II- Primera y única

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•T/N•

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•T/N•

Me levante con el peor dolor de cabeza del mundo, la alarma no dejaba de sonar a un lado de mi cama y yo solo podía pedirle a Dios que se dañara. El dolor de cabeza no me dejó abrir los ojos por completo hasta algunos segundos después. Estire la mano y apague el reloj de mala gana, casi rompiéndolo.

No recordaba nada, y eso era un problema. Yo no era de tomar tanto como para olvidar lo que hacía o perder el control. Lo último que recordaba era a Connie dándome tragos sin parar, de ahí en resto, en blanco.

Me estire en la cama y me peine el cabello, haciéndome un moño desordenado. Me mire a mi misma y note que tenía pijama.

Camine como un zombie hacia el baño y me mire al espejo, nunca usaba maquillaje así que lo que tenía eran unas lagañas en los ojos que quite cuando me lave la cara y me cepillé los dientes.

Salí de mi habitación recordando en ese momento mi trabajo.

- Mierda.- dije dándome la vuelta mirando un reloj de la pared. Bien, estaba tarde por casi media hora. Comencé a correr y entre al baño desnudándome en segundos metiéndome a la regadera. El frío del agua me hizo soltar un quejido, pero me apure en terminar.

Cerré los ojos dejando caer el agua sobre mi cara cuando un recuerdo llego de pronto. Unas manos acariciando mis brazos bajo el agua cubriéndome de jabón. Abrí los ojos como platos, mi cabeza aún no estaba clara y esos recuerdos eran borrosos.

- ¿Qué demonios hice anoche?- me pregunté como estupida. Dejando de pensar en eso me aliste y corrí a las oficinas donde trabajaba.

Mientras hacía mi trabajo administrativo llegaron pequeños recuerdos borrosos que me dejaban confundida, por culpa de eso imprimí documentos dobles y cometí muchos errores.

En un momento mientras estaba en el baño mire mis piernas y cerré los ojos, las mismas manos que había visto antes se deslizaban por ellas mientras estábamos bajo el agua de la regadera, yo sentada en el suelo solo con ropa interior y alguien limpiándome con cuidado. Entonces todo llegó de golpe y abrí los ojos.

Eren.

Él era, eran sus manos, pude recordar su cara mientras me ayudaba a tomar un baño y cambiarme. Estaba tan borracha y él me había ayudado a darme un baño y me había llevado a la cama después de cambiarme. Sonreí al pensar en lo bonito que se debió haber sentido, yo entre risas y él tratando de lidiar conmigo.

Entonces me tensé cuando los recuerdos eran tan claros como el agua, sus manos pasando por mi espalda, por mis caderas, por mi cuello y pecho. ¡Por mis piernas!

Sin pensarlo las junté mientras apretaba mis manos en mi regazo, tratando de ocultar mi rostro todo sonrojado y nervioso.

Lo peor no era la vergüenza, eso era lo de menos que podía compartir con él. Lo peor fue lo que recordé entonces.

El reflejo {Eren Jeager x Lectora} +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora