras un agridulce lobo mordía y mataba mi conciencia mientras me ahogaba en ella.Si soy sincera no recuerdo que es lo que pasó después del accidente la psicologa, desde el momento en el que sentí que estaría equivocada durante el resto de mi vida, traté de borrarme, era una carrera contra mismo, como cagar para dentro o apuntarte a un concurso de perdida de peso para ninfomanos.
Mi llegada a casa no fue espectacular, corrí hacia mi habitación evitando escuchar el llanto de mi madre mientras cantaba en francés a sus recuerdos, recuerdo llegar a mi cuarto y no poder soportarlo, mis túnicas se iban despojado a medida que aquella cueva me desgarraba y me quemé. Cogí un puto mechero y comencé por las manos dedo por dedo, y finalmente llegué a los brazos donde me derrumbé cerré la puerta con pestillo y corrí al balcón a escribir mis emociones mientras lloraba y sentía una minúscula curiosidad por aquel chico.
Inevitablemente y sin poder al alma de Newton, el tiempo pasó y comenzaron las clases mientras la gravedad me impulsaba con fuerza hacia mi cama, mientras tanto se podría decir que mi madre tuvo una extraña crisis que consistía en bañarse en vino y ver películas francesas hasta las tres de la mañana aunque la bruja de este cuento no volvió a joder a Dorothy y a su señora de ojalata.
A pesar de que me habría mandar el arte dramático a tomar por culo, tenía un cinco de media e iba a empezar el último año de carrera, así que me ajusté el dorsal, me tragué mi depresión y escondí mis michelines bajo la alfombra de mis complejos y decidí que ese año subiría mi media aunque tuviese que hacer una mamada a cada profesor.
Así el lunes de la semana siguiente, reuní todo lo necesario para sacar notas increíbles en arte dramático, la habilidad intelectual de una ameba, ropa de cambio y lubricante apto para profesores.
Me monté en el autobús con Rodolfo que por supuesto estaba colocado, y escuché música de camino al campus de arte dramático, mientras mis vecinos discutían si Osama Bin Laden sería bueno en la cama o no. Llegar al campus fue como vomitar semen, un asco inesperado, aquel edificio que se caía a trozos, razón por la que lo llamábamos la Galleta, ahora estaba repleto de albañiles mulatos homosexuales ridículamente desnudos, que tiraban los tejos a todo el mundo esperando un beso, sexo o una fetichista patada en los huevos. Mi outfit consistía en varias blusas transparentes de depresión y un simple chándal negro, ya que como tenía amigos en la universidad me la pelaba lo que pensasen de mí.
Me reuní en el legendario patio de la facultad esperando a que empezasen las clases y haciendo un análisis mental de las caras que veía, el ochenta por ciento eran maricones, y el otro 19 eran muy maricones, exceptuando el horrible 1 por cierto compuesto por gente amable, pederastas y las divas del arte dramático, debe ser mediocre ser la reina de un corral tan pobre y asqueroso, es como ser el Miguel Angel de la plastilina play doh, o el Picasso de las corridas.
Cuando llegó la hora de la clase, la rectora de la facultad salió al patio para avisarnos de que teníamos que entrar, y por supuesto dio el fantástico discurso de principio.
Por si conocéis a Deluccia Golfeta, la mítica y poco conocida actriz italiana, es que o tenéis carreras o pensáis demasiado en los albañiles.
-Bienvenidos, mis estrellas este año hay que petarlo, me alegra ver a tantos buenos actores juntos, os veo dentro de unos años compartiendo camerino con la Mama Golfeta mientras lo petamos en Romeo y Julieta, ya sabéis los porros no están permitidos en clase, iros al baño para fumarlos y sed buenos con las chicas, hacedles muchas mamadas y siempre sed cariñosos con la mama Golfeta, sabéis a qué me refiero eh?, me encanta una buena sacudida contra la ventana sucia de mi despacho y aún más si miran los maricones de mis albañiles, están ricos verdad?, pues que sepáis que van a estar aquí mucho tiempo, quizá hagamos una sacudida brutal si todo va bien, eh?, sois todos muy guapos y guapas, la mama golfeta tiene amor para todos, eh?, que buenas sacudidas va a haber este año, vamos a petarlo, eh?, vamos a sacudirnos bien el pepperoni eh?, vamos a petarlo y me váis a sacudir, mamma mía que caliente me pongo solo de pensarlo, vamos a petarlo!-, una persona normal se había descojonado, un actor mira abajo deseando no encontrarse con la Mamma Golfeta en el baño de caballeros.
-Vamos a petarlo -, gritamos todos sin ningún entusiasmo, y la mama Golfeta aquella italiana ninfomana con un extraño acento catalán/italiano se quitó su chaqueta verde, pegó un cachete en el culo a uno de aquellos pobres gorilas cubanos y se adentró en el edificio moviendo las caderas constantemente mientras gritan vamos a petarlo, en italiano en catalán. Si me pidiesen poner cuerpo y Acra a mi idea más disparatada, la haría medir un metro cincuenta, el doble de pechos, la cubriría de una blusa verde de escote inmenso, pediría al duende del arcoiris que se cagase en su pelo, y le inyectaría botox y metería en el microondas de la lujuria hasta que alcanzase un tono lascivo y rojo, le llenaría el cerebro de strippers y talones, le tatuaría en el alma la adulterio y saludaría a mi querida Mamma Golfeta.
Volví a entrar en aquel edificio, extraño cruce entre puticlub, escenario de concurso de talentos y biblioteca. Un chaval bastante guapo se acercó a mi para preguntarme:
-¿Tendré que follarme a Mamma Golfeta? -
-Tranquilo, sus ETS no suelen ser graves-, me comencé a sentir en mi terreno, los fumetas penosos en selectividad comenzaban a oler a higos pasados, el olor a anfetaminas combinaba perfectamente con los tatuajes rídiculos y los maillots apretados, la homosexualidad se introducía en nuestro cuerpo, haciéndonos entrar en clases ridículas de ballet y tener complejos sobre todo, me quitaba el sombrero ante el maricón , drogadicto, retrasado, y marchoso ser que gastó dinero y bíceps cubanos en construir mi facultad
Me escondí en mi capucha, tratando de no escuchar como pos gays de las taquillas de metían mano, lloraban y se insultaban con voz de ganso drogata, traté en vano de no mirar demasiado a chico que gemía con acento suizo, mientras mi profesor de baile le hacía una mamada intentado cubrirse con una mochila.
Por suerte estudio, en un puto buffet de mierdas raras y aunque interesantes, lo que significa que no tengo horario, ni asignaturas, puedo ir a clase si me apetece, o simplemente puedo no hacer arte dramático, quizá incluso así sacaría un 5
Ante el hecho de tener solo un examen con pausas para hacer yoga 6 fumar porros para desestresarse, finalmente dije Bon apetit a la clase de baile filosófico.
Pondré en contexto a los que afortunadamente podrían leer este diario y no decir que las letras no son lo suyo, como recordé la facultad de arte dramático no es más que un teatro en ruinas, que sirve de inspiración para tontos y de hotel para yonquis, y es tan poca la financiación del gobierno, y tal la cantidad de dinero que mamá golfeta se gasta en sexo y pastis que nuestras clases son escenarios en las que hacemos obras para poder tener luz y un inadaptado social embutido en trajes ajustados.
Entré en la clase de Baile Filosófico, y como siempre el sentido común empezó a pajearse y fumar hongos, el escenario estaba lleno de estatuas de yeso de filosófos griegos que llevaban encima pelucas a lo Justin Bieber y cadenas de raperos, los asientos consistían en cojines esparcidos sobre el suelo con la palabra Kamasutra escrita sobre todos ellos, así que hice la postura de la muerte por asfixia y aplasté aquella mierda de cojín mientras pensaba en que coño hacía con mi vida, miré a mi izquierda y casi muero de un puto infarto, el demonio de Broadway estaba a mi lado, ilusionado cosía unas mallas de lana de mariposas y llevaba una camiseta en la que se leía MUERTE A LOS ANCIANOS.
Decidí ser educada y dije:
-Disculpe señor, usted y yo somos vecinos-
El gigante se giró con su cara de toro adicto a los anabolizantes y me respkndío con su voz de las cavernas :
-Chupiguay, pondré tu nombre y el de mi novio en las mallas y estaremos súper unidos! -
Me callé, imaginando que macabro ser del inferno diría Chupiguay, y me dije que no estaría mal tener solo un amigo que aunque pareciese querer drogar un conejo y hacer una orgia con abogados pederastas parecía ser amable.
Con un buen chute de falsa amabilidad, y la entrada a mi taberna mental de el puto sherif de la culpa, decidí preguntarle su nombre.
-Mi nombre es Fregor, muy chachi verdad? -, mi mente no sabía donde echar la purpurina empezando a esnifarla confusa.
-Yo soy Aghera, Fregor-, su cuello se comenzó a agitar pensando en que iba a liberar a su amiguito de tridente afilado, comenzó a dar botes en el asiento y a tocar las Palmas.
-QUE BONITO NOMBRE, POR FAVOR, QUEDARÁ GENIAL EN MIS MALLITAS, Y ENCIMA CASI RIMA CON EL. NOMBRE DE MIO NOVIO-, bingo!, no tenía un tumor cerebral solo era preocupantemente gay.
-Me alegro, como se llama tu novio, Fregor? -
-Alexander Fredgonka, pero le llamo Margarita -, resulta que por desgracia la sesión de aquel día tardó unos cuarenta minutos en empezar, tiempo suficiente para enterarme de toda la historia de aquel ser tan pintoresco, si tenéis algún respeto por la religión o el saber estar tapáos los ojos o pedid la nacionalidad Serbia.
Resumiendo muchos gemidos graves de amor hacia su novio, Fregor era un guerrillero serbio de treinta y nueve años, al llamaban Grito de Sangre en su país, después de matar a un dictador a base de latigazos de estómago de vaca crudo o algo así, y de violar todas las normas posibles y unas cuantas más escapó al bosque, donde tomó un chute de heroina, se folló a un oso, y se encontró al pastor de la zona que le hizo una vasectomía en el campo, luego según su homosexual criterio, estuvieron teniendo relaciones durante tres días seguidos, fue dictador en Serbia durante cuatro días seguidos y recibió un horrible golpe en la cabeza por un ciervo salvaje que le hizo tatuarse a Heidi en la espalda y dedicarse a la costura, su novio/esclavo le decidió acompañar a Barcelona, para que cumpliese su sueño de ser una estrella del cine y coser ropa para osos o guerreros llenos de esteroides, mientras para ganarse un dinero era modelo en la Revista Puro Músculo, y grababa escenas porno con objetos cotidianos como un jarrón o un motor de coche.
-Bueno Fregor, sin duda eres un personaje -, al grandullón le comenzaron a saltar las lágrimas, y me abrazó con fuerza durante unos cincuenta segundos.
-Has sido muy buena con Fregor, Fregor te lo agradece-, volvió a llorar y decidí salir de mi cuerpo mientras me abrazaba y lloraba por mi simpatía de llamarle personaje y no drogadicto retrasado. La sala estaba habitada tan solo por dos personas más, un pervertido sombrío que hacía gestos obscenos e incontrolables con lengua mientras babeaba y reía en silencio y un tipo muy gordo y moreno con aspecto de narco que se sentaba al lado de Fregor.
Después de unos diez minutos las luces del escenario se apagaron por completo dejándonos a oscuras y escuchando a la voz de un albañil al que habían puesto de técnico.
-Saludos mis apreciados espectadores, con ustedes la primera clase de Baile Filosófico presentada por el sabio y sensual Gilmero Ososo, maestro en baile y tocamiento artístico, sin más dilación comencemos con la función, besitos del Bryan Caselo-, la sala permaneció en silencio y oscuridad durante un misterioso y aburrido tiempo, se escuchó a Bryan gritando Maldito Culombio y las luces se encendieron presentándonos a nuestro profesor de Baile Filosófico Gilmero Ososo, que no era otro si no el narco obeso del escenario
-Mis estudiantes, mi nombre es Gilmero Ososo, y seré vuestro profesor de Baile Filosófico,  estendieron?. ¡Bien!, quiero que se levanten para decirme su nombre su pasión y lo que quieren hacer o ser vale? -
-Mi nombre ser Fregor maestro Ososo, mi pasión son los osos, los hierros blindados y mi novio Alexand, y me gustaría ser famoso en Hollywood por ser una gran drag queen que cose ropita -, mi desgraciado turno se acercó
-Mi nombre es Aghera, mi pasión es James Bond, y me gustaría ser feliz y alguien importante en el cine o en el teatro señor Ososo -, el pervertido de la sala seguía relamiendose formando un charco de saliva bajo sus pies.
-Mi nombre es Nico, Nico el cacahuete o el almendra o el nueces, mi pasión son los cacahuetes las almendras o las nueces y me gustaría ser alguien con menos intolerante a los frutos secos , y poder comer más cacahuetes de mayor -, sacó un cacahuete de su bolsillo y se lo metió en la boca diciéndose BIEN hecho nico, mientras se pellizcaba una mejilla.
La clase fue un desastre del que prefiero no hablar demasiado, el maestro Ososo que resultó haber nacido de una comunidad de venta de papeles corruptos en Yucatán, tomó una gran pila de libros de filosofía de segunda mano, utilizando sus páginas como comba, pegándose con pegamento al pecho la portada la Iliada para luego hacer el orangután y golpearse en el pecho, nosotros debíamos de mirarle, improvisar bailando y destrozar los libros con pases de baile o discos de Hop Hop, la clase duró unas dos horas, en las que empaticé con cada pienso y existo que se haya dicho en la historia.
En mi facultad/teatro municipal solo hay que asistir a una clase al día afortunadamente, salí de aquella mierda de clase cuyo tema final sería la Bachata Platoniana, y me dirigí al tablón de anuncios de la facultad para ver si alguna mierda perversa y rar podía subirme la nota de la carrera.
Después de mirar que el único profesor presente en aquel momento era el maestro Ososo, decidí volver a casa, a sobre estudiar para sacar un diez en el examen final de la carrera del que me separaban ocho meses de clase.
Crucé el pasillo lleno de pintura y cenizas de porros, y me detuve al escuchar música, fui a ver de donde provenía pensando que no podía ser de ningún estudiante ya que no era regeton hindú, me detuve en la puerta de donde provenía el sonido y vi al chico de la bufanda, que escuchaba una grabación con los ojos cerrados.
La sala parecía expandirse con aquella brillante voz que parecía envolverlo todo en destellos y sombras, era una voz triste y poderosa a la vez que desearía haber escuchado por horas. El chico comenzó a llorar en silencio, derramando aquellas lágrimas sobre su pálida te, como agua tibia sobre bellas columnas de mármol y joder me enamoré de él, no sé cuánto tiempo pasé allí, apoyada sobre una columna mirando su rostro a través de la puerta semiabierta, el tiempo parecía detenerse hasta que la obesa Mamma Golfeta pateó al suelo hasta llegar a la puerta.
-¡Yogor!, ¡cariño!, ¡necesitan música en un ensayo! -, Mamma Golfeta llevaba un tanga con un dibujo de un lobo en la parte delantera, y un indio apache por detrás. Yogor se dirigió hacia el tocadiscos viejo apagando la sensibilidad de aquella bella voz y salió de la sala, donde ambos nos miramos, resulta que debido a la estupidez que me invadió al verle estaba en el puto medio de la puerta por lo que sus largos dedos me desplazaron hacia el otro lado de la puerta, permitiendo a Yogor avanzar hacia su obligación no sin antes dirigirme una mirada tal y como lo hizo en el centro de salud, Mamma Golfeta pasó un brazo por encima del hombro de Yogor, y comenzó a quejarse en italiano de lo mucho que le apretaba el sujetador de cenicienta que llevaba, el chico solo asentía.
Hay momentos en que las chicas podemos ser encantadoras y otros en los que podemos actuar como mapaches en celo y cual mamífero territorial volví a entrar en la sala escaneando cualquier olor a Yogor, me pisé en el tocadiscos pasando mi mano por aquel platillo que daba voz a aquel cantante y me daban ganas de cepillarme a Mamma Golfeta mientras bebía hasta morir, mis ojos no volvieron a dar vueltas sin sentido cuando se encontraron con aquella gloriosa libreta, con aquella puta maravilla de papel y forro tejido por niños afganos, auel regalo de dios llamado Diario, me acerqué a él sin dudarlo y tras abrir la portada leí escrito en perfecta caligrafía el nombre del chico al que sin remedio amaría por siempre, en esquisita tinta la palabra Yogor parecía reflejar con fuerza y sensualidad la cara de aquel ángel caído del cielo, mirando a todos lados como un camaleón o Oriol Junqueras, cogí el diario y salí cagando leches de la facultad, mientras mi subconsciente se torturaba pensando que Yogor lo sabía, y que nada volvería a ser lo mismo...

Noches LuminosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora