Capítulo 9

237 16 2
                                    

ATENCIÓN: ¡Este capítulo contiene escenas explicitas de relaciones sexuales para personas mayores de 18 años! Lee bajo tu responsabilidad.

POV Nathaniel

La desesperación por irme de allí casi me hizo olvidar aquella bolsa en que se encontraba el vestido. Casi al salir, me detuve para devolverme y tomarla. Él solo me miró extrañado, pero no le dio mayor importancia.

El camino a mi apartamento, casi se hacía eterno. Nos mirábamos desnudándonos mentalmente y solo pensando en llegar para volver a juntar nuestros labios.

Al entrar no notamos nada alrededor, solo nuestros labios juntándose una y otra vez mientras entrelazábamos las lenguas en busca de placer. Lentamente la bolsa se deslizó de mi mano, cayendo horizontalmente.

Mis brazos se adhirieron a su cuello con fuerza, delatando así mi desesperación por tener contacto con él y su cuerpo. La respiración cada vez más entrecortada nos hizo poner fin a los besos.

Sus labios rozaron mi cuello, primero con delicadeza. Pequeños roces que me daban escalofríos que intentaba disimular, se convirtieron en mordiscos y lamidas que no hacían más que excitarme. Uno de sus brazos se encontraba en mi hombro, intentando sin éxito quitarme el abrigo. Con su otra mano, sostenía mi cabeza y daba pequeños tirones a mi cabello, cuanto más fuerte lo hacía más excitado estaba.

Lo sabía.

Después de todo estuve meses con él y aunque él no lo supiera, yo sabía de todas sus manías y fetiches cuando teníamos sexo.

-Parece que te quedaste sin aliento. – Soltó de repente sonriendo con satisfacción.

-Eso debería decirlo yo. – Respondí volviendo a besarlo con intensidad.

Ya no era una competencia sobre quién tenía el control. Era más bien una adicción que sentíamos cuando esa corriente eléctrica recorría nuestros cuerpos cada vez que nos tocábamos.

Luego de varios intentos fallidos, logró por fin librarse del abrigo. Quedándome solo con la camiseta sin mangas, encontró divertido jalar los tirantes hasta dejar ver mis pezones.

-¿Q-qué haces? – Susurré jadeando.

-Vamos a divertirnos un poco. – Sonrió mientras sus labios besaban desde mi cuello hasta mi pecho con suavidad, dejé escapar un pequeño temblor. Creo que él también sabía de mis fetiches y lugares placenteros.

Con su boca, lamió con lentitud uno de ellos. Con una mano comenzó a jugar con el otro apretando y masajeando. La otra mano agarraba fuerte de mi camiseta, casi rompiéndola.

-D-detente. – Dije recuperando un poco la respiración. Por un momento detuvo sus movimientos, a pesar de ello no me miró.

-¿Qué dices? – No podía ver su rostro, pero apostaría a que estaba frunciendo el ceño.

-Así no. – Dije separándome de él. Pude apreciar un poco de... ¿miedo? En esa furiosa mirada que estaba fija en mis movimientos.

Suspiré un poco antes de quitar la prenda de arriba que me estorbaba. Después, sonreí al ver su rostro de incredulidad.

-Así está mucho mejor. – Dije arrogante, levantando una ceja.

-Todavía tienes muchas prendas. – Me devolvió la sonrisa.

Me acerqué lento para estrecharme contra él, agarrándome firmemente a su espalda. Él por su parte, tocó sin vacilación mi torso desnudo, apretando y acariciando mi abdomen con suavidad pero firmeza. Sin poder resistir, lo besé otra vez en los labios dejando escapar pequeños suspiros al separarnos, sobre todo cuando apretaba mi pecho.

Aún te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora