Capítulo XXXI

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Después de su altercado con Saga, Milo se dedicó a caminar por las calles, meditaba en las palabras de su rival y en realidad no quería creer en ellas, si bien aceptaba que Afrodita últimamente le había mostrado un carácter bastante explosivo, manipular a un menor para proferir las horribles palabras que le dirigió su hijo hace unos momentos, a su pensar un acto así ya rayaba en la inhumanidad.

Se convenció así mismo de que en este asunto había algo más implicado, y lo mejor que podría hacer por el momento era tener una seria charla con Samuel, se dirigió de vuelta al hospital, para cuando tuvo frente a él la puerta de la habitación de su hijo, se puso nervioso, solo rogaba por no tener que escuchar de nuevo palabras tan duras emitidas por su pequeño hijo.

En el interior de la habitación se encontraba Camus, de pie contemplando el patio trasero del hospital, Samuel yacía recostado y mantenía los ojos cerrados, no le hizo falta preguntar nada para darse cuenta de que no hacía mucho que el niño había dejado de llorar.

Camus se percató de su presencia en la habitación gracias al leve rechinar de la puerta sin embargo solo lo miró por un momento y regresó su vista al exterior a través de la ventana.

Milo no dijo nada tampoco, simplemente caminó hasta su hijo y se sentó a un lado, extendió su mano y la posó sobre la del menor suavemente, la movió un par de veces con cuidado y con eso logró llamar su atención, los ojos del niño se abrieron y el dolor de percibir su enrojecimiento a causa del llanto clavaron el remordimiento en él enseguida.

-Hijo... Solo quiero decirte, que espero que puedas tener un poco de confianza en mí, y que me cuentes, por favor, ¿qué es lo que te ha hecho pensar de esta forma?

Sam no pudo evitar que sus ojitos se llenaron de lágrimas otra vez pero aparte del dolor era sencillo apreciar el coraje en su mirada, un coraje que ningún niño como él debería sentir jamás.

-No puedo confiar en ti... Solías prometernos que siempre nos protegerías, que nada nos lastimaría, pero tu eres quien más sufrimiento acarrea... Yo no seré como tú... JAMÁS y por eso mismo, yo si me aseguraré de que mi papi no sufra más, deberías irte, sabes que hay alguien que sí te espera.

Camus escuchaba atentamente cada palabra dicha por su hijo, no giró en ningún momento pero las lágrimas inundaban su rostro copiosamente, pensaba para sí mismo que Milo no era el único mal padre en esta situación, él mismo también se sentía culpable, ahora su pequeño tenía una enorme herida en su alma, una herida que no hacía más que empeorar por su culpa.

Milo tenía un nudo en la garganta, tan pesado que le dificultaba incluso respirar, las lágrimas de sus ojos aún no rodaban con libertad por su rostro pero solo era cuestión de un parpadeo para que lo humedecieran por completo, definitivamente no pudo seguir contemplando la faz de su hijo así que salió de ahí totalmente derrotado.

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⏰ Última actualización: Jul 25, 2022 ⏰

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