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El hombre tomó el cuchillo. La mujer quiso gritar, pero ni siquiera podía moverse. Miro aterrada cómo el hombre se acercaba lentamente, empuñando el cuchillo en dirección a ella. Necesitaba hacer algo, él estaba a punto de matarla, el cuchillo iba a atravesar su piel.

Trató de concentrarce, reunió todas las fuerzas que le quedaban ... Y logró mover los dedos.

El hombre retrocedió asustado. Soltó el cuchillo y levantó el teléfono.

—Señor ... Soy el médico forense. La mujer que acaban de enviarme sigue viva.

𝕮𝐮𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝕸𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐨𝐬.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora