IX

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—¿Cómo está mi esposo?

—No voy hablar del tema.

—¿Por qué? Hace años se fue contigo. Al menos dime cómo está.

—Lo siento Clementina. No vine a discutir contigo. He venido a ver a Felipe.

Esas palabras hicieron que el corazón de Clementina crujiera. Quiso reclamarle a la mujer, pero por experiencia, sabía que era inútil.

—Al menos deja que me despida.

Clementina se agachó con esfuerzo y acarició durante largo rato la cabeza de su perro.

—Adiós, Felipe -Dijo con tristeza- Y tú ... Primero mi esposo y ahora Felipe ¿Cuándo? ¿Cuándo vendrás por mí?

—Eso no puedo decírtelo -Respondió la muerte.

𝕮𝐮𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝕸𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐨𝐬.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora