XLV

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—¡Dios nunca permitiría que una criatura repugnante entrara a su casa! —La voz del sacerdote inundada de miedo hizo eco en aquella iglesia, mientras el demonio se le acercaba.

—Entonces deberías entender por qué me envió —Contestó la criatura, desplegando sus filosas garras.

𝕮𝐮𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝕸𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐨𝐬.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora