Wei Ying nuevamente tuvo un accidente con uno de sus nuevos talismanes, tan normal como ha sucedido ya varias veces en su pasado.
Aunque ésta vez es diferente, porque cuando todo el humo a su alrededor se disipa, puede ver dos pechos hinchados deba...
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Cuando Lan Zhan camina en dirección al Jingshi, no puede hacer más que suspirar mientras relaja sus hombros.
Nuevamente, su tío le había llamado para una conferencia de maestros en donde se discutirían las clases de la próxima semana de los alumnos y también una leve charla sobre los discípulos visitantes que vendrían en unos cuantos meses más a los Recesos de las Nubes. Al parecer escuchó, el Joven Amo Jin también asistiría este año, lo que tenía muy entusiasmados a un par de Junior en el lugar.
También hablaron sobre los escasos chicos que necesitaban algo de apoyo y conducta extra, a quienes se les compartiría clases especiales por las tardes, después de la comida, para ayudarles a avanzar, y entre otras cosas más.
Todo había ido bien, incluso había pensado ya en la forma en que le daría a Wei Ying la noticia de que tendría todo un años a su sobrino en el Clan, yendo de arriba abajo al lado de su hijo y discípulo preferido y, que quizás, iba a poder llevarlos más seguido a cacerías nocturnas como tanto quería desde que las cosas entre él y el niño se habían aligerado un poco luego de lo del templo Guanyin.
Lan Zhan sólo estaba imaginando la sonrisa radiante que le daría su esposo al llegar con el comunicado, escucharía su montón de palabrerías producidas por la emoción y luego tendrían su todos los días donde, quizás, su esposo seguiría hablando del tema en medio de balbuceos y gemidos.
No es que no le agradara. Le encantaba ver y hacer sentir a su esposo de esa manera, pero suponía que eso no sería lo que sucedería hoy.
No cuando su tío se encargó de poner de cuerdo a los ancianos y a la mayoría de los maestros en Gusu sobre que Wei Ying debería dejar de impartir clases con sus alumnos hasta nuevo aviso.
Osea que no le volverían a pedir que fuera un docente en mucho, mucho tiempo.
Eso fue el inicio de su ligero dolor de cabeza.
La otra parte él mismo se encargó de agrandarla, pues su mismo tío lo hizo responsable de entregar el comunicado a su esposo, y ambos sabían que eso no iba a agradarle para nada al Wei, quien adoraba desgastar su tiempo libre en cosas tan productivas como enseñarles cosas nuevas y mejoradas a sus pequeños muchachos.
Simplemente se había convertido en un pasatiempo más.
Cuando llega a la puerta del Jingshi de detiene, mostrando a la nada su mirada estoica de siempre cuando por dentro se moría de nervios ante lo que su esposo podía decir y pensar sobre la nueva noticia.
Claro que él había intentado persuadirlos a todos, pero eran solo unos cuantos -que estaban a favor de Wei ying como maestro- contra todos los demás, su tío y los ancianos, por lo que fue especialmente difícil.
Obviamente y por razones de respeto no pidieron una opinión a su hermano, quien no había salido de su reclusión en poco más de un año y por las mimas razones la secta estaba siendo llevaba sobre los hombros de su tío, quien nuevamente comenzó a hacer, algunas veces, de las suyas para salirse con su cometido.
