Capítulo XXVII

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Después de degustar una excelente comida junto a su cuñado, ambos regresaron rumbo a su lugar de trabajo para poder continuar con sus deberes.

Apenas salían del elevador en el quinto piso del edificio y se toparon de frente con Saga.

-Pensé que tenían demasiado trabajo…

-Lo tenemos, pero dudo que quieras arriesgarte a que cometamos errores a causa de la falta de alimentos – le contestó Camus con una sonrisa discreta.

-Es verdad… Bueno, en vista de que ya fueron a comer, Camus, necesito que me acompañes, se acerca el cumpleaños de mi cuñado y no tengo la menor idea de que regalarle, me sería de mucha ayuda tu opinión.

-Claro que irá señor, no se preocupe, yo me encargo del papeleo mientras está fuera – Degel entusiasmado empujó levemente a Camus cerca de Saga para que lo acompañara y sin esperar a que le reclamaran algo se apresuró a la oficina.

Ambos se quedaron en silencio unos segundos apenas pues el elevador se abrió de nueva cuenta frente a ellos y aprovecharon para bajar.

-¿Qué tipo de obsequios le gustan a su cuñado?

-Tengo que ser sincero, no estoy enterado de esos detalles, hasta apenas el año pasado acostumbraba a enviarle algo de dinero a mi hermano y dejar que él le comprara lo que considerara pertinente, pero esta mañana me llamó exigiéndome que compre yo mismo el presente de este año, según él porque es importante que me vea más involucrado en la familia.

-Creo que tiene razón…

-Pero como puedes ver soy un hombre ocupado y perder mi tiempo en esta clase de cosas no se me da.

El elevador llegó al primer piso y ambos salieron de el pero Camus hizo una pausa que obligo a que Saga regresara un par de pasos hacia él.

-¿Cómo que perder el tiempo?, cumplir años es una fecha muy importante para las personas, la atención de su familia los hace sentir amados y que tienen a alguien que siempre piensa en ellos, aunque usted no sea familiar consanguíneo de su cuñado, al ser el hermano de su esposo se ha convertido en otro familiar cercano cuya colaboración en este día es igual de indispensable e importante.

-¿No sientes que te preocupas demasiado por otros?, ni siquiera conoces a Shaka pero aun así ya dices que soy un familiar preciado para él.

-¿y que hay de malo en preocuparse por otros?

-No se gana nada haciendo eso, solo te desgastas y pierdes tu tiempo.

-Tu y tú preciado tiempo, es todo lo que temes gastar al parecer.

-Soy un hombre de negocios por supuesto que temo desperdiciar mi tiempo.

-Claro, entonces si así es como piensas, ¿Por qué me ayudas a mi?

Saga se quedó callado, la pregunta de Camus lo tomo desprevenido, ni siquiera él mismo sabía que fue lo que lo impulsó para tomar la iniciativa de ayudarlo.

-Quien sabe, tal vez te veías tan lamentable que la bondad recóndita en mi alma emergió, vámonos ya.

Comenzó a caminar sintiendo una inexplicable sensación de alegría en el corazón, había pasado un tiempo desde que discutió tan infantilmente con Camus y hacerlo de nuevo lo hacia muy feliz, dio pasos largos a propósito y casi emite una risa cuando escucho los pasos apresurados del muchacho tratando de alcanzarlo.

-Ya verás que ayudar a los demás si trae cosas buenas, sólo es cuestión de que estés dispuesto a brindar un poco de eso que tanto temes gastar.

-Claro Jajaja, ya veremos.

En la entrada de la empresa ambos aguardaban a que el encargado trajera el auto de Saga, compartían una atmosfera muy cálida hasta que una presencia furiosa echó todo a perder.

-¡Camus!

Milo se acercó hasta ellos y sujetó a Camus de la cintura acercándolo a él con poca delicadeza.

-¿Qué haces aquí Milo?, ¿y Samuel?

-En la cafetería, pero aun  más importante, si se supone que estas trabajando ¿Qué haces aquí afuera?

-Eso no es de tu incumbencia – Saga ya estaba bastante molesto por la actitud ridícula que estaba mostrando Milo.

-Jaja perdóname pero claro que es de mi incumbencia, él es mi esposo.

-Y yo su jefe, por lo tanto si yo le digo que me acompañe a tratar asuntos no relacionados con el trabajo también puedo hacerlo  además de que si él quiere hacerlo no veo ningún inconveniente.

Camus los miraba a ambos muy nervioso, se apreciaba fácilmente que solo bastaba un gesto malintencionado por parte de uno para iniciar una pelea, estaba atento para actuar deprisa en caso de que las cosas escalaran al grado de necesitar la intervención de las autoridades cuando el ruido chirriante de las llantas de un automóvil sobre el pavimento lograron captar su atención, Camus giró la vista hacia la carretera y sus ojos se nublaron enseguida, sus pies perdieron fuerza, incluso podría asegurar que su corazón se detuvo al ver a su bebé sobre un charco de sangre en medio de la calle, en cuanto pudo inhalar un poco de aire gritó tan desesperadamente que obligó a que Saga y Milo giraran en dirección a la calle también.

-¡¡SAAAAM!! – corrió a lado de su hijo pero por temor a lastimarlo no pudo tocarlo-¡Por favor, ayúdenme, llamen a la ambulancia rápido!

Saga superó la impresión rápidamente y corrió a lado de Camus con el teléfono en la mano brindando los datos necesarios para que llegara la ayuda médica.

Milo por otra parte ni siquiera pudo dar un paso sin sentir que sus piernas se quebraban, la impresión de ver a su hijo en ese estado fue demasiada para él, la culpa le llegó enseguida, si tan solo no lo hubiera dejado solo esto no estuviera pasando.

La ambulancia llegó y con cuidado subieron al pequeño, Camus partió con ellos.

Saga por otra parte subía a su auto para alcanzarlos cuando noto a Milo golpeando la ventana del copiloto.

-Si vas al hospital… Por favor llévame, necesito saber como está mi hijo.

Saga se sintió tentado a dejarlo ahí pero se imaginaba que estaba pasando por un shock demasiado grande y era peligroso permitir que condujera por su cuenta, además recordando la charla con Camus decidió ayudarlo esta vez, aun que esperaba después charlar con Camus sobre el tipo de personas a las que está bien ayudar.



CORAZÓN VALIENTE.(miloxcamus) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora