4. Té (parte dos)

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A ella le gustaba bastante esta sensación. El whiskey en su taza (había renunciado al fingimiento del té por completo.) La lluvia afuera, el calor del fuego. El parpadeo de la luz de las velas. Incluso su sarcástico, sexy interrogador parecía estar poniéndose meloso a medida que progresaba la velada.

"Entonces, es usted Auror, ¿verdad?"

Ella asintió.

"Entonces dígame, Sra. Weasley, ¿ha habido algún nuevo mago oscuro que mantenga ocupado al ministerio?"

Hermione aspiró por la nariz. "Más bien podría llamarme Hermione ya que parece que estamos conociéndonos." Tomó una rodaja de caqui de la bandeja y la mordió. "Bueno. Aunque no tenía que drogarme para esta conversación." El suero comenzaba a latir en su conciencia, aunque no era contraria en absoluto a responder. "Maldición, sí, periódicamente hay pretendientes al trono oscuro. No han llegado a mucho. Harry gobierna bien el barco."

Fue el turno de Snape de poner los ojos en blanco. "¿Ya es Ministro de Magia?"

"No. Aunque le han ofrecido el puesto. Dos veces. Harry nunca fue tan sediento de poder o venial como lo pintaba usted."

Él resopló, pero estaba dispuesto a darse por vencido en cierto modo en este tema. Los años intermedios le habían otorgado cierta perspectiva en su ambivalencia de Potter. "He concluido que algunas de mis percepciones sobre Potter pueden haber estado de algún modo... fuera de lugar durante su infancia. Sin embargo, no correré a reclamar su amistad."

"Bueno, no creo que él tenga expectativas en ese sentido. Aunque las percepciones de Harry sobre usted se vieron impactadas drásticamente por lo que vio en el Pensadero. Le ha cogido bastante cariño desde entonces."

Él de repente se puso rígido y tenso. Levantó los ojos hacia ella.

"¿Y usted? ¿Qué pensó de mis recuerdos?"

"No los vi." Pareció chocarle la simple sugerencia. "Harry no permitiría que nadie los viera. Dejó muy claro que eran privados. Sabía que usted estaba vivo, ya ve, y quería devolvérselos. Los ha guardado todos estos años. Puedo enviárselos una vez regrese a casa."

Él alzó una ceja. "He disfrutado bastante no teniéndolos. Pero agradezco que todavía no haya decidido divulgar mis experiencias más personales para que todos y cada uno las observen."

"Harry nunca haría eso. Se sintió... honrado de que decidiera compartirlas con él."

Él resopló, más reflexivamente que por desacuerdo real. "Créame, no lo habría hecho, de haber tenido otra opción disponible."

"Puedo imaginarlo. Y también Harry. De ahí el hecho de que haya protegido sus recuerdos todo este tiempo. Harry es bastante considerado, sabe. Ahora. Y responsable. Dirige el departamento para la aplicación de la ley mágica, y realmente da forma a las cosas."

Snape resopló. "Se refiere a que usted ha dado forma a las cosas por él, ¿no? Incluso desde mi nueva perspectiva, Potter era de una mente aturdida media cuando usted estaba allí para pastorearlo. Los únicos momentos de brillantez que jamás mostró fueron de usted."

Insegura de si sentirse halagada o enfurecida, ella resopló una risa.

"En realidad, eso no era cierto entonces, y ahora es aún menos cierto. Siempre ha habido más en Harry de lo que usted podía ver. Es una mezcla de sus dos padres, sabe. Y ha mejorado desde que lo conoció. Seguramente usted entre todas las personas comprende cómo salvar el mundo no siempre saca lo mejor de uno."

Severus se encogió de hombros sin comprometerse. "Yo nunca intenté salvar el mundo. Sólo intentaba mantener vivo a un muchacho odioso a pesar de sus mejores esfuerzos."

El Peso de la MemoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora