Capítulo 4

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POV Castiel

Fue un error, lo sé. Cerré nuevamente mis ojos, rememorando aquello que pasó. Toda la conversación que hubo entre ambos fue tan impactante. Desde el principio no quería verlo y aun así me lo encontré. Sabía que no debía pensar en él, pero lo hacía. No podía olvidar ese beso que ambos compartimos y del que seguía sintiendo la sensación.

Al recordar cómo terminó esa noche, ebrio y llevándome a la cama a la primera chica que encontré en el bar, fue un gran error.

Me levanté de la cama, la chica ya no estaba, suspiré de alivio. Al darme cuenta de la nota que había en mi almohada, me di cuenta de que había sido apresurado. Me vestí rápidamente, haber pasado la noche en un hotel no era mi estilo. Todo esto era culpa de Nathaniel.

Hace tiempo que no sentía ese nivel de ira y frustración junto con una gran...decepción. Salí apresuradamente camuflando mi rostro para que no me reconocieran, no sin antes pagar lo correspondiente. La mujer que atendía me miró de forma interrogante, pero no dijo nada.

En cuanto llegué a ese departamento que era "mío", me sentí vacío. Aunque era dueño del lugar nunca lo sentí así, no tenía la sensación. Era como si algo me faltara.

Prendí un cigarro a la vez que una canción de rock sonaba de fondo, era de mi banda favorita del instituto y por alguna razón, recordé nuevamente un momento que viví con él. Recuerdo haberle dicho lo mucho que me gustaba recostarme junto a él. Su risa y sus burlas hacia mi yo "cursi". Luego, nuestros labios uniéndose más y más, sin separarnos. Su cálida piel mezclada con su aroma que invadían la habitación. Detuve la música.

Comencé a escuchar mis canciones, era algo que hacía normalmente a la par que cantaba la letra por encima. Tomé mi guitarra, toqué algunos acordes hasta que una nueva melodía vino a mí. Escribí sin parar lo que se me ocurría, lo hacía rápido para no olvidarlo. Una interrupción hizo que me detuviera.

Mi teléfono sonaba ruidosamente, seguro era de alguno de los chicos que quería que nos reuniéramos para grabar nuevamente. "Justo a tiempo", pensé. Contesté el teléfono para oír lo que tenían que decir. Justo como pensaba, era una reunión solo que esta vez querían venir a mi casa. Acepté a regañadientes.

Una larga reunión se concretó, todos dimos nuestra opinión sobre el rumbo que estaba llevando el grupo y cómo nos proyectábamos a futuro. Aprovechando la oportunidad, pude mostrarles las melodías que había escrito y la mayoría estuvo de acuerdo en que deberíamos lanzarla en cuanto estuviera terminada.

Estaba exhausto, no creía que hablar por horas sobre música pudiera ser tan agotador. Mis párpados se cerraron del cansancio, cayendo en un sueño profundo.

Durante los siguientes días, en lo único que podía pensar era en la canción compuesta y terminarla a tiempo ya que grabaríamos en una disquera durante la semana. Una noche en vela y otras cuantas horas de trabajo lograron que la terminara a la fecha, pronto tendríamos que pensar en el videoclip y cómo sería. Suspiré pensando "el trabajo nunca acaba".

Ya era el día de grabar la canción cuando me di cuenta que debía tener mucha energía porque se tardaba mucho el proceso en conseguir la grabación perfecta. Decidí tomarme un café en esa cafetería que me traía tantos recuerdos, la que se encontraba al lado del instituto.

Al asomarme para ver si había alguien en la terraza, no encontré a nadie por lo que entré en el local. Me di cuenta en ese momento que quien estaba "a cargo" no era nadie más que Sucrette. Parecía estar intentando distraerse así que hablé con ella.

Sucrette estaba algo nerviosa, se notaba que no estaba acostumbrada a atender a la gente sola. Al notarla en problemas le ofrecí mi ayuda, la cual aceptó sin problemas. También hablamos de cosas que pasaron, como el espectáculo que dio Rosa después del concierto, hasta que Nina llegó con un grupo de amigos.

Aún te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora