Capítulo V

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Milo llegó a su trabajo y fue directamente a su oficina, dejo caer su portafolios en el suelo y se desparramó en la silla soltando todo el aire que podía acumular en el pecho, era difícil estar tranquilo en casa estos días, se sentía ridículo, actuaba casi como un adolescente enamorado al que los nervios no dejan actuar cuando está presente quien le gusta.

Si, así se sentía, pero se reprochaba una y otra vez ese tipo de sentimientos, él ya era un hombre casado, tenía un hijo y no estaba para nada bien que sus hormonas se alborotaran de ese modo por un niño, menos aún siendo este familiar de su esposo.

Hubiera continuado con su tormenta de no ser por que su hermano entró, mentalmente agradeció que lo sacara de sus pensamientos, lo vio batallar en la puerta un rato pues traía en manos una caja bastante grande así que se levantó y le sujetó la puerta para permitirle la entrada.

-¿Y eso? – preguntó una vez que Kardia puso la enorme caja sobre su escritorio.

-Son regalos de la compañía, esta semana sacarán varios premios para los consumidores y mandaron cajas repletas de muestras para los jefes de cada departamento, aquí está la tuya.

-¿Qué se supone que trae?

-Puees, ya sabes, unos cuantos autos a escala, figuras armables, por cierto esta vez trae varias de esas figuras de colección que tanto te gustan.

-¿En serio?, bueno imagino que pasaré un buen rato con Sam armando todo esto.

-Y que lo digas, iré junto a mi pequeño Ian para ayudarles.

-Perfecto, te esperamos para cenar entonces.

-¿Acaso no irás a casa hoy para comer?

-Me temo que no, tengo una junta dentro de dos horas y no creo poder ir esta tarde a casa, pero si tu vas te encargo lleves esta caja y me disculpes con Camus.

-Wo wo wo, espera un segundo, ¿te peleaste con mi cuñado?

-No, ¿Por qué lo dices?

-Pues lo llamaste Camus, no dijiste “mi esposo” o Cam

-Lo siento solo… Creo que estoy cansado.

-Si tu lo dices….   Nos vemos en la noche entonces.

Salió dejándolo solo, en realidad no se dio cuenta como llamó a su esposo frente a su hermano simplemente lo dijo y ya.

No quiso pensar en eso ni un segundo más así que mejor bajó a la cafetería para comer algo antes de ir a la junta, ya que sabia de antemano que esta duraría un buen rato y no tendría oportunidad de ir a comer luego.

Entró en la cafetería y se acercó a la maquina dispensadora de café, eligió un moka y cuando estuvo listo lo tomó, ahora buscaría algo que comer, terminó comprando un par de sándwich y con todo en mano buscó un sitio donde sentarse, encontró una mesa junto a el enorme ventanal y sin dudar fue a acomodarse ahí.

Estaba tranquilo, pero su serenidad no duró por mucho.

-Vaya, vaya, ¿ese milagro que te apareces por aquí?, no me digas, te separaste y ahora ya no hay quien cocine para ti, lo hubieras dicho antes, yo siempre cocinaría para ti.

-Cállate, no me separé de mi esposo y tampoco planeo hacerlo.

-Uyy, que malhumorado, ¿lo has hecho últimamente?

-Que te importa

-Tranquilo, tranquilo – jaló una de las sillas y tomó asiento – y pensar que cuando éramos novios la pasábamos tan bien juntos.

CORAZÓN VALIENTE.(miloxcamus) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora