El reflejo {Eren Jeager x Lectora} +18

III- Idiota

•T/N•

Si pensaba que había llegado al puto cielo antes era porque no había visto a Eren completamente desnudo. Si, muchas veces lo vi sin camina y sin pantalones, pero nunca lo vi sin nada, así como Dios lo mando al mundo.

Se había quitado los pantalones frente a mi y me regalaba una de esas sonrisas traviesas que me mataban. Acercándose lentamente me beso de nuevo, logrando hacerme soltar un gemido cuando sentí su miembro rozar mi intimidad directamente. Cuando abrí la boca mordió mi labio inferior con fuerza antes de comenzar a bajar por mi cuello.

Con sus manos separó mis piernas lentamente colocándose en medio de ellas. En un momento se estiró hasta llegar a la mesa de noche, abrió una de las gavetas y pude ver como sacaba un condón.

Se acercó a mi y lo abrió lentamente, poniéndoselo y después mirándome directamente.

- Ahora si serás mía.- dijo mientras con sus manos separaba por completo mis piernas. Solté un quejido cuando me acercó de golpe jalándome por las caderas y al ver como me torturaba, lo necesitaba dentro de mi en ese momento.

- Por favor...- supliqué acercándome a sus labios.

- No te escuché, perdón. ¿Qué dijiste?- preguntó mientras jugaba con la punta de su miembro en mi entrada torturándome.

- Por favor.- lo mire directamente con la mirada más tierna que pude fingir, haciendo ojitos para que me diera lo que quería.

- Como buena niña...- comenzó a entrar lentamente y yo solté un gemido tirando mi cabeza hacia atrás. Apreté la sabana con todas mis fuerzas, era grande y sentía que me llenaba completamente.- Pidiendo las cosas... por favor. ¡Carajo!

Su respiración era irregular, tanto como la mía. Estaba haciendo un control sobre él mismo para no embestirme como un animal porque quería torturarme. Y mira que lo estaba logrando.

- ¡Por Dios Eren!- cuando por fin estuvo adentro sentí que moriría de placer. No se movía y mis caderas tomaron vida propia moviéndose un poco.

- Hey...- me llamo apretando mi cintura.- Quieta.- ordeno y yo obedecí asintiendo, deteniendo mis movimientos con un poco de autocontrol que me quedaba.

Luego comenzó a moverse, a entrar y salir de mi. Sentí como llegaba cada vez más profundo y era maravilloso. Sentía cada parte de él, cada centímetro y sus gemidos en mi oído no me ayudaban a controlar los míos. Gemía sin control casi gritando.

Espero que los vecinos no escuchen.

Eren escondió su cara en mi cuello mordiendo mi hombro mientras aumentaba la velocidad. Me apretaba tanto la cintura que de seguro dejaría marca después. Marca de sus manos.

Se movía sin parar, moviendo mis caderas cada vez más cerca de él, haciendo un sonido para nada decente al momento que nuestros cuerpos se unían en uno solo. Cada fricción me llevaba más a la locura y ni siquiera podía formular monosílabos.