Severus Snape se empujaba colina arriba, un ligero sudor brotando de su piel. Era realmente deprimente. Eso es lo que era. Deprimente que siguiera pensando en ella. Deprimente que siguiera deseando su cuerpo. Deprimente que siguiera anhelando su compañía.
Incluso aquí, en su carrera matinal a través del bosque. No estaba corriendo solo. Oh no. Estaba corriendo con su recuerdo persiguiendo cada paso suyo.
Se había metido bajo su piel. Eso era todo lo que era. Había pasado demasiado tiempo solo, demasiado tiempo con sólo el afecto de Milo por compañía. Que al perro le hubiera dado por estar abatido por la casa desde la partida de la bruja no ayudaba al asunto. Incluso había declinado la carrera de esta mañana, prefiriendo en cambio instalarse junto a la puerta delantera por la opción improbable de que el cochecito de alquiler rojo pudiera llegar traqueteando camino arriba.
Apisonaba contra su propio reflejo de esperanza. Su regreso era altamente improbable. Su borrado de memoria había sido minucioso. Sus recuerdos para cubrirse tan detallados y matizados como los que había forjado para el Señor Tenebroso. Era una rara habilidad crear recuerdos tan efectivos, pero la suya, según su conocimiento, no tenía paralelo.
Que también la hubiera dirigido hacia los bellacos que realmente estaban traficando con hierbas y bases adulteradas era, para su mente, una póliza de seguros adicional. Procesar esa información probablemente llevaría semanas, y haciéndolo, la mantenía distraída durante el período crítico, y en consecuencia proporcionaba el tiempo para que su historia para cubrirse arraigara. Los cerebros eran órganos tan adaptables. Y se tomó a pecho el hecho de que la oportunidad de llevar villanos ante la justicia le otorgaría a su Gryffindor cierta recompensa por cualquier mareo que sus alteraciones pudieran causarle a corto plazo.
En cuanto a quitarle sus recuerdos... le hacía sentirse incómodo pensar en ello. Pero, razonó, al final, había parecido un acto de bondad. Ellos, ambos, habían estado nadando en un charco de desdicha de la peor especie. Se había decidido por quitárselos, en lugar de obliviarla... no había querido que esos recuerdos desaparecieran. Eran preciosos para él. Pero tampoco podía permitir que ambos sufrieran sin necesidad. Su intención original había sido usar los recuerdos de ella para invocar los propios al pensadero... una operación complicada, pero factible con preparación avanzada.
Pero había fracasado, decidiendo en el último momento librarla, pero no a sí mismo. En el último minuto se había encontrado reacio a sacar su visita de su cerebro. Al menos ella no sufriría desconsuelo al separarse de él. Sólo él lo soportaría.
Y Milo, por supuesto. Pobre perro.
Seguía considerando obliviar al perro, pero la urdimbre de recuerdos caninos estaba tan centrada en el instinto que estaba inseguro de su capacidad para hacerlo sin dañar a su pequeño amigo. Así que simplemente recurrió al soborno, y mientras que Milo ciertamente había disfrutado la opción adicional de cosas de comer que le había comprado, no hizo que dejara de andar abatido por la cabaña.
Severus no podía culparlo. Él mismo estaba, lo admitía, en los recursos privados de su propio cerebro, también abatido... o si fuera de verdad honesto consigo mismo, comprendía que lo que estaba experimentando estaba más allá del abatimiento. Había llorado la pérdida de Lily durante décadas. Y ahora se percataba que se había asignado una duración similar de sufrimiento, porque por desgracia, su oportunidad de adaptar su propia memoria había desaparecido para siempre. El efecto llamada de memoria que había pretendido emplear para borrar sus propios recuerdos era transitorio, y el momento para ello había pasado hace mucho. Podía quitar un recuerdo individual cada vez... pero retendría el conocimiento de que lo había hecho. Sabría que los recuerdos estaban arremolinándose en su totalidad en el cerco de su pensadero. Que lo atraerían a volver a experimentarlos parecía inevitable.
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El Peso de la Memoria
FanfictionTraducción de 'The Weight of Memory' de Theolyn. Desconocido por el mundo mágico, Severus Snape sobrevivió a la batalla final. En las décadas intermedias ha construido una vida sencilla, hermosa, para sí mismo. Hermione Granger ha pasado años buscá...