Capítulo 2

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POV Nathaniel

Durante la noche, no podía dormir. Ya era costumbre que me quedara despierto hasta las cinco o seis de la madrugada, solo pensando y dando vueltas en mi cama. Es por eso que muchas veces aprovechaba para hacer otras cosas y distraerme, sobre todo el hacer ejercicio me ayudaba a estar cansado.

Hoy Kim no me dejó usar el gimnasio, dijo que debía dormir por lo tarde que era. Molesto comencé a dar vueltas por el piso sin un objetivo aún, intentando pensar en lo que podía hacer.

Nada se me ocurrió, solo pude acostarme con mi lámpara de noche encendida alumbrando tenuemente la habitación. De pronto, oí un crujido haciendo que mirara en la dirección del sonido, encontrando una pequeña bola de pelos moviendo su cola jugando con las sábanas que tocaban el suelo. Comencé a jugar con ella con un láser que tenía en el escritorio, lo que mejoró considerablemente mi humor.

En una de sus peripecias, saltó tan alto que logró botas algunos libros de la repisa. Instintivamente tomé los libros para ordenarlos y uno pasó por mis manos sin que lo hubiera querido, ¿por qué aún lo tenía? El libro, cubierto de polvo, me hizo recordar una vez más.

Ese día salí con Castiel, cuando aún podíamos hacerlo. Empezaba recién a buscar su camino, al igual que yo, ninguno tenía un plan concreto para su futuro. Pasamos por varios lugares en la ciudad, hasta el final del día en que fuimos a una librería y compró el libro, que en nuestra primera cita quiso comprar y no pudo porque me desmayé. A cambio yo le compré un disco en la disquera, ambos estábamos tan felices.

Intenté sacar de mi cabeza el recuerdo tirándolo, pero sabía que era incapaz de hacerlo. Y ahí estuvo hasta el día de hoy ese maldito libro que leí una sola vez y no pude tirar. Primero, sentí nostalgia, luego un poco de tristeza hasta llegar a la ira, no quería recordar nada de eso.

Lo dejé en su lugar y me acosté, esta vez me obligué a cerrar mis ojos, frunciendo el ceño. Sin poder sacar de mi cabeza el recuerdo, tomé mi móvil y comencé a escribir.

-¿Podemos quedar mañana? – No sabía lo que hacía, solo me sentía tan vacío.

-Claro, aunque no son horas de hablar. – Fruncí el ceño, no era quien para decirme eso. – Nos vemos mañana, bebé. – Y un emoji de un corazón terminó el texto.

¿Qué estaba haciendo? Al diablo, no me importaba ya. Además ayudaba a mantener esa fachada para los demás. Cerré mis ojos con el ceño aún fruncido e intenté dormir hasta conseguirlo.

Abrí mis ojos por un momento, la luz entraba por las cortinas y molestaba a mis ojos que intentaban abrirse totalmente. Tomé mi móvil mirando los números en la pantalla para saber la hora que era, las diez y treinta y tres minutos se marcaban haciendo que me levantara rápidamente.

Le escribí un mensaje diciendo que iba en camino, esperaba hacerlo rápido e irme. Al pasar por la facultad, me sentí algo nostálgico, recordando cuando recién comenzaba a estudiar. Intenté ser discreto, pero era imposible después de la fama que me precedía.

Solo entré a los dormitorios rápidamente, tomé el ascensor con indiferencia hasta llegar al dormitorio de mujeres. Sin pensarlo toqué la puerta esperando una respuesta. Una chica que conocía muy bien, a pesar de no saber ni su nombre, abrió la puerta y sonrió. La tomé por la cintura, besándola con intensidad mientras ella me abrazó con fuerza con una mano y con la otra jaló mi cabello, tomando el control. Poco a poco nuestras prendas fueron desapareciendo hasta quedar al descubierto por completo, ambos nos dejamos llevar y como si de una rutina se tratase, toqué las partes más sensibles de su cuerpo sin pensarlo. Estaba acostumbrado a eso, tanto así que hacía lo mismo, sin importar la chica.

Aún te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora