No son de nuestro tamaño

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La herida se cerró sola y la mujer abrió los ojos como si hubiese despertado de un sueño profundo en el cual había estado por años. Al verlo, retrocedió, luego se puso de pie como pudo.

- Usted.... ¿Usted quién es? -dijo aturdida mirándolo con ojos grandes como platos, así fue como reconoció Garet que sus colores de iris coincidan con los de la bestia de hace un rato.

-Soy Garet, rey de las Tierras Unidas, resolví cada acertijo, acabo de romper la maldición tuya y de tus hermanas- respondió con una mano en la empuñadura de su espada, no se fiaba ni un pelo.

-¿Usted ha matado a mis hermanas?

-Si, lo lamento..... era necesario. Me dejaron sus acertijos tras convertirse en cenizas.

- Ah , era hora de que alguien me liberara de esta mierda. Gracias mi lord- dijo demostrando su respeto con un ademán.

A Garet le sorprendió no volver a enrolarse en otra pelea.

-No te molestes, no me debes nada. Pero... ¿ No estás molesta por qué maté a tus hermanas?

- Mis hermanas y yo.... Teníamos una relación muy cercana entre nosotras, pero todo cambió cuando se dejaron manipular por mi padre. Mi padre- dijo como si se hubiese acordado de algo que olvidó hace años- debemos detenerlo antes de que sea tarde.

- Pero, ¿Cómo sabremos el camino a seguir? Hasta hora las cenizas de tus hermanas me indicaban como seguir a través de los acertijos.

-Mi padre tiene su escondite bajo el reino de los enanos, piénsalo,¿ Quién creería que bajo las cuevas de los enanos ,dónde ni siquiera llega la luz, viviría una familia entera?

-Tiene sentido.- dijo el rey con un aire pensativo- De todas maneras deberíamos descansar, estamos muy agotados como para continuar a donde sea tengamos que ir para terminar con esto.-dijo mientras se acercaban a la fogata que habían iniciado sus captores.

Hurgaron las bolsas de dormir pertenecientes a los secuaces de Sheamus. De milagro encontraron agua limpia, tomó un poco y después le dio la botella sobre los labios de Cristina. Ella sorbió unos tragos muy lentamente.

- ¿Estás bien?

- Si, un poco mareada aún

- Ahora dime, ¿Por qué no te convertiste en cenizas como tus hermanas?

- Nunca quise aprender de magia negra ni tampoco estuve a favor del trato que mi padre tenía con los humanos. Siempre sostuve que las personas cambian si les das la oportunidad a diferencia de mis hermanas que se dejaron envenenar con sus influencias, aprendieron cada truco, cada palabra. Desde pequeñas se veían interesadas en ese mundo oscuro, antes de dormir las escuchaba pronunciar los encantos y ver las chispas prematuras que brotaban de sus manos. Para nuestra adolescencia ya conocían los más difíciles, ya eran todas unas secuaces. Mi padre se ponía feliz cada vez que aprendían uno nuevo y se ponía furioso cada vez que me daba sermones sobre el tema, pero me seguía rehusando. Mi madre se graduó de un colegio de magia, pero era de buen corazón, se metía en problemas para defenderme a mí, hasta hemos resultado lastimadas ambas por el simple hecho de no llevarle la corriente. Una vez, nos encerró en un calabozo por semanas sin tomar ni comer nada, sentí que íbamos a morir de inanición. Fui allí cuando mi madre, conociendo a mi padre que era capaz de cualquier cosa, me puso encima un hechizo para proteger mi alma del tipo de magia que hacían mi padre junto con Morgana y Dana. Entonces cuando él nos maldijo aquel día, mi espíritu se mantuvo intacto, por eso es que no me convertí en ceniza como ellas y tuve la oportunidad de volver a mi forma humana. – Con una actitud pensativa, su mirada se encontraba fija en la hoguera como si estuviese relatando algo que veía a través de las llamas.

Las Hijas Del MalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora