La semilla del mal

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Los humanos vivían en armonía su vida normal, la magia no provenía de ningún objeto encantado puesto que los hechizos eran ejecutados con la energía interior de cada persona. El aprendizaje o la ignorancia sobre temas mágicos corría por cuenta de cada uno. En las escuelas solo se aclaraba que quien decida aprender magia debía hacerlo bajo su responsabilidad y que su mal uso era condenado por las altas esferas de la ley sea quien sea. Eso era lo que decía el profesor Blackwell al finalizar cada clase, pero todos los viernes en la noche mientras los padres y madres dormían reunía a sus alumnos para dictar clases de magia negra. Los reclutas provenían tanto de su escuela como así también de sitios cercanos. Se juntaban en el viejo puente de la ciudad y desde allí se internaban todos juntos en lo oscuro del bosque donde podía dar sus lecciones paralelas sin ser descubierto.

-Desde tiempos inmemoriales la magia oscura ha sido subestimada y considerada maligna por aquellos que no la comprenden en su totalidad. La han prohibido incluso condenado, pero los reúno aquí cada semana para que comprendan su verdadero poder y no se dejen llevar por las masas que solo repiten lo que les cantan a sus costados. En sus escuelas aprenden a protegerse, a sanar, atacar, pero ¿Por qué inmovilizar a tu rival si puedes liquidarlo de una vez y para siempre? A partir de hoy, los nuevos estudiantes aprenderán técnicas que salvarán tanto sus vidas como las de sus seres queridos en situaciones de extremo peligro. Ahora haré una breve demostración con estos animales de lo que aprenderán en mis clases cuando estén más avanzados. Recuerden que los hechizos funcionan tanto en humanos como en animales

-Ahora Monroe- Alan Monroe era uno de los más avanzados, había comenzado sus clases hace más de 3 años para sacarse de encima a unos idiotas del pueblo que lo cargaban por la dura cicatriz que llevaba en su rostro- Una cabra fue traída con una soga desde atrás de un árbol, Alan se paró en frente y le apuntó con su mano abierta. A medida que sus dedos se cerraban para formar el puño el mamífero parecía sufrir más hasta que pronuncio un encanto y el cuerpo del animal estalló como si fuera un tomate. Las vísceras se esparcieron manchando los arboles cercanos como también así la ropa del muchacho quien se mostraba orgulloso de su encantamiento con una sonrisa en su rostro. El nuevo alumnado quedo sorprendido y ansioso ante tal poder, ni siquiera en el último año de sus colegios aprendían a hacer cosas como la que acababan de ver.

Así, el profesor Benjamín Blackwell enseñó magia oscura durante 5 años a espaldas de su familia. Su esposa, la señora Blackwell, según él era de corazón demasiado inocente para comprender que iban sus clases. Por otro lado, el niño, Sheamus si entendería lo que era ese tipo de poder. Lo supo desde que lo descubrió pudriendo un girasol con tan solo mirarlo, podía notar la maldad durmiendo dentro del pequeño. Esperaría a que crezca mientras les enseñaba a los demás o al menos eso eran sus planes hasta que Tomoty , uno de sus alumnos, tuvo problemas con un hechizo por lo cual volvió a casa con sarpullidos extraños. Sus padres, tras una serie de investigaciones ( jueces de la corte) lograron descubrirlo acabando con sus lecciones. La noticia salió en todos los diarios de la nación, fueron enjuiciados junto a los estudiantes, pero como la señora Blackwell estaba por dar a luz se le perdonó la pena de muerte a la familia. A cambio de eso fueron expulsados del reino y se envió un mensaje a todos los reinos aledaños para que no sean aceptados en ninguno motivo por el cual la su mujer terminó pariendo en las alcantarillas entre medio de la basura. Desde ese día, Benjamín, con su corazón lleno de rabia decidió vengarse y le trato de inculcar a su hijo el mismo desprecio hacia los magos blancos.

Cuando su hijo creció comenzó a entrenarlo con el arte oscuro, aprendía rápido los conjuros más difíciles, pero aun así había uno que nunca le salía. Según su padre, el poder saldría solo en una situación de extrema ira hacia algo o alguien. De todas maneras, se reusaba a utilizarlos en pos del mal. Además, nunca creyó las historias que su padre le contaba sobre el destierro, para él, había algo que le estaban ocultando y que su familia tenía una porción de la culpa. Por eso, sin que sus padres lo sepan solía escaparse al pueblo más cercano donde su había trabado amistad con unos amigos hace ya bastante tiempo. Pero un día, jugando "cambia cuerpos", aquel típico juego donde los niños pronuncian un encantamiento para convertirse en el animal que representa su alma en vez de transformarse en algo agradable como sus compañeros que uno se volvió caballo y la otra un colibrí, Benjamín se transformó en una horrible tarántula patuda que oscilaba de un lado a otro con sus patas llenas de pelos. Los niños gritaron, corrieron asustados a sus casas en busca de sus padres quienes se sorprendieron al ver ese horrible insecto, pero se sorprendieron más al descubrir quien se escondía tras ese hechizo.

-Señor ¿Qué acaba de pasarme? - dijo Sheamus con cara de asustado

- No te acerques a mí ni a mi hija monstruo asqueroso. ¿Ustedes se juntaban con él? ¿Acaso saben quién es? -les preguntó a sus hijos sin sacarle la vista de encima al niño- Es el hijo de los Blackwel , de la familia prohibida.-

- Te lo dije, Rosé, te dije que era un poco extraño- dijo el otro niño mirándolo ahora con el mismo desprecio que su hermana y su padre.

-Señores, acérquense con algo para paliar, el hijo menor de los Blackwell está aquí. Han vuelto a intentar reírse de nosotros

Sheamus confirmó que lo que su padre le dijo sobre los "humanos comunes" como el los llamaba. De un segundo a otro, sus amigos lo habían delatado, los había ayudado a ordeñar sus vacas, a limpiar sus caballos y lavar sus armaduras a todos no solo a ellos. Eran traidores dañinos y malagradecidos. Eso pensaba mientras un circulo lo rodeaba arrojándole cosas escupiéndolo y pateando como a una insignificante bolsa de papa. Recordaría todos los rostros que pueda para vengarse de todos y cada uno de ellos.

Cuando Sheamus despertó, miró al cielo perlado de estrellas e inhalo profundo para comprobar que estaba vivo. Algo feo cayó sobre él nublándole la vista, los malditos lo había tirado entre la mierda de caballo y le habían puesto un encima para que le defecara la cara. Volvió a "casa" herido física pero sobre todo mentalmente, su padre se enojó con él cuando le contó todo.

-¡Si no fuera por ti , seriamos una familia normal!- le gritó a su padre en plena discusión

Para Benjamín fue como una puñalada- Si no fuera por mí no sabrías defenderte así que cuida tu boca antes de que....

-¿Antes de que?!!¿De qué lo eches allí afuera a que vuelva a pagar el pacto de tu errores?- su madre se introdujo a la pelea verbal poniendo a papá peor de lo que estaba

- Siempre supe que eras débil y que nunca comprendiste la importancia de ningún tipo de magia. Sabía que eras una perra. ¡QUIEN NO COMPRENDA ESTO NO MERECE VIVIR!!!- El señor Blackwell la apunto con su dedo índice y su esposa cayó al suelo muerta.

Su hijo entro en un estado de ira incontrolable, miró a los ojos a su padre y le apuntó con su mano. Cerró el puño y el cuerpo de su padre explotó y así fue como el profesor Benjamín Blackwell murió a causa de la misma magia oscura que él mismo enseñaba. Sheamus lloró la muerte de su madre mientras a pocos metros su padre estaba esparcido por todo el lugar, pero ese ya no importaba.

No tenía hermanos, no tenía amigos, no le quedaba nada. Estaba solo ante un mundo que lo despreció incluso desde antes de su nacimiento, que solo sentían odio hacia su familia. Comprendió a su progenitor después de matarlo, solo lo estaba protegiendo de todas esas ratas que se hacían llamar personas. Solo le quedaba la magia y un odio profundo a quienes realmente provocaron la muerte de sus padres. Juro vengarse así sea lo último que haga

Así fue como se plantó........ La semilla del mal




Las Hijas Del MalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora