From Talismans to Blessings {°WangXian°}

°Capitulo 11°

—Entonces, ¿nada de alcohol...?

Preguntó.

—No.

—¿Ni picante?

—No —nuevamente la misma respuesta.

—¿Ni un poco? ¿Aunque sea para dar sabor a la comida? —insiste.

—Wei Ying... —aquello sono como advertencia, pero poco le importó, solo se cruzo de hombros, listo a hacer un berrinche más.

—¡Lan Zhan! ¡Hanguang-jun! ¡No quiero darle solo comida insipida a este bebé, el necesita saber lo que es bueno! —el mayor de los jades y su hijo lo vieron completamente diferente a la vez.

A-Yuan suspiró derrotado, sabía que esto sería dificil, pero su papá siempre se las arreglaba para hacerlo todo más complicado.

No era su culpa, según la anciana ChiangXiu, su cuerpo de por si ya estaba resintiendo los cambios del talisman y tener que acoplarse a un embarazo no seria para nada facil, mucho menos para él que no era una persona "normal".

Porque no le podías llamar normal a un hombre que se convierte en mujer de un momento a otro y ahora estaba embarazado.

Bueno, aunque si eso no estuviera pasabdo, realmente no sería su papá.

—Papá, podemos usar solo un poco más de sal en tus porciones, pero las especias, sobre todo las picantes estan descartadas hasta nuevo aviso —el Wei nuevamente hizo un berrinche y se lanzó a la cama, cubriendo su cuerpo con las sabanas en forma de protesta.

La sanadora también les había comentado sobre las nuevas actitudes y cambios de humor que su papá podría experimentar con el paso de los días y, aunque en una semana más parecia haberse tomado muy bien la noticia del embarazo, tanto él como su padre sabían que detras de aquel rostro se escondian algunas inseguridades que aun no había sacado a la luz.

De igual forma, ninguno de los dos quiso poner mas presión en Wei Ying y solo se dedicaron a tratar de cumplir todos sus caprichos y cuidados, aunque había momento en los que se ponía algo difícil como ahora, a Lan Zhan no parecía molestarle en lo más mínimo.

Esa tarde en especial, volvían a tener la misma charla que los ultimos 8 días, desde que se habían enterado del embarazo. Aún cuando todos le habían aclarado una y otra vez que había cosas las cuales ya no podría hacer o consumir, él seguía reacio y caprichoso.

Incluso, como en su juventud, intentó escabullirse entre la noche para poder conseguir especias y quizas aunque sea un poco de licor, pero como su esposo, el gran Hanghuang-jun, no se lo permitió, ahora más que nunca estuvo alerta día y noche, incluso le confiscó su pase para que no pudiese salir sin compañía del Receso de las Nubes de ahora en adelante.

Obviamente se ganó más de una molestia de su esposo y una que otra lagrimita traicionera, pero prefería aquello a poner en riesgo su propia salud.

—¡Bien! Lo haré así, pero espero que cuando me dejen volver a tomar mi Sonrisa del emperador, sea al menos en cantidades preocupantes —bueno, al menos con eso podían dar por terminada la discusión.

Al menos por este día.

—Mn, compraremos Sonrisa del Emperador después —esta vez fue su padre quien habló, quizas conjurando un echizo o algo así, porque inmediatamente Wei Ying se levanto de su lugar con los ojos mas brillantes que nunca y se lanzó a sus brazos.

—¡Lan Zhan! ¿Prometes comprarme toda la Sonrisa Del Emperador que pueda beber?

—Mn.

—¡Hanghuang-jun es tan misericordioso con su esposo! —y así, con esa poca vergüenza que siempre lo caracterizaba, estampó sus labios contra los de su esposo, poco importandole la presencia de su hijo en ese lugar, aunque a él poco le molestara, ver a sus padres felices y enamorados le hacia sentir aun más calida su pequeña familia.

Sin duda alguna, Lan Yuan recordaba esa mirada que su padre tenía desde que lo encontró todo desnutrido y casi moribundo luego de la muerte del Patriarca Yiling, todo lo que un pequeño e inocente niño había tenido, a su poca familia y conocidos y lo que alguna vez llegó a llamar un hogar, se encontraba ahora regado en formas de cenizas a su alrededor, y ese recuerdo nunca podría olvidarlo, jamás.

Su padre lo miraba con esperanza desde el primer día que lo encontró, como si en el hubiera encontrado una pieza de mil de su romoecabezas, como si se hubiese querido aferrar a él para no caer a un oscuro agujero que parecia estarlo succionando cada vez más.

Lan Yuan no sabía que ese agujero era la muerte de su papá, quien apenas y comenzaba a conocer en ese entonces, pero su pequeña cabecita de infante no comprendía tanto, aunque sí comprendió muy bien el gran alboroto que se hizo en su secta cuando su padre llegó con él entre sus brazos, a punto de desmayarse debido a las heridas que aun sanaban en su espalda.

Le costó un poco convencer a los ancianos y a su tío para poder adoptarlo, pero al final pudo ser así, y sin perder un segundo, se encargó personalmente de su educación, de su cambio de apellido y de todo lo que tenía que ver con él. No era sorpresa para nadie cuando mencionaban al nuevo hijo del gran HangHuang-jun, y aunque la mayoria de personas realmente lo pensaron como su hijo de sangre por muchisimos años, realmente no parecieron sorprenderse mucho cuando se enteraron que en realidad era adoptado y ahora Lan WangJi era esposo del recien reencarnado Wei Wuxian.

Bueno, de igual forma el menor era feliz con su familia, ya que en ella jamás se aburría por nada y realmente se sentia bendecido y lleno de amor.

—Papá, ¿Serías mas feliz si hoy preparo sopa de raíz de loto para ti?

Y claro, Lan Yuan sabía que sus padres no eran los únicos en esforzarse para mantener esa armonía familiar, sino que él también disfrutaba de poner de su parte para que todo fluyera mas tranquilamente y ayudar un poco a su padre con los berrinches de su papá y, aunque no iba a admitir que en más de alguna vez le suplicó a Jin Ling para conseguir aquella receta, solo se conformaba con recibir esa sonrisa tan iluminada como el mismisimo sol.

Vaya, sus padres si que eran bellos, no queria imaginar como sería su hermanito.