"El reflejo de tu cuerpo frente al espejo no sale de mi mente, y no saldrá nunca..."
>Contenido +18
>Personajes le pertenecen a Hajime Isayama.
-Krystal🗡
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•T/N•
Cuando me levante, sentí un frío a mi lado. Me costo un momento recordar dónde estaba y porqué estaba desnuda.
Las sábanas finas me cubrían hasta la mitad de mi espalda mientras mi cabello desordenado se esparcía por la almohada. Mire hacia mi lado, notando que estaba sola.
Sola en esa cama fría.
Me senté sobre la cama con un dolor en casi todo mi cuerpo, mire mis manos y noté que aún tenía las muñecas rojas, pero no tanto a comparación con hace un rato.
Al parecer dormí toda la tarde y eran apenas las siete de la noche. Me levante para envolver mi cuerpo en las sábanas y salir de la habitación de Eren.
Antes de hacerlo me permití verme frente a uno de los espejos que tenía Eren al rededor de su habitación, vi mi cuerpo lleno de chupetones, en lugares donde podía cubrir fácilmente. Eren lo sabía y lo había tomado en cuenta.
Sonreí mientras salía de la habitación, fui al baño y me di una ducha larga con agua caliente para aliviar un poco el dolor en mis músculos, me lavé el cabello para relajarme y luego salí en busca de algo de comer.
En cuanto llegue a la cocina vi una nota de Eren sobre la isleta.
"Armin me necesito urgente en el bar, lamentó haberte dejado así, no quería despertarte."
Eso decía la carta, sonreí mientras me preparaba algo sencillo de comer. Mientras lo hacía decidí poner algo de música para luego arreglarme un poco.
En lo que me vestía recibí una llamada de mi entrenador, hace mucho tiempo que no hablaba con él. Desde que dejé el equipo de voleibol después de salir de la universidad para ser exactos.
- Hola.- salude alegre mientras escuchaba un suspiro del otro lado.- Tanto tiempo sin saber de ti Levi.
- Que bueno que logró contactarte.- dijo tan frío y serio como lo recordaba.
- ¿Viene a decirme que encontró la manera de crecer o cómo?- me burle divertida. Con el pasar de los años y las prácticas comencé a llevarme muy bien con él. A pesar de que era un hombre bajito era entrenador de un deporte que necesitaba estatura y eso me hacía admirarlo muchísimo.
Aunque eso no me quitaba las ganas de burlarme de su corta estatura cada que tenía oportunidad.
- Muy graciosa.- respondió con desgano y evidente sarcasmo en su voz.- Necesitamos tu ayuda.
- ¿Para que soy buena?- pregunté entusiasmada subiéndome a la isleta de la cocina ya lista para salir.
- El equipo de la universidad necesita una jugadora, la mayor se lastimó en una de las prácticas y tendremos torneos muy importantes en estos días. ¿Crees que puedas suplirla mientras se recupera?
