El mal muere

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Blackwell avanzó con paso decidido pero arrastrando su arma. Los soldados lo salían a interceptar para evitar que llegara a Garet y Eluneh. El peso del espadón no era el adecuado para su contextura física. Sus ataques eran certeros pero lentos, aun así, de un solo envión logró dividir a tres soldados por la mitad antes de que ellos lo atacaran. Cada baja parecía complacer tanto a él como a su arma que seguía luciendo un aspecto extrañamente rojizo en la parte de la hoja. Estando a metros, lanzó un ataque justo a la cabeza de Garet pero antes de que lo impacte este último corrió haciendo que el arma se clavara en la tierra. Trató de ejecutar un contraataque pero antes de que pudiera hacer algo, el filo se acercaba nuevamente hacia él , tuvo que agacharse para evitar que le dividiera la cabeza en dos mitades como si fuera una naranja. Uno de sus puños impactó contra la quijada de Sheamus. Al verlo indefenso Eluneh consideró que era su oportunidad para dañarlo, pero su espada chocó contra la de uno de los soldados infectados la cual la entretuvo un rato. Blackwell aprovecho para recuperarse y volvió a atacar, Garet dio un salto hacia atrás, pero la hoja lo alcanzó en una de sus mejillas. Sheamus intentó sorprenderlo sacando otra espadazo directo a su estómago que el rey desvió con su escudo. En el transcurso del combate sus espadas chocaron, ambas parecían tener un tipo de conexión. Parecían discutir y blasfemar entre ellas. La vida y la muerte representados por dos armas cuyo origen era desconocido para el rey.

-Vamos, ¿un solo corte y ya quieres rendirte? - dijo su rival de manera burlona.

Sheamus intentó cortarlo nuevamente, pero "El salvador" lo esquivo deslizándose por el suelo y haciéndole un tajo en una de sus piernas. Su adversario se hinco ( quizás por primera vez en mucho tiempo) y soltó su arma secundaria. Cuando Cristina se acercaba a decapitarlo, su padre, con un movimiento de mano los levantó por el aire tanto a ella como a Garet y ambos cayeron a unos cuantos metros de distancia

-Hay que hacer que suelte una de sus armas- dijo Garet poniéndose de pie con dificultad.

-Es muy astuto, nos lee muy bien los movimientos. - resolvió Cristina escupiendo sangre al suelo

-Tú intenta distraerlo, yo voy a ver que hago.

Tras esta breve charla, ambos se lanzaron a la carga nuevamente. Cuando llegaron, Sheamus acababa de matar a uno de sus hombres y estaba guerreando nada más ni nada menos que con el teniente Coback. Este último daba y recibía ataques con valentía hasta que de pronto Blackwell adivinó uno de sus golpes, detuvo su movimiento para luego.... Cortarle el brazo a la altura de la articulación. La mitad seccionada cayó al suelo con el arma que estaba empuñando, el soldado miraba la amputación sin poder creerlo. Estaban a punto de darle muerte, pero antes de que eso pase, Eluneh salto en su defensa dándole tiempo a que se retire del lugar arrastrándose por el suelo. Una mano lo tomó de entre el gentío del combate y no lo volvieron a ver.

La reina se trenzó a espadazos con Sheamus, ella lo hirió en sus hombros y él a ella en sus costillas. La primera dama fue al suelo pero para evitar ser rematada pateó a su rival en su pierna logrando que se hinque (por segunda vez quizás en su vida) para después, con su daga pinchar uno de sus globos oculares. Blackwell soltó una de sus armas para tapar el hueco por el cual emanaba sangre, pero cuando Eluneh se disponía a ponerse de pie la tomó con la misma mano ensangrentada. Parecía estar absorbiendo su alma puesto que el tono de piel y del pelo de la mujer estaba cambiando de manera abrupta.

Si el alma de su mujer quedaba corrompida por esa maldad, Garet no se lo perdonaría jamás en su vida. Tras presenciar esta escena, se abalanzó hacia ellos gritando con rabia y así fue como cortó uno de los brazos de su máximo rival. Luego de que el lazo fuese interrumpido, Eluneh tocio y pestaño unas cuantas veces, parecía haber salido de una especie de trance extraño. Para ese entonces, Blackwell retrocedió, pero seguía sin mostrar señales de dolor a pesar de que su cuerpo emanaba chorros de sangre. Ahora Cristina junto a Garet lo habían acorralado contra la entrada de su tétrica e impúdica guarida.

-Esto se acabó, ha llegado el momento de acabar con esto.- Acto seguido, Garet, rey de las Tierras Unidas degolló al mal en persona. La sangre caía por su garganta , por su boca , sus piernas ya torpes avanzaron unos segundo hasta caer al suelo. Allí yacía Sheamus Blackwell, una de las personas más dañinas que el mundo jamás haya visto, incluso para su propia hija estaba muerta sobre un charco de sangre. Aún así, algo andaba mal, su cuerpo no se transformó en ceniza ni tampoco su espada dio signos de haber liberado las almas. De hecho, la guerra continuaba a su alrededor como si nadie importante hubiese muerto. De pronto, Blackwell se ponía de pie muy lentamente. Su rostro manchado de sangre los observaba,una risa malévola comenzó a escucharse cada vez más fuerte. Cristina Garet y Eluneh no podían creer lo que veían.

-Realmente,¿ Creían que iba a ser tan fácil? Que llegarias y tras un par de rasguños moriría el gran Sheamus Blackwell

¡ASHMIRRAAAAAAAAA¡ Gritó aquel malévolo ser, tras clavar su espadon en la tierra nuevamente las almas salieron disparadas hacia toda direcciones. Una de ellas, se fue encima de Garet y lo elevó por aires dándole inicio a un forcejeo extraño entre ambos. Aquella sombra oscura se convirtió en un ser con rostro vacío , sin vida, sin felicidad. Buscaba devorar su alma como un perro hambriento, quitarle todo aquello que llenaba su corazón de felicidad. Luchó y luchó para apartarlo de él hasta que de un segundo a otro aquel espectro desapareció y él cayó por los aires. Al impactar contra el suelo su hombro se dislocó además de sufrir un golpe fuerte que abrió una herida en su cabeza. Una vez que se logró poner de pie lentamente descubrió que estaba a muchos de la batalla y a unos metros Cristina estaba sentada en cuclillas dándole la espalda.

-Cristina,¿ Qué ha pasado?- dijo como pudo. Su mandíbula había quedado resentida por la caída

Al acercarse descubrió que la hija de Blackwell tenía clavada una daga en su vientre.

-¿Qué pasó?- preguntó el rey. Mientras intentaba sacar el arma del cuerpo de la mujer ella apartaba sus manos de la herida

-Era la única manera de acabar con esto, ¿ No has visto lo fuerte que se ha vuelto?

- Pero, ¿qué tiene que ver tu con la maldad que ha causado tu padre en este mundo?

- Nunca te lo dije, pero he sido la fuente de su poder todo este tiempo. ¿Por qué crees que fui la única qué no murió cuando me liberaste de la maldición?

- ¿Por qué no me lo contaste en el campamento? Pudimos haber buscado una solución

- No había tiempo, ahora cuida de tu familia Garet jamás permitas que un daño como el de mi padre vuelva a acechar tu mundo.- Estás fueron las últimas palabras de la princesa, luego, su cuerpo entero se convirtió en cenizas.

-¡ NOOO , CRISTINA! ESTO NO PUEDE QUEDAR ASÍ- con su mano esparció el polvo y logró juntar un poco antes de que el viento se lo lleve por completo- PROMETO QUE ENCONTRARÉ LA MANERA DE TRAERTE DE VUELTA- dijo con sus ojos cerrados.

Corrió a toda prisa, su esposa debía estar entre sus filas. Al llegar vio como todos los soldados enemigos se convertían en polvo y sus armas caía al suelo al no tener quien las sostenga. De pronto, Sheamus Blackwell apareció ante él. Su cuerpo se desmoronaba a pedazos como un castillo de arena mojado por la lluvia. Primero, sus piernas se partieron a la mitad y cuando alzó su brazo para tomarlo por el cuello, sus manos desaparecieron.

-Este es el final- dijo el hombre del mal, en sus ojos por primera vez se reflejaba el terror que suponía su muerte

-Estas equivocado Sheamus, es tu final.-

Tras estás palabras, el rostro de Backwell se convirtió en ceniza

Sus caballeros no entendían que ocurría

-Señor,¿Se encuentra bien?

-Solo tengo un hombro dislocado- respondió mientras observaba a su alrededor.

-Que alivio, creía que no lo volveríamos a ver

- Lo logramos mi señor- dijo uno de los soldados emocionado. Luego todos se quitaron los cascos , en los rostros las lágrimas de victoria caían surcando las mejillas. Los soldados de la Tierras Unidas se abrazaban y festejaban.

-¿ Dónde está la reina?-

Garet esperaba la peor respuesta. Sintió que su corazón volvió a latir cuando vio entre la muchedumbre que una elfa de orejas puntiagudas lo observaba y se acercaba con los ojos nublados. El rey se hincó de rodillas, ambos lo hicieron, se fundieron en un fuerte abrazo porque todo había terminado. El bien había triunfado sobre el mal.

Las Hijas Del MalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora