CORAZÓN VALIENTE.(miloxcamus)

Capítulo XXVIII

La espera en el pasillo del hospital era una tortura para Camus, enseguida que la ambulancia arribó al lugar y bajaron a su pequeño, fue rodeado de enfermeras que se aseguraban de mantener sus signos vitales bajo control durante el trayecto al quirófano.

Solo pasaron 5 minutos, pero sentía como si llevara horas de pie con la mirada fija en la enorme puerta por donde vio desaparecer a su bebé.

Milo y Saga llegaron lo más rápido que pudieron, Milo apreció el semblante de Camus sintiendo aún más la culpa cayendo sobre él, no hizo el intento por acercarse a Camus pues temía al modo en que pudiera reaccionar, sin embargo Saga sin titubear pasó a su lado directo a donde se encontraba Camus quien ante la atenta mirada de su aún esposo fue sostenido por unos fuertes brazos que le proveyeron el calor y consuelo suficientes para sentir que por fin podría tener un momento de desahogo.

Ese abrazo sincero fue lo que le hacía falta, dejó de reprimir su dolor y lo dejó fluir libre a la vez que caía de rodillas aún aferrado a Saga.

-Tranquilo Camus, verás que Sam va a estar bien.

-¿Por qué a mi hijo Saga?, yo puedo soportar lo que sea, pero si algo le pasa a mi bebé toda la fuerza me abandona.

-Comprendo… - acariciaba su cabello delicadamente- desahógate, yo te ayudaré en lo que sea y lo sabes.

-¿Aún sacrificando tu valioso tiempo? – dijo con una sonrisa desganada mientras se mantenía recargado en su pecho.

-Jaja, recuerda que aún me debes ayudar a elegir el regalo de mi cuñado, será un ganar ganar.

-Claro.

Milo se mantuvo al margen, se recargo de la blanca pared del hospital rogando por que todo saliera bien.

Al cabo de un par de horas por fin se abrieron de nuevo esas puertas y salió un doctor al encuentro de los tres.

-¿Quiénes son los padres del niño?

-Yo doctor, ¿cómo está? – Camus se acercó enseguida que escuchó el llamado del médico

-Fuera de peligro, pero me temo que sufrió una leve fractura en la columna, si bien tiene arreglo no podrá caminar durante un tiempo.

La noticia fue impactante para todos sin embargo saber que el niño estaba fuera de peligro logró suavizar la situación.

-Muchas gracias por su trabajo doctor.

-Es mi deber, por favor acuda con la secretaria para llenar los documentos necesarios.

En seguida que el doctor se retiró, un par de enfermeras sacaron la camilla donde estaba Samuel recostado, ninguno interfirió en el caminó hasta que lo acomodaron en su respectiva habitación.

Camus se acercó a la ventana del cuarto y contempló a través de ella a su hijo, el pequeño tenía la cabeza vendada, además varias gasas cubrían los raspones que le provocó el ser golpeado contra el pavimento, las áreas que eran percibidas a simple vista lucían hinchadas desde luego, pero sabían que la peor parte se la había llevado la espalda del niño dejándole esa secuela que sus seres queridos le ayudarían a superar.

Milo se acercó a Camus y tocó su hombro para llamar su atención.

-Ya me encargué de los trámites de hospitalización.

-Si…  gracias – se sentía aún confundido, ni siquiera se dio cuenta cuando Milo se retiró para encargarse de eso.

-No quiero que te preocupes por nada Camus, yo me encargare de que Sam sea atendido por los mejores terapeutas, además le pediré a alguien que nos muestre alguna rutina adecuada para que en casa le ayudemos a recuperar la movilidad en las piernas -Saga le ofreció su apoyo sin límites ni dudas, cosa que no le pareció del todo a Milo.

-Es muy generoso de su parte, pero creo que esto ya es un asunto privado que debe ser discutido por mi esposo y por mi.

-Milo… - Camus trató de intervenir más sin embargo las emociones que lo atormentaron anteriormente lo habían dejado exhausto.

-Me vas a disculpar pero no voy a retirar mi oferta por más que insistas que no es de mi incumbencia, le tengo una gran estima a Samuel y por eso quiero verlo bien – Saga se puso a solo unos pasos de distancia de Milo, su mirada era decidida e intensa.

-Bien…

Para la sorpresa de todos, Milo solo dijo esto y se dio la vuelta para comenzar a alejarse, ambos Saga y Camus se esperaban e incluso se preparaban para que Milo empezara un pleito nuevamente, sin embargo esto no sucedió.

Afuera del hospital Milo no pudo hacer  más que tranquilizarse, aprendió a la mala que sus actitudes impulsivas solo lo alejaban más de Camus y para empeorar las cosas el accidente de su hijo, necesitaba un momento para pensar correctamente que haría para ganarse de nuevo a su familia.