Capítulo 3 Segunda parte

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POV Nathaniel

Lo reconozco, estaba sorprendido. Toda la conversación fue surrealista para mí, en primer lugar ¿por qué rayos nos habíamos encontrado? Si no fuera por el tipo ese que me acorraló, ni siquiera me hubiera visto. Maldije en mi mente muchas veces.

En cuanto llegué a la entrada del bar, uno de los imbéciles con los que trabajo me acorraló. Se había dado cuenta, se había dado cuenta de que había cambiado la droga y me amenazó con matarme, parecía muy decidido a dejar marcas en mi cuerpo cuando me ahorcó, sabía que no diría nada y aunque lo dijera, nadie lo creería.

Si tan solo me hubiera amenazado en otro lugar, pero fue ahí. Y entonces lo encontré, nuestras miradas se cruzaron y después de una discusión...me besó ¿Por qué lo hizo? ¿Es que no me odiaba? Imposible. De todas formas todo lo que sentí lo camuflé bien, así que es seguro que ahora me odia, ya que dije esas palabras.

En mi mente se reprodujo ese momento nuevamente. Las palabras, los gestos y...su cara al escucharlo. Su cambio de actitud me sorprendió más que cualquier cosa, parecía que su odio hacia mí ya era evidente. Al menos ya no tendré que lidiar con él, es seguro que ya no se meterá en mis asuntos. Eso fue lo que pensé, sin embargo un pequeño nudo en mi garganta me indicaba que aún no lo había superado. Toqué mi cuello, aún dolía. Subí hacia mis labios, seguía sintiendo calor en esa zona. Me fui al callejón, debía olvidar lo que pasó, cuanto antes, mejor.

Me paseaba de un lado para el otro sin un rumbo fijo, casi todo estaba cerrado, ya sea por la hora o por el concierto. No pensaba entrar y verle la cara otra vez, prefería evitarlo. Pensé en irme a casa, lo cual era imposible al recordar que mi hermana seguía ahí y con sus problemas, sabía perfectamente que dejarla sola no era una opción.

Después de unas horas, me senté en la orilla de la acera, justo afuera del bar que retumbaba con la música que se escuchaba dentro. El eco hacía casi imperceptible su voz, aun así, podía escucharla y distinguirla entre la melodía de los instrumentos. Sentí un cosquilleo al pensar en su rostro, pero al concentrarme saqué eso de mi mente y con fuerza tapé mis oídos para no escuchar.

Me estaba impacientando, el panorama desierto de la calle y la oscuridad que se minimizaba con las farolas hacían un momento sumamente aburrido, ya no podía quedarme como imbécil esperando horas a que el maldito concierto terminara. Estuve a punto de irme cuando escuché que las melodías de una canción terminaban mientras se escuchaba la voz de Castiel anunciando que era la última canción. Obviamente se quejaron de que terminara tan "rápido", sin embargo, pareció no sucumbir a los gritos del público. Suspiré en señal de agotamiento pensando "¡Por fin!".

Entré en el bar y no perdí más el tiempo, no quería volver a verlo, mucho menos que mi hermana se relacionara con él. Fui hasta la barra, que estaba llena de gente y sin quererlo, mi mirada se fue hasta una zona en que un pelirrojo se encontraba rodeado de chicas, entre ellas, una que destacaba por sus tatuajes y su cabello. Aparté mi mirada, cerré mis ojos y me concentré en Ámber.

Después de un tiempo de buscarla, la divisé hablando con unas chicas que creo, eran de su especialidad. Sin pensarlo me acerqué a ella para que nos fuéramos.

-Ámber. – Pareció sorprendida de verme, aun así, sonrió.

-Hola, hermano. No creí que vendrías al concierto. – Sostenía una copa, su cara estaba pálida y pude notar en seguida que no estaba bien.

-Solo vine a buscarte. – Pasé una mano por mi cabello, estaba cansado, solo quería irme pronto.

-Pero quería ir con las chicas a... - No dejé que terminara.

-No, no estás en condiciones. – Dije mirándola directamente a los ojos.

-Exageras. Estoy bien. – Sonrió con su pálido rostro.

Aún te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora