Lisa Pov
Solo la descuide un par de horas.
Está última semana había peleado conmigo misma, convenciéndome que era momento de alejarme de ella, pero lo cierto era que nunca la perdía de vista, siempre me mantenía cerca, al menos lo prudente para que ella pensara que había decidido tomar distancia.
Una verdadera tontería.
Cada vez la veía más guapa, por lo que era cada vez más difícil permanecer en mi lugar y no ir tras ella.
Trataba de dirigir mis pensamientos a otras cosas más productivas, sin embargo, siempre encontraban el camino de regreso a aquella rubia de anchas caderas, estilizadas piernas y radiante sonrisa.
Era una jodida tentación, y cada día parecía ponerme a prueba; un día tenía un botón de su camisa desabrochado, otro día era la estúpida falda más alta de lo normal, incluso se agachaba de manera sugerente.
¡Dios! ¿Dónde había quedado mi rubia con aura angelical?
Y entonces algo más empezó a molestarme:
Los idiotas hormonales babeando por ella.
Había escuchado comentarios sobre Rosé, cosas que me provocaban cometer los más atroces delitos con tal de mantener su pura imagen intacta ante cada idiota que se me cruzaba.
¡Joder!
Si hasta yo soy hormonal cuando estoy con ella, no lo puedo evitar.
Los días que habían pasado después de lo ocurrido en la piscina habían hecho estragos en mi cuerpo; mis erecciones matinales siempre fueron un problema ocasional, pero ahora eran diarios, amanecía con una tienda de campaña cada mañana, no podía creer que solo un par de veces con ella me tuvieran tan jodida y ni siquiera habíamos ido más allá, aún.
¿Es que esperaba que pasará algo entre nosotras?
Llegué a la conclusión de que no solo me gustaba, también la deseaba, pero no podía ir más allá, no debía.
De cualquier ángulo en qué se analice la situación era lo mismo: una relación inapropiada entre maestra y estudiante.
No era feliz pensando en que podría afectar el futuro de Rose por mis deseos mas vanos.
Esa tarde estuve más ocupada de lo normal, con mis labores administrativas dentro del instituto, mi tiempo para observar a mi ángel rubio se hacía cada vez más corto, aún así, dejaba a Jennie al pendiente de ella, con claras indicaciones de alejar a cualquier mocoso baboso de Rosé.
Pero no fue suficiente, pues el que Jisoo se haya acercado preocupada a contarme lo que estaba ocurriendo con Rosé, había agudizado todos mis sentidos y había salido corriendo de la escena.
La preocupación me invadió, y mucho más viendo la hora que era y el clima que había.
-¿Qué piensas hacer?- preguntó Jennie cuando logró darme el alcance.
-Tu quédate por si ella regresa, yo peinare la zona, no pudo haber ido tan lejos- dije para adentrarme en el bosque.
la última vez que había visto el reloj eran cerca de las 8pm, la luz era un problema, la linterna de mi teléfono alumbraba lo suficiente como para que no me vaya de bruces, pero aún así, no mostraba mucho más allá.
Joder no había ni rastro de Rosé.
-¡Rosé!- ¡mierda! a esta altura debería estar empapada hasta la médula.
Las ramas crujían con cada paso que daba, la lluvia seguía sin querer dar tregua, para ese momento ya había recorrido un gran tramo.
Grité su nombre tantas veces como me fue posible, casi hasta quedar afónica, pero el sonido del exterior opacaba mi llamado, no estaba segura de seguir, ella podría haber vuelto al instituto.
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Desenfreno || Chaelisa G!P
Teen FictionLisa será asignada como directora del internado de su padre, ella acaba de graduarse de la universidad y su sueño no es precisamente dirigir un internado de jóvenes, siempre se comportó como un alma libre y vivía su vida como ella quería. La vida de...