Capítulo 6

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POV Nathaniel

La sorpresa era compartida, ninguno esperaba ver al otro y la tensión de ese día seguía latente. Desvié la mirada, sabía que, si lo veía a los ojos, me sentiría peor.

Seguí con mi camino, teniendo la sensación de ser observado. Intenté no darle importancia, a pesar de lo incómodo que era. Un murmullo se oyó de él, pero no continuó con su frase. Pensé que no quería hablar conmigo, era extraño que quisiera decir algo.

En mi mente dio vueltas las posibles palabras que quiso soltar, lo primero que pensé fue un insulto, pero su cara no parecía mostrar eso. Por otra parte, estaba la posibilidad de que quisiera disculparse, algo que descarté al momento pensando que era CASTIEL.

Ya no importaba lo que quiso decir, era obvio que si no lo dijo era por algo. No quería pensar más en él, por lo que fui al evento que debía realizar en la playa. Al llegar al evento, justo como pensaba, había terminado todo lo que realizarían con las modelos, por lo que me pregunté a dónde había ido.

Después de varios minutos buscándola, pude divisarla cerca de la playa, sentada y charlando tranquilamente con sus amigas. Estaba animada, algo que pocas veces ocurría, por lo que decidí dejarla sola y marcharme hacia otro lugar.

Al ver a mi hermana bien, me di cuenta de que mi presencia ya no era requerida. Después de todo solo había venido por ella.

Caminando por la orilla del mar, sentí una pizca de nostalgia sintiendo los rayos del sol como esa vez en que ambos vinimos a descansar. No quise seguir recordando, así que fui hasta el bar, que era lo más alejado de la orilla.

Pero el bar estaba lleno de personas y por alguna razón, entre tanta gente, lo reconocí. Vacilante y sin muchas ganas, me acerqué al bar. Solo quería tomar algo, tenía la garganta seca, no sabía si por el calor o por verlo ahí sentado hablando animadamente con Sucrette.

Pasé a un lado, intentando ignorar a todos a mi alrededor. Sabía perfectamente lo que pensaban de mí, por lo que intentaba mantener mi distancia. Me quedé en la barra, apartado, mirando de vez en cuando a la mesa en la que ambos conversaban. No quería acercarme a ellos y parecía que lo estaba logrando hasta que un gesto me incitó a acercarme.

-Puedes sentarte. Íbamos a pedir. – Dijo Sucrette con una sonrisa, indicando el asiento libre que había. Sin decir nada y con algo de vacilación, me senté.

-¡Por una vez que te vemos fuera de los barrios problemáticos de la ciudad! – Soltó Castiel. Con un gesto de impotencia lo miré.

-Sí... - No dije nada más, miré hacia otro lado y apreté mi mandíbula, conteniéndome. Si le daba mucha importancia, sería peor.

De pronto se fueron sumando más personas, haciendo el ambienta más animado. Yo por mi parte, sentía que estaba fuera de lugar. Estaba pensando en irme, hasta que una voz me sacó de mis pensamientos.

-¿Por qué te aíslas solo? – Soltó de pronto, nos apartamos un poco, quedando más cerca del bar.

-Alguien como tú no lo entendería. – Aseguré mirándolo de reojo.

-Es ridículo, ¿acaso olvidas el instituto? Lo único que quería era estar solo y tocar la guitarra. – Se formó un silencio luego de que soltara una pequeña risa.

El ambiente se hacía cada vez más animado. Las voces se escuchaban más fuerte y risas invadían el lugar. Su voz rompió de pronto el ambiente.

-No respondiste a mi pregunta. – Dijo mirándome fijamente.

-Yo... - Por un momento quise decirle todo, pero me arrepentí. – Tal vez sólo quiero estar solo.

-Eso es una mentira. – Afirmó en seguida. – Por tu cara sé que hay algo más, pero entiendo que no quieres hablar de eso. – Me sorprendió su frase, parecía sentirse cómodo conmigo, lo que era raro.

Aún te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora